10 ciudades maravillosas de Europa que los turistas pasan por alto
Aunque muchas de las magníficas ciudades de Europa siguen eclipsadas por sus homólogas más conocidas, es un tesoro de ciudades encantadas. Desde el atractivo artístico…
San Sebastián es un paraíso para los amantes de la gastronomía. Esta pequeña ciudad vasca rivaliza con su propia fama (y a menudo la supera): una guía de viajes señala que el casco antiguo tiene «más estrellas Michelin per cápita que ningún otro lugar del mundo». Pero son los humildes pintxos, no los restaurantes de mantel blanco, los que definen el día a día aquí. Los pintxos (del euskera «pincho» o «palillo») son pequeños aperitivos —a menudo bocados diminutos ensartados en una brocheta— que se comen de pie en la barra. Se diferencian de las tapas españolas clásicas principalmente en la presentación: los pintxos son bocados individuales, rematados con un palillo, sobre un trozo de pan, mientras que las tapas suelen ser miniplatos o platos para compartir. A lo largo de las décadas, los pintxos han evolucionado desde simples bocados de pan y aceitunas hasta convertirse en una escena culinaria creativa, pero el ritual social sigue siendo tradicional vasco. Como explicó un lugareño: «Una vez a la semana… nos reunimos en el bar y tomamos uno o dos pintxos» con amigos. En resumen, una ruta de pintxos (conocida localmente como txikiteo) es la experiencia por excelencia de San Sebastián: una forma de degustar decenas de especialidades regionales, saborear una copa de sidra o vino y socializar en animadas tabernas del casco antiguo.
Los pintxos son la versión vasca de las tapas, con un toque local inconfundible. Se suelen servir en la famosa Parte Vieja (casco antiguo) de Donostia o en barrios tradicionales como Gros. Un pintxo consiste en uno o más ingredientes sabrosos (marisco, carne, verduras, queso, etc.) ensartados en una rebanada de pan o presentados en un plato. Por definición, estos aperitivos se disfrutan en pequeñas cantidades acompañando las bebidas en la barra. En la práctica, un bar de pintxos suele ofrecer dos opciones: pintxos fríos expuestos (que se recogen directamente de la barra) y pintxos calientes preparados al momento en la cocina.
Los pintxos, tal como los conocemos, son relativamente modernos. Según la tradición vasca, todo comenzó a mediados del siglo XX. Una leyenda local cuenta que, entre 1946 y 1947, un camarero de Casa Vallés (cerca del actual Mercado de La Bretxa) creó el primer pintxo icónico ensartando una aceituna, una guindilla y una anchoa. Lo bautizó como el Aplicar —inspirado en el personaje de Rita Hayworth— porque, como señala una fuente, tanto la heroína de la película como el pintxo eran «verdes, salados y ligeramente picantes». Aquel pequeño aperitivo ensartado en un palillo desató una auténtica fiebre. En la década de 1950, innumerables bares servían brochetas algo más elaboradas (jamón en pan, rodajas de tortilla, etc.) a la afluencia de turistas españoles que acudían a las playas de San Sebastián para sus vacaciones. Un crítico gastronómico vasco explica que, en sus inicios, lo habitual eran «pequeños bocados… sobre una rebanada de pan con jamón o queso», pero con el tiempo, chefs innovadores comenzaron a añadir ingredientes y a experimentar con nuevos sabores. La escena pintxo actual sigue rindiendo homenaje a esas raíces —la clásica Gilda, la tortilla de patata y cebolla—, a la vez que incorpora toques modernos.
A lo largo de las décadas, los pintxos han pasado de ser un plato sencillo a una obra de arte culinaria. Restaurantes de alta gama ahora ofrecen menús de pintxos, e incluso concursos de cocina se centran en estos pequeños platos. Sin embargo, la esencia permanece intacta: los chefs vascos buscan los productos locales más frescos, pescados y carnes (sus pilares son las mejores verduras de temporada, el pescado y marisco más fresco y la carne más selecta) y los sirven en porciones individuales. En resumen, los pintxos se han convertido en un lienzo para la creatividad vasca. Se puede encontrar una quenelle de mousse de foie gras sobre una tostada de manzana, o txangurro (cangrejo araña) horneado en pimientos rellenos, junto con platos más sencillos. Una guía para entendidos destaca que la ciudad cuenta con una oferta culinaria excepcional. “Un bar de pintxos en cada esquina”, e incluso se ha convertido en un campo de entrenamiento para chefs, inspirándolos a inventar bocados cada vez más imaginativos.
