Explorando los secretos de la antigua Alejandría
Desde los inicios de Alejandro Magno hasta su forma moderna, la ciudad ha sido un faro de conocimiento, variedad y belleza. Su atractivo atemporal se debe a…
En muchas cocinas croatas, una bandeja de strudel indica que ha cobrado forma algo más que una tarde rutinaria. La masa, estirada lo suficientemente fina como para mostrar el estampado del mantel que hay debajo, transmite un sentimiento de orgullo que se remonta a generaciones. Bajo nombres como juerga y strudelEste hojaldre enrollado contiene algunos de los recuerdos gastronómicos más claros del país: el crujido de una corteza crujiente, el aroma de manzanas horneadas o queso fresco y una mesa brevemente en silencio mientras todos dan el primer bocado.
El strudel en Croacia comparte raíces con la amplia tradición austrohúngara, pero posee su propia personalidad. Los cocineros locales adaptaron la idea a los productos y costumbres regionales: manzanas de huerto que se conservan durante el invierno, quesos frescos de pequeñas lecherías, nueces de árboles genealógicos. En Eslavonia, el strudel de manzana puede basarse en gran medida en fruta ácida y nueces molidas; en la costa, una versión de queso con aroma a limón se sirve junto al café cuando llegan invitados. Lo que se mantiene constante es el principio de frugalidad y cuidado: un conjunto modesto de ingredientes convertido en algo que se siente lo suficientemente grandioso para las vacaciones, pero lo suficientemente relajado para una visita de domingo.
La masa en sí misma distingue al strudel croata. En lugar de usar masa comercial, muchos panaderos caseros preparan una masa sencilla de harina y agua, la amasan bien y la dejan reposar hasta que el gluten se ablande y la superficie se vuelva sedosa. Tras este reposo, la masa se estira a mano sobre una mesa grande, adelgazándola cada vez más hasta formar una lámina fina y flexible. Este método requiere atención, no equipo especial, y recompensa la paciencia con una corteza que se hornea formando capas delicadas e irregulares, crujientes en los bordes y tiernas en la zona donde envuelve el relleno.
Los rellenos cuentan dos historias entrelazadas. Strudel de manzana (strudel de manzana) lleva el aroma de manzanas ralladas o en rodajas, canela y, a veces, pasas y nueces. La fruta se ablanda en el horno, pero aún conserva suficiente estructura para contrastar con la corteza crujiente. Strudel de queso (strudel con queso or filo con queso) ofrece un placer diferente: un relleno ligeramente dulce y ácido hecho de queso fresco, crema agria y huevos, perfumado con ralladura de limón y vainilla. Al hornearse, el queso adquiere una textura cremosa y cuajada, formando rebanadas cremosas que se adaptan perfectamente al plato, manteniendo su sabor intenso y suave.
En los hogares croatas, la elección entre strudel de manzana y de queso suele reflejar la ocasión y la temporada. En otoño e invierno, se prefieren las versiones de manzana, sobre todo cuando las manzanas y las nueces almacenadas deben usarse con prudencia. En los meses más cálidos y las festividades, el strudel de queso puede llegar a la mesa, a veces espolvoreado con azúcar glas, a veces sin rematar y brillante gracias a la mantequilla untada por encima. Ambas versiones son fáciles de transportar, por lo que suelen aparecer en las meriendas escolares, las salas de descanso de los lugares de trabajo y los viajes en tren de larga distancia, envueltas en papel absorbente o en cajas de plástico.
La receta que sigue respeta estas tradiciones y se adapta a una cocina moderna. La masa se ha probado con harina común en las despensas norteamericanas, las cantidades de relleno son aptas para una bandeja de horno estándar y las instrucciones explican el proceso de estirado manual en etapas claras. Hay margen de adaptación: masa filo comprada para días ajetreados, un relleno sin frutos secos cuando se necesite, o un strudel de manzana para quienes prefieren la fruta. Aun así, la esencia del plato se mantiene: un generoso rollo de masa, cortado en espirales que revelan manzanas especiadas o queso tierno en su interior, con la serena autoridad de un postre que se ha ganado su lugar con el tiempo.
10
porciones45
minutos40
minutos280
kcal30
minutosEste strudel croata (savijača / štrudla) combina una masa tradicional estirada a mano con dos rellenos clásicos a elegir: manzana especiada o queso fresco cremoso. Se amasa una masa sencilla de harina y agua, se deja reposar y se estira hasta que quede lo suficientemente fina como para leerse a través de ella, luego se unta con mantequilla y se enrolla alrededor del relleno. La versión de manzana lleva fruta ácida, canela y pasas y nueces opcionales; la versión de queso se basa en queso fresco o ricotta, crema agria, huevos y ralladura de limón para un toque suave. Horneado hasta que esté bien dorado y crujiente, el strudel se corta limpiamente y rinde para 10 personas. El método funciona en una cocina casera con equipo básico, y una nota explica cómo sustituir la masa filo comprada cuando el tiempo o la experiencia con el estirado manual son limitados.
2 tazas (260 g) de harina para todo uso
Proporciona estructura y elasticidad para el estiramiento de la mano.
1/2 cucharadita de sal marina fina
Equilibra el sabor y fortalece la red de la masa.
2/3 taza (160 ml) de agua tibia
Hidrata la harina; el calor ayuda a que la masa se relaje.
2 cucharadas de aceite neutro (girasol o canola)
Agrega flexibilidad y ayuda a que la corteza quede crujiente en lugar de dura.
1 cucharadita de vinagre blanco
Una ligera acidez favorece un bocado más tierno.
Harina extra para espolvorear
Evita que se pegue durante el estiramiento.
Aceite extra neutro, para rebozar masas y manteles
Evita que la masa se seque y ayuda a estirarla.
6 manzanas ácidas medianas (unos 900 g), peladas y ralladas gruesas o cortadas en rodajas finas
Las variedades Granny Smith, Jonathan y otras ácidas mantienen su forma y ofrecen un sabor brillante.
1/2 taza (100 g) de azúcar granulada
Endulza la fruta y favorece una ligera caramelización.
1 cucharadita de canela molida
Aporta calidez y un aroma familiar de Europa Central.
1 cucharada de jugo de limón fresco
Evita que las manzanas se pongan marrones y agudiza su sabor.
1/2 taza (60 g) de pasas, opcional
Agrega dulzura y textura masticable.
1/2 taza (50 g) de nueces molidas o finamente picadas, opcional
Aporta riqueza y un ligero amargor que equilibra el azúcar.
1/2 taza (50 g) de pan rallado seco
Absorbe los jugos de manzana y evita que la base quede empapada.
4 cucharadas (60 g) de mantequilla sin sal, derretida, dividida
Dos cucharadas para tostar el pan rallado y dos para pincelar la masa.
Una pizca de sal
Realza el sabor de la fruta y las especias.
2 tazas (450 g) de queso fresco entero, ricotta o requesón bien escurrido
Forma una base cremosa y ligeramente ácida; escúrrala bien para obtener una rebanada firme.
1/2 taza (120 ml) de crema agria
Añade riqueza y acidez suave.
2 huevos grandes
Liga el relleno para que quede bien firme al hornearlo.
1/3 taza (65 g) de azúcar granulada
Endulza ligeramente sin volver empalagoso el relleno.
2 cucharadas (20 g) de sémola fina o pan rallado
Absorbe el exceso de humedad y ayuda a que el relleno mantenga su forma.
1 cucharadita de extracto de vainilla
Aporta un aroma suave y redondo.
Ralladura de 1 limón (finamente rallada)
Aclara el queso y realza su riqueza.
Una pizca de sal
Evita que el relleno tenga un sabor plano.
2 cucharadas (30 g) de mantequilla sin sal, derretida
Para pincelar la masa estirada antes de agregar el relleno de queso.
2–3 cucharadas de aceite neutro o mantequilla derretida
Para pincelar la parte superior del strudel para que la corteza quede de un dorado intenso.
Azúcar en polvo, para espolvorear (opcional)
Final clásico para servir una vez que la masa se haya enfriado un poco.
Combine los ingredientes secos
Bate la harina y la sal en un recipiente mediano hasta que se mezclen de manera uniforme (2 minutos).
Añade líquidos y forma la masa.
Vierta agua tibia, aceite y vinagre, luego revuelva con una cuchara hasta que se forme una masa rugosa y no quede harina seca (3 a 4 minutos).
Amasar hasta que quede suave
Coloque la masa sobre una superficie ligeramente enharinada y amásela hasta que se sienta elástica y la superficie se vuelva suave y ligeramente brillante (8 a 10 minutos).
Dejar reposar la masa
Forme una bola con la masa, cúbrala ligeramente con aceite, colóquela en un recipiente tapado y déjela reposar a temperatura ambiente hasta que esté flexible, aproximadamente 30 minutos.
Pan rallado tostado
Calienta 2 cucharadas de mantequilla derretida en una sartén a fuego medio, agrega el pan rallado y revuelve hasta que esté dorado y fragante, luego deja enfriar un poco (5 a 7 minutos).
Sazonar las manzanas
Combine las manzanas ralladas o en rodajas con el azúcar, la canela, el jugo de limón, las pasas, las nueces y una pizca de sal; revuelva hasta que estén cubiertas de manera uniforme (5 minutos).
Mezcla de base de queso
Mezcle el queso fresco, la crema agria, el azúcar, la sémola o el pan rallado, la vainilla, la ralladura de limón y la sal en un bol hasta que la mezcla quede suave y uniforme (5 minutos).
Añadir huevos
Bate los huevos hasta que la mezcla luzca cremosa y vertible, pero aún lo suficientemente espesa como para formar pequeños montículos en una cuchara (3 minutos).
Preparar la superficie de trabajo
Cubre una mesa grande o mostrador con un mantel de algodón limpio, espolvoréalo ligeramente con harina y coloca la bola de masa reposada en el centro (3 minutos).
Aplanar la masa
Extienda la masa con un rodillo enharinado hasta formar un rectángulo de aproximadamente 30 x 40 cm (12 x 16 pulgadas), luego pase a usar el dorso de las manos para estirarla desde el centro hacia afuera (5 a 7 minutos).
Estirar hasta el grosor del papel
Continúe estirando suavemente hasta que la masa se vuelva muy fina y casi transparente, recortando los bordes gruesos con un cuchillo si es necesario (5 a 8 minutos).
Pincelar con grasa
Pincela ligeramente toda la superficie con mantequilla derretida (para manzana o queso) o aceite neutro, manteniendo los bordes ligeramente más secos para que se sellen más fácilmente (2-3 minutos).
Añadir relleno
Para el strudel de manzana, esparza pan rallado tostado sobre el tercio inferior de la masa, luego coloque con una cuchara la mezcla de manzana encima en un rollo uniforme; para el strudel de queso, extienda el relleno de queso en una banda a lo largo del tercio inferior, dejando un borde de 1 pulgada (2,5 cm) a los lados (5 a 7 minutos).
Enrollar el strudel
Dobla los bordes laterales cortos sobre el relleno, luego levanta el mantel desde el lado del relleno para que la masa se enrolle sobre sí misma, formando un rollo apretado con la costura terminando en la parte inferior (3 a 4 minutos).
Transferir a la sartén
Engrase una bandeja para hornear grande o cúbrala con papel pergamino, luego levante el strudel con cuidado (usando el mantel como cabestrillo si es útil) y colóquelo con la costura hacia abajo, curvándolo levemente si es necesario para que encaje (3 minutos).
Cepillo y ventilación
Pincele la parte superior con aceite o mantequilla derretida y pinche la parte superior en varios puntos con un palillo o la punta de un cuchillo afilado para permitir que escape el vapor (3 minutos).
Hornear el strudel
Calienta el horno a 190 °C y hornea el strudel en la rejilla del medio hasta que esté bien dorado y crujiente, 35 a 40 minutos.
Dejar enfriar y servir.
Deje reposar el strudel horneado sobre una rejilla durante al menos 20 minutos para que se asiente el relleno, luego espolvoree con azúcar en polvo si lo desea y córtelo en 10 trozos con un cuchillo de sierra afilado (25 minutos incluido el enfriamiento).
Estimado utilizando datos de ingredientes estándar del USDA para un strudel de manzana grande (10 rebanadas) preparado con mantequilla, pasas y nueces según se indica.
| Nutritivo | Por porción (1 rebanada, versión manzana) |
|---|---|
| Calorías | ~280 kcal |
| Carbohidratos | ~42 gramos |
| Proteína | ~5 gramos |
| Gordo | ~11 gramos |
| Fibra | ~3 gramos |
| Sodio | ~160 mg |
| Alérgenos | Trigo (gluten), lácteos (mantequilla); nueces opcionales |
En la versión con queso, el contenido energético y de grasa aumenta: aproximadamente 380 kcal por rebanada, con más proteínas y calcio gracias al queso y la crema agria añadidos. Los valores exactos varían según la marca, el tamaño de la porción y las sustituciones.
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