Cualquiera que haya volado en avión probablemente haya experimentado turbulencias, esas sacudidas y temblores inquietantes que van desde ligeramente desagradables hasta verdaderamente aterradoras. La sensación de turbulencia puede variar mucho de un pasajero a otro; algunos apenas la notan mientras que otros sienten una gran incomodidad o incluso ansiedad.
Pero, ¿qué es exactamente la turbulencia y por qué se produce? Básicamente, la turbulencia es un fenómeno natural provocado por el movimiento del aire. El aire de la atmósfera está en constante movimiento, lo que produce bolsas de turbulencia, de la misma manera que el agua de un río puede estar tranquila en algunos lugares y agitada en otros.
Conocer la física de la turbulencia ayudará a desmitificar este fenómeno frecuente y a reducir parte de la ansiedad y el miedo relacionados con él.
El clima es el principal factor que provoca turbulencias. Las perturbaciones atmosféricas importantes provocadas por tormentas eléctricas, corrientes en chorro y otros fenómenos meteorológicos pueden provocar un viaje accidentado para los pasajeros de un avión.
Las turbulencias también pueden deberse en parte a la topografía de la región que se atraviesa. Las montañas, por ejemplo, pueden producir corrientes ascendentes y descendentes que podrían hacer temblar el avión.
La turbulencia también puede verse influida por la altitud del avión y la trayectoria de vuelo concreta que haya decidido el piloto. Como las corrientes en chorro existen a mayores altitudes, las turbulencias suelen ser más habituales en esas zonas.
Además, el diseño y la ingeniería del avión influyen en la sensación de turbulencia de los pasajeros. En condiciones turbulentas, los aviones más grandes y pesados suelen ser más estables que los más pequeños y ligeros. Además, las mejoras en el diseño de las alas y otros elementos aerodinámicos pueden ayudar a reducir el efecto de la turbulencia.
Mucha gente cree que la mejor manera de evitar las turbulencias en el avión es sentarse en la parte trasera. Sin embargo, esto no siempre es así. En realidad, el lugar con el menor grado de turbulencia puede variar en función de las condiciones particulares del vuelo.
La complicada ciencia que subyace a la elección del asiento tiene en cuenta elementos como el centro de gravedad del avión y la ubicación de las alas. Sin embargo, en términos generales, los asientos situados sobre las alas suelen ser más estables que los que se encuentran delante o detrás del avión.
Si bien puede ser necesario un poco de prueba y error para encontrar el “punto ideal” para un viaje suave, prestar atención a la ubicación del ala y seleccionar un asiento cerca del centro del avión puede ser una buena base.
Los pilotos reciben capacitación sobre cómo manejar la turbulencia y cómo usar varias estrategias para reducir sus efectos sobre los pasajeros. Estos métodos pueden requerir variaciones de altitud, corrección de la trayectoria de vuelo o reducción de la velocidad aerodinámica.
Los avances en la tecnología de la aviación también han dado lugar a sistemas capaces de identificar y pronosticar turbulencias, lo que permite a los pilotos decidir sus trayectorias de vuelo y maniobras basándose en el conocimiento de dichas turbulencias.
Además, los pasajeros también contribuyen a reducir las consecuencias de las turbulencias. Mantener la compostura, siguiendo las instrucciones de la tripulación, y abrocharse el cinturón de seguridad contribuirá a garantizar un vuelo más cómodo y seguro.
Los investigadores e ingenieros buscan continuamente nuevos métodos para reducir las turbulencias y sus efectos en los viajes aéreos, con el objetivo de lograr mejores vuelos. Las mejoras en el diseño de aeronaves, la meteorología y la planificación de vuelos contribuyen a dar forma a un futuro en el que las turbulencias podrían dejar de ser una característica obvia de los vuelos.
Aunque las turbulencias son inevitables en los viajes aéreos, no tienen por qué ser una característica detestable. Comprender los elementos que influyen en las turbulencias, elegir el asiento correcto y seguir los consejos de un profesional ayudarán a los viajeros a reducir la incomodidad y la ansiedad relacionadas con este fenómeno natural.
Por lo tanto, la próxima vez que realice un vuelo accidentado, tenga en cuenta que las turbulencias son solo un aspecto natural del viaje. Acepte el viaje y confíe en la experiencia de los pilotos, así como en los avances tecnológicos de la aviación, para llegar a su destino de manera segura y sin problemas.