La mayoría de los bares de pintxos sirven una mezcla de frío pintxos (los que ya están en el mostrador) y caliente Pintxos (preparados al momento). Los locales te dirán: echa un vistazo a la vitrina del bar para ver las tentadoras opciones frías: aceitunas, anchoas, quesos, embutidos, rebanadas de tortilla; pero siempre mantén los ojos bien abiertos en la pizarra o pregunta al barman por las especialidades calientes. Algunos bares (como Ganbara o Borda Berri) exhiben sus platos estrella en la entrada, mientras que otros (como La Cuchara o la vinoteca de Casa Urola) preparan cada plato al momento. La revista 48Hours aconseja a los recién llegados que pregunten por la especialidad del bar. “We always have one [speciality]…go straight to the waiter and ask for a plate, and while you’re at it, ask for the speciality of the house too”El camarero normalmente anotará tu nombre en el pedido y avisará en voz alta cuando esté listo. Entonces podrás coger tu plato de confit de pato o tartar de atún sellado mientras brindas con un txakoli con tus amigos.
En resumen, el pintxo vasco se distingue de la tapa española principalmente por su presentación. Como se ha mencionado, las tapas son, en términos generales, cualquier plato pequeño que suele acompañarse de una bebida, mientras que los pintxos son casi siempre bocados individuales servidos en pan o brochetas. Un escritor de viajes lo resume señalando el matiz lingüístico: en euskera, pincho Literalmente significa “pincho”, de ahí el palillo que atraviesa cada pintxo. En la práctica, sin embargo, conviene estar preparado para pagar por cada pintxo (no se puede dar por hecho que se paga uno gratis por cada bebida). La experiencia es más consciente: se elige cada bocado al ir probando, a veces pidiendo y pagando en cada barra, saboreando uno o dos a la vez. De hecho, los locales recomiendan no llenar demasiado el plato, ya que se considera un error de turista. En cambio, lo mejor es disfrutar de la ruta de pintxos como una comida progresiva.
Ir a bares de pintxos tiene su propia etiqueta. Por suerte, es bastante intuitiva: quédate de pie (o agárrate) a la barra, con la bebida en la mano, y prueba con naturalidad. Aun así, algunos consejos clave te facilitarán las cosas:
Siguiendo estos consejos, todo irá sobre ruedas. Lo más importante es que no hace falta gritar en inglés ni preocuparse por las formalidades: los bares de pintxos son informales y acogedores. Los camareros y los clientes habituales suelen estar encantados de ayudarte con la carta o de servirte el siguiente plato (las barreras del idioma desaparecen con buena comida y bebida). Recuerda seguir adelante: después de probar un par de bocados, pasa el plato y continúa tu ruta de pintxos.
Planifica bien tu ruta de bares. Los bares de pintxos suelen abrir para el almuerzo y luego para la cena; muchos cierran a media tarde, durante la siesta. Por ejemplo, el horario de Casa Urola es de 12:00 a 15:15 y de 19:00 a 23:15, y cierra algunos días laborables. Así que intenta ir a última hora de la tarde o por la noche. Los locales incluso le ponen un nombre: ya que La cena en sí suele comenzar después de las 9 de la noche. Aquí se reunirán entre las 7 y las 8 de la tarde para tomar pintxos antes de la cena. Así podrán probar varios bares antes del plato principal.
La Parte Vieja tiene la mayor concentración de bares de pintxos y es ideal para un recorrido por varios locales en una misma manzana. Gros, al otro lado del río, tiene un ambiente más local y de barrio (y su propio bullicio los viernes y sábados). Independientemente de la zona, tómatelo con calma: dedica unos 20-30 minutos a cada bar (suficiente para picar algo y tomar una copa), y luego pasa al siguiente. En una buena noche, esto significa visitar entre 4 y 6 bares. Recuerda que lo habitual es caminar entre una parada y otra. Como señala una guía, lo realmente divertido es ver... “la especialidad de cada bar” y dejarte llevar, en lugar de apresurarte a tachar tareas de una lista.
Consejos sobre el momento oportuno: Intenta llegar entre las 7 y las 8 de la noche para disfrutar del ambiente más relajado del atardecer. Los bares suelen llenarse sobre las 9 de la noche con gente del lugar. Evita las horas punta si prefieres un ambiente más tranquilo (de lunes a jueves, después de medianoche, hay menos movimiento). Ten en cuenta también el día de la semana: muchos bares abren todas las noches, pero algunos cierran los domingos o entre semana. Como en el ejemplo anterior, Casa Urola no abre los martes ni los miércoles. Si tienes dudas, consulta en internet o pregunta en tu hotel.
En euskera, la ruta de bares se llama pequeño (de pequeño, “pequeño”). Es un ritual tradicional: un recorrido tranquilo por los bares, saboreando una copita (un pequeño de vino o zurita de cerveza) en cada parada. Una guía local lo resume así: un txikiteo significa ir “De bar en bar, comiéndome un par de pintxos y acompañándolos con un vaso de txakoli fresco o sidra local”Cada pintxo es como un aperitivo culinario entre sorbos.
Durante un txikiteo, notarás algunas costumbres curiosas. No te asustes por el confeti de servilletas desechadas en el suelo: los lugareños las tiran allí por costumbre, considerándolas una forma de entretenimiento. piso sucio Es señal de que un bar es popular. Además, es perfectamente normal estar hombro con hombro e incluso charlar con desconocidos en la barra. La amabilidad informal es la norma. Un guía experimentado incluso aconseja: busca bares llenos y bulliciