Con sus románticos canales, su asombrosa arquitectura y su gran relevancia histórica, Venecia, una encantadora ciudad a orillas del mar Adriático, fascina a sus visitantes. El gran centro de esta…
Alhama de Granada, municipio de 5.657 habitantes según el censo de 2024 del Instituto Nacional de Estadística, se encuentra a unos cincuenta kilómetros al suroeste de la ciudad de Granada, en la provincia de Granada, Andalucía. Encaramado en las escarpadas orillas del río Alhama y colindante con las suaves estribaciones del Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, el pueblo ocupa una modesta extensión territorial que conecta barrancos y olivares en terrazas. Su nomenclatura, derivada del árabe al-hammah («el baño»), alude a las aguas termales que han mantenido la presencia humana desde la antigüedad.
Desde al menos el siglo I de la era común, cuando los ingenieros romanos canalizaban los efluvios termales hacia piscinas revestidas de mampostería, las aguas sulfurosas de Alhama han atraído a viajeros en busca de hidroterapia. Vestigios arqueológicos dan fe de los métodos de construcción preferidos por las legiones romanas —cimientos de opus caementicium rematados con bóvedas de cañón rebajadas—, mientras que arquitectos andalusíes posteriores, de estilo almohade del siglo XII, incorporaron arcos de herradura sobre estos restos, creando una casa de baños cuyo tejado abovedado está perforado por óculos estrellados que dejan entrar rayos de luz natural. Bajo este tejado, el manantial, conocido desde hace mucho tiempo por los romanos, aún borbotea a una temperatura constante de cuarenta y siete grados Celsius, y se dice que su calor alivia tanto afecciones reumáticas como trastornos digestivos. Una fuente secundaria, descubierta recién en 1884 a raíz de un devastador terremoto cuyo epicentro se situó peligrosamente cerca de la ciudad, surge a escasos metros del desagüe original: un testimonio geológico de los disturbios tectónicos que han dado forma a la topografía de Andalucía.
En el siglo XV, a medida que la dinastía Nazarí consolidaba su dominio sobre el Reino de Granada, Alhama asumió una prominencia estratégica en la arteria principal que unía Málaga con la capital del reino. El historiador local Salvador Raya Retamero, en su monografía Reseña histórica de los baños termales de la muy noble y leal ciudad de Alhama de Granada, cuestiona la atribución tradicional de estas estructuras a mecenas moriscos; en cambio, reúne evidencia documental y estratigráfica para reafirmar sus antecedentes romanos, al tiempo que reconoce a los artesanos mudéjares que preservaron y ampliaron el complejo termal. La toma de la ciudad por las fuerzas de los Reyes Católicos en 1482, un evento que precipitó el infame lamento "¡Ay de mi Alhama!", pronunciado por el sultán Abu l-Hasan Ali al enterarse de la pérdida, entró en el léxico español como un lamento de arrepentimiento irreparable. Su caída, relatada con sombrío lirismo en la novela de Tariq Ali Sombras del granado, presagió la contracción del reino nazarí y anunció una era cristiana naciente bajo el patrocinio real.
El impacto de la conquista, sin embargo, no extinguió la identidad de la ciudad; más bien, sus aguas termales continuaron atrayendo a visitantes a través de divisiones religiosas. Durante los siglos siguientes, los Reyes Católicos encargaron la Iglesia Mayor de la Encarnación, de estilo gótico-renacentista, en 1505 sobre la huella de la antigua mezquita congregacional, con su fachada atribuida a Enrique Egas y su interior abovedado resonando con oraciones que suplantaban la llamada a la oración. Los benefactores renacentistas dotaron además al Hospital de la Reina, erigido sobre la residencia del último cadí de Alhama, que, con sus techos artesonados y hosannas a la caridad cristiana, sustituyó la asistencia médica por el consejo jurídico y ahora alberga un centro de artesanía. Cerca de allí, la fuente de Caño Wamba, erigida en 1533, aún mana agua cristalina bajo sus pilastras talladas; Fragmentos de la sinagoga medieval perduran en el Granero Comunal, donde los almacenes de cereales y legumbres recuerdan los cimientos agrarios de la ciudad.
La narrativa de Alhama contiene otros capítulos peculiares. Nacida en la esclavitud cerca de la orilla del río en 1545 o 1546, Eleno de Céspedes trascendería sus orígenes —o quizás los de ellos— para emerger como una de las primeras cirujanas de España, y posiblemente la primera de Europa, en realizar litotomías y procedimientos obstétricos en una época en que las facultades de medicina prohibían a las mujeres matricularse formalmente. La vida de Eleno, envuelta en peticiones legales y testimonios personales, arroja luz sobre las diferencias de género y la permeabilidad de las barreras sociales en la Andalucía del siglo XVI.
El cataclismo del terremoto andaluz de 1884, sin embargo, se cobró un saldo más alto que cualquier asedio medieval. Informes contemporáneos en El Defensor de Granada enumeraron 463 muertos y 473 heridos en Alhama; excavaciones posteriores de viviendas derrumbadas sugirieron que estas cifras subestimaban la verdadera pérdida de vidas. Más del setenta por ciento de las viviendas de mampostería de la ciudad se derrumbaron en escombros, mientras que otro quince por ciento sufrió graves daños. Los barrios altos, donde las villas más nuevas se aferraban a la orilla del arroyo, soportaron el peso de los temblores; en contraste, el núcleo medieval —sus calles bajas grabadas en la roca madre más antigua— permaneció comparativamente intacto. Fue a raíz de esta devastación que emergió el recién descubierto manantial termal, un regalo fortuito en medio de las ruinas.
A lo largo del siglo XX, los límites municipales de Alhama fluctuaron con la absorción administrativa de Ventas de Zafarraya en 1975, una ley que extendió su jurisdicción a las sierras más altas e incorporó un enclave de pastos aislados. Hoy en día, el municipio abarca no solo el casco antiguo —declarado conjunto histórico-artístico—, sino también las aldeas de Buenavista, Pilas de Algaida y el distrito de Ventas, estas dos últimas unidas como una Entidad Local Autónoma. Estas dependencias se extienden a lo largo de un perímetro irregular, lindando con nada menos que catorce municipios vecinos —entre ellos Loja al norte, Arenas del Rey al sur y Canillas de Aceituno en la provincia de Málaga—, por donde discurren sinuosos cursos los ríos Merchán (o Alhama), Cacín, Cebollón y Madre.
La agricultura ha sido durante mucho tiempo la base de la economía de Alhama: el cultivo de cereales, los olivares y los campos de leguminosas —en particular, los garbanzos— inclinan la ladera formando un mosaico de tonos ocre y esmeralda; rebaños trashumantes de ovejas y cabras recorren antiguas vías pecuarias, abasteciendo la región de queso y lana. Sin embargo, en las últimas décadas, el turismo ha adquirido una importancia creciente. El balneario —situado a unos dos kilómetros del núcleo urbano sobre cimientos romanos— ofrece tratamientos de hidroterapia que atraen a visitantes de toda Europa. En 2007, el alojamiento local contaba con 403 plazas de hotel y 104 de albergue, cifra que se ha ampliado desde entonces con la conversión de cortijos tradicionales en pensiones. Los inmigrantes, que representan algo más del diez por ciento de la población y proceden principalmente de Marruecos, dinamizan el sector comercial de la ciudad, llenando cafés, bares y tiendas con un gran dominio del multilingüe.
Los visitantes llegan a Alhama por diversos medios: un autobús con cuatro paradas diarias conecta la ciudad con Granada, complementado con servicios desde Torre del Mar y Vélez-Málaga en la Costa del Sol; alquilar un coche en el aeropuerto de Málaga permite un recorrido panorámico de noventa minutos por la A-7, mientras que quienes salen del aeropuerto de Granada pueden recorrer la A-44 en menos de una hora. Al llegar, aparte de los baños termales, poco queda más allá del alcance de un paseo: pescaderías, carnicerías y verdulerías llenan los mercados matinales, donde los viernes un bullicioso conjunto de puestos ofrece productos frescos, miel artesanal, aceite de oliva prensado y vinos locales. Por las tardes, las tabernas ofrecen un "menú del día", un almuerzo de tres platos, a menudo acompañado de pan y vino tinto, por un precio módico; como es costumbre en Granada, cada bebida incluye una tapa de cortesía, un plato pequeño que puede incluir salmorejo, sardinas a la plancha o croquetas de jamón.
El calendario festivo subraya la vitalidad cultural de Alhama: el 5 de enero, los Reyes Magos desfilan por estrechos callejones, lanzando dulces a los niños que están abajo; el 2 de febrero, la Candelaria, de origen medieval, convoca a los habitantes del pueblo a pequeñas piras, alrededor de las cuales se aprietan copas de vino contra las palmas húmedas; más tarde ese mes, un festival del vino anima las plazas, seguido de dos fines de semana de carnaval, durante los cuales carrozas satíricas y juerguistas enmascarados proclaman la víspera de la Cuaresma. Las procesiones de Semana Santa recorren el casco antiguo, con sus penitentes vestidos con ropas penitenciales y portando pasos que representan la Pasión de Cristo. El verano se despliega con una serie de eventos culturales gratuitos —conciertos de música de cámara en patios, proyecciones de películas al aire libre contra las murallas de las fortalezas— y dos ferias, en junio para anunciar la llegada del buen tiempo y en septiembre para celebrar su partida. Las instalaciones deportivas municipales, que incluyen una piscina al aire libre abierta de junio a septiembre, acogen a los nadadores, mientras que las sesiones de yoga dirigidas por instructores como Sami de Asura Yoga se reúnen en salas iluminadas por el sol.
Más allá del balneario, la aventura invita: desde la calle Salmerones parten expediciones guiadas en bicicleta bajo la tutela de Cycling Country Bike Tours; los senderistas recorren senderos a lo largo del borde del desfiladero, deteniéndose para admirar la caída casi abrupta del Barranco de Alhama; las excursiones ecuestres recorren senderos de montaña, y los aficionados al motor pueden alquilar quads o karts en los circuitos cercanos. Los aficionados al kayak y al windsurf frecuentan las playas de arena del Embalse de los Bermajales, un embalse construido entre 1947 y 1954 en Arenas del Rey, cuya presa hidroeléctrica da lugar a una plácida cuenca rodeada de álamos y pinos negros. En invierno, las laderas de Sierra Nevada se elevan en noventa minutos en coche, mientras que en verano las excursiones de un día ofrecen incursiones costeras a la Costa Tropical, las famosas cavernas de Nerja o las calas del litoral mediterráneo.
Los monumentos patrimoniales marcan la estructura del municipio: el puente romano sobre el río Alhama sigue en servicio a diario, sus arcos evocan una época pasada; los baños del Balneario, a los que se accede a través de un sendero bajo los contrafuertes góticos de la Iglesia Mayor, conservan las bóvedas almohades originales que albergan las aguas termales; la Iglesia del Carmen, con su nave renacentista del siglo XVI y estucos barrocos, da testimonio de la estética de la Contrarreforma; vestigios de la Casa de la Inquisición, limitados ahora a su fachada gótica isabelina, se alzan silenciosos junto al Convento de San Diego, cuyo claustro una vez albergó a frailes capuchinos. La ermita de los Remedios se alza en el umbral de la ciudad que da a Granada; las mazmorras medievales se encuentran bajo la torre del homenaje del castillo, reconstruida en el siglo XIX e inaccesible salvo para los estudiosos de la arquitectura; y fuentes como la del Pilar de Carlos V o la del Pilar de San Diego jalonan las plazas públicas con sus mascarones esculpidos.
En su topografía de barrancos y mesetas, en su palimpsesto de edificios romanos, islámicos y cristianos, y en su entramado humano —tejido por agricultores, migrantes y balnearios—, Alhama de Granada persiste como un microcosmos de la longue durée andaluza. Sus aguas termales siguen sanando, sus fiestas siguen uniendo, y sus vistas —vistas ininterrumpidas hacia las cumbres nevadas de Sierra Nevada— siguen inspirando a quienes pisan sus adoquines o se detiene en sus plazas soleadas. Aquí, donde las convulsiones geológicas han sembrado la destrucción y revelado nuevos manantiales, el diálogo entre el pasado y el presente sigue audible en cada arco, en cada charca burbujeante, y en el mismo nombre que resuena a lo largo de medio milenio: Alhama.
Divisa
Fundado
Código de llamada
Población
Área
Idioma oficial
Elevación
Huso horario
Con sus románticos canales, su asombrosa arquitectura y su gran relevancia histórica, Venecia, una encantadora ciudad a orillas del mar Adriático, fascina a sus visitantes. El gran centro de esta…
Precisamente construidos para ser la última línea de protección para las ciudades históricas y sus habitantes, los enormes muros de piedra son centinelas silenciosos de una época pasada.…
Examinando su importancia histórica, impacto cultural y atractivo irresistible, el artículo explora los sitios espirituales más venerados del mundo. Desde edificios antiguos hasta asombrosos…
Los viajes en barco, especialmente en cruceros, ofrecen unas vacaciones únicas y con todo incluido. Sin embargo, existen ventajas y desventajas que se deben tener en cuenta, como ocurre con cualquier tipo de…
Aunque muchas de las magníficas ciudades de Europa siguen eclipsadas por sus homólogas más conocidas, es un tesoro de ciudades encantadas. Desde el atractivo artístico…