Ammán

Guía de viaje de Ammán - Ayuda de viaje

Amán ocupa una meseta que se eleva entre 700 y 1100 metros sobre el nivel del mar, con sus edificios de piedra blanca y beige extendiéndose sobre las colinas y descendiendo hacia los valles. Como capital y principal metrópoli de Jordania, sirve como centro político, mercado y foco cultural del país. Con aproximadamente cuatro millones de habitantes, Amán supera en tamaño a todas las demás ciudades del Levante, ocupa el quinto lugar entre los centros urbanos árabes y el décimo a escala metropolitana en Oriente Medio. Sus calles cargan con el peso de milenios, pero vibran con la energía de la expansión y la renovación.

El primer capítulo de la presencia humana aquí se desarrolla en 'Ain Ghazal, un asentamiento neolítico a catorce kilómetros al norte del núcleo moderno. Las excavaciones han descubierto figuras de yeso y piedra caliza, entre las representaciones humanas de cuerpo entero más antiguas conocidas, que datan del octavo milenio a. C. Estos objetos rituales dan testimonio de la complejidad comunitaria y las prácticas simbólicas en estas laderas de piedra caliza mucho antes de la historia registrada.

A principios del primer milenio a. C., el sitio había adquirido mayor relevancia. Conocido por sus contemporáneos como Rabat Aman, sirvió como sede real de los amonitas, cuyo reino se extendía hacia el este, más allá del río Jordán. Fragmentos de cerámica y sellos inscritos de esta época dan testimonio de la sofisticación administrativa y el intercambio regional.

Los ejércitos helenísticos arrasaron tras las conquistas de Alejandro, y en el siglo III a. C. la ciudad recibió el nombre de Filadelfia. Se convirtió en una de las diez ciudades de la Decápolis: centros urbanos inspirados en las polis griegas, cada uno de los cuales contribuía a una red de comercio, gobierno e intercambio cultural. Los restos de calles con columnas y edificios públicos, aunque fragmentarios, apuntan a un orden urbano centrado en la vida cívica.

Con la llegada de las fuerzas árabes en el siglo VII d. C., el asentamiento recibió el nombre que aún conserva. Bajo sucesivos califatos, Ammán experimentó ciclos de construcción, destrucción y abandono. Las fortificaciones surgieron y cayeron, las mezquitas aparecieron y luego desaparecieron, las terrazas agrícolas avanzaron y retrocedieron. Para el período otomano, tras siglos de pérdida de importancia, Ammán había sido prácticamente abandonada.

Una nueva etapa comenzó en 1878 cuando familias circasianas, expulsadas del Cáucaso, recibieron permiso otomano para establecer una aldea permanente. Sus modestas casas de piedra se agrupaban alrededor de los manantiales que aún alimentan el cercano río Zarqa. La finalización de la línea ferroviaria del Hiyaz a través de Amán en 1904 aceleró el crecimiento, conectando la comunidad con Damasco, Medina y otros lugares. En 1909, los residentes formaron el primer consejo municipal, sentando las bases para la administración moderna.

En 1921, las autoridades británicas designaron a Ammán capital del Emirato de Transjordania. Esta elección reflejó su posición estratégica y su relativa neutralidad respecto a los centros tribales. A partir de ese momento, las migraciones provenientes del Levante transformaron el carácter de la ciudad. Entre 1948 y 1967, los movimientos masivos trajeron a palestinos que huían del conflicto; en 1990 y de nuevo en 2003, a llegadas de Irak; y desde 2011, a sirios que escapaban de la guerra civil. Estas oleadas sucesivas duplicaron con creces la población urbana en pocas décadas, ampliando las siete colinas originales a diecinueve y abarcando veintidós áreas administrativamente definidas.

Topográficamente, Amán se extiende a lo largo de crestas y hondonadas. Los topónimos locales preservan esta geografía: Jabal al-Luweibdeh y Jabal al-Ashrafieh se refieren a colinas; Wadi Abdoun y Wadi Seer, a valles. El este de Amán, el barrio más antiguo, alberga la mayor parte de las estructuras históricas (museos, zocos y antiguas residencias), ahora reconvertidas en eventos culturales. El oeste de Amán, en cambio, alberga torres de oficinas, hoteles de lujo y sedes multinacionales.

Climáticamente, la ciudad se encuentra a caballo entre dos regímenes. Sus extremos oeste y norte disfrutan de un clima mediterráneo con veranos calurosos, con inviernos lo suficientemente frescos como para que nieve poco frecuente en las zonas más altas. Las laderas este y sur se encuentran en una zona semiárida, donde la precipitación anual puede descender por debajo de los 250 mm. La primavera llega abruptamente, durando apenas un mes antes de que se impongan el calor moderado del verano y las brisas vespertinas. Las lluvias caen principalmente entre noviembre y abril, con un promedio de 385 mm anuales en toda la meseta. Una densa niebla puede cubrir las calles unos 120 días al año, mientras que los contrastes de temperatura entre distritos crean microclimas distintivos en pocos kilómetros.

Administrativamente, la Gobernación de Amán se divide en nueve distritos y varios subdistritos. La Municipalidad del Gran Amán gestiona los servicios públicos en las veintidós áreas, desde el mantenimiento de la infraestructura hasta la normativa urbanística. Los códigos de construcción limitan las viviendas a cuatro plantas sobre rasante y, cuando es posible, cuatro plantas bajo rasante, revestidas de piedra caliza o arenisca. Cada planta está decorada con balcones. Las torres comerciales y los hoteles emplean fachadas de vidrio y metal, aunque la piedra sigue siendo un elemento estético central.

La base económica de la ciudad depende en gran medida de su sector bancario. Unos veinticinco bancos operan aquí, quince de ellos cotizados en la Bolsa de Valores de Amán. El Banco Árabe, con sede en Amán, se encuentra entre las instituciones financieras más grandes de Oriente Medio, con más de 600 sucursales en todo el mundo y representando el 28 % del valor de mercado de la bolsa local. A pesar de la inestabilidad regional durante la Primavera Árabe, el sector mantuvo su crecimiento hasta 2014.

Más allá del sector financiero, Amán sirve como centro regional para empresas multinacionales. Su clasificación como ciudad global Beta− refleja la concentración de oficinas corporativas, sectores de servicios y empresas tecnológicas emergentes. El PIB de la ciudad crece a un ritmo que supera la media nacional, impulsado por la construcción, el comercio minorista y los servicios profesionales.

El turismo genera más ingresos. En 2018, llegó cerca de un millón de visitantes, lo que situó a Ammán en el octogésimo noveno puesto en el ranking mundial de ciudades-destino y en el duodécimo entre las capitales árabes. El Aeropuerto Internacional Reina Alia, situado a treinta kilómetros al sur, recibió a más de dieciséis millones de pasajeros al año tras una completa ampliación de la terminal, completada a mediados de la década de 2010. El Aeropuerto Civil de Ammán, de alcance nacional, gestiona vuelos regionales y operaciones militares. Los ministros de turismo y transporte han invertido en mejoras viales, un sistema de tránsito rápido de autobuses y planes para un ferrocarril nacional para distribuir el tráfico de forma más eficiente.

El turismo médico constituye otro pilar. Jordania atrae al mayor número de pacientes de Oriente Medio y ocupa el quinto lugar a nivel mundial. Unos 250.000 pacientes extranjeros acuden a Ammán cada año, lo que genera más de mil millones de dólares en ingresos anuales. Los hospitales locales ofrecen servicios quirúrgicos y de diagnóstico a precios competitivos, gracias a la experiencia de profesionales de habla árabe en Europa, el Golfo Pérsico y el norte de África.

La densidad de población de la ciudad es de aproximadamente 2380 personas por kilómetro cuadrado en una superficie de 1680 km². De unos 1000 habitantes en 1890, Ammán alcanzó el millón en 1990 y supera los cuatro millones en la actualidad. Unos cuarenta mil circasianos mantienen vínculos culturales, mientras que las comunidades de la diáspora de palestinos, iraquíes, sirios y otros constituyen una gran proporción de los residentes. Los árabes de ascendencia jordana o palestina constituyen la mayoría, aunque las estadísticas demográficas precisas son escasas.

La vida religiosa se centra en el islam en su tradición sunita. Entre las mezquitas emblemáticas se encuentran la Mezquita del Rey Abdullah I, de cúpula azul, terminada en 1989 con capacidad para 3.000 fieles, y la Mezquita Abu Darweesh, con paneles blancos y negros, situada en la cima de Jabal Ashrafieh. En 2004, la conferencia del Mensaje de Ammán emitió un reconocimiento colectivo de diez escuelas de pensamiento jurídico y espiritual, desde las cuatro madhahib sunitas hasta las órdenes jafarí, ibadí y sufí. Una pequeña comunidad drusa y una minoría de cristianos, incluyendo católicos armenios y congregaciones jordano-árabes, mantienen lugares de culto y centros comunitarios en toda la zona urbana.

Los yacimientos arqueológicos de los alrededores de Amán dan testimonio de su complejo pasado. Umm ar-Rasas, una ruina a tres kilómetros al sur del centro de la ciudad, conserva dieciséis iglesias bizantinas y del islam temprano, con sus suelos de mosaico prácticamente intactos. El Teatro Romano del centro de Amán, excavado en las laderas de Jabal al-Jufeh, tiene una capacidad para unas 6.000 personas y sigue siendo un lugar de conciertos y reuniones cívicas. En Jabal Amán, antiguas casas comerciales albergan galerías y cafés culturales a lo largo de la calle Arcoíris, cerca del mercado de verano Souk Jara.

Los museos documentan el patrimonio nacional. El Museo de Jordania recopila piezas que van desde fragmentos de los Rollos del Mar Muerto hasta estatuillas de 'Ain Ghazal y una réplica de la Estela de Mesha. El Diwan del Duque presenta arquitectura de la década de 1920 adaptada para eventos sociales. La Galería Nacional de Bellas Artes de Jordania exhibe obras regionales junto con exposiciones itinerantes. Otras instituciones incluyen el Museo de los Niños, el Monumento a los Mártires, el Museo Real del Automóvil y centros de arqueología y folclore afiliados a universidades.

El comercio minorista y el ocio se han multiplicado al ritmo del crecimiento de la ciudad. El oeste de Ammán alberga importantes complejos comerciales, como Mecca Mall, City Mall y Taj Mall, entre ellos, mientras que la calle peatonal Wakalat se especializa en outlets de ropa de marca. Sweifieh funciona como el principal distrito comercial durante el día y como un barrio de vida nocturna informal por la noche; sus bares, discotecas y salones atraen a un público más joven. Festivales culturales como el Festival de Verano de Ammán, el Festival de Música Al-Balad y el Festival New Think se celebran en recintos que van desde el Ras al-Ain Hanger hasta el Centro Cultural Real. El urbanismo táctico —parques efímeros, instalaciones artísticas al aire libre y espacios de actuación temporales— se ha convertido en un elemento destacado de la vida pública.

El transporte urbano combina vehículos privados, taxis de servicio, autobuses y una incipiente red de transporte rápido. Ocho círculos concéntricos, que antiguamente marcaban los límites de los barrios, ahora sirven como puntos de referencia para la navegación. El puente de Abdoun, una estructura colgante curva, conecta el Cuarto Círculo con Abdoun, ilustrando tanto la ambición de la ingeniería como el desafío de salvar valles escarpados. Una circunvalación, finalizada en 2015, busca desviar el tráfico de paso y reducir la congestión en los distritos centrales.

El transporte público se basa en el Amman Bus y un sistema de Tránsito Rápido de Autobús (BRT) inaugurado por etapas. La primera ruta BRT, activa desde 2021, conecta Sweileh, en el noroeste, con la zona de Ras al-Ain, cerca del centro; la segunda, que se inaugurará en 2022, se extiende hasta la terminal Mahatta, en el este de Ammán. En mayo de 2024, comenzó a operar una tercera línea entre Ammán y Zarqa. Los pasajeros pagan con tarjeta recargable o aplicación móvil, escaneándola al abordar. Los vehículos cuentan con aire acondicionado, son accesibles y están equipados con cámaras y wifi.

Para los visitantes, Amán ofrece ventajas prácticas: la señalización en inglés aparece en los principales monumentos y las comisarías de la Policía Turística están listas para ayudar. La hospitalidad local abarca desde pensiones económicas hasta hoteles de cinco estrellas. La oferta gastronómica abarca desde puestos callejeros de falafel y shawarma hasta bistrós de estilo francés y trattorias italianas en los distritos de reciente desarrollo. Los enclaves de expatriados y las comunidades estudiantiles refuerzan un ambiente cosmopolita.

Durante el mes sagrado del Ramadán, se suspende el servicio de comida en lugares públicos durante el día; los centros comerciales se adhieren a las normas de ayuno, suspendiendo las ventas desde el amanecer hasta el atardecer. Quienes planeen visitar este período deben abastecerse con antelación o recurrir a los servicios de hotel después del anochecer.

La trayectoria de Amán combina preservación y crecimiento. Piedras antiguas se encuentran a pocos pasos de torres de cristal; modestas casas de finales del siglo XIX se alzan junto a lujosos complejos comerciales. La ciudad continúa absorbiendo a los recién llegados y las ideas, configurando un entorno construido que equilibra la regulación con la creatividad empresarial. Su ascenso de aldea otomana marginal a la ciudad principal de Jordania refleja tanto las convulsiones de la historia regional como la capacidad de adaptación de una comunidad. En sus barrios y colinas, se encuentran fragmentos de épocas pasadas que dialogan con la vida contemporánea; cada distrito ofrece su propio patrón de ritmos cotidianos, texturas arquitectónicas y redes sociales. Esta interacción de continuidad y cambio define el carácter de Amán hoy.

Dinar jordano (JOD)

Divisa

7250 a. C. (asentamiento más antiguo)

Fundado

+962 (Jordania),6 (Amán)

Código de llamada

4,061,150

Población

1.680 km² (648,7 millas cuadradas)

Área

árabe

Idioma oficial

779 m (2556 pies)

Elevación

UTC+2 (EET), UTC+3 (EEST) en verano

Huso horario

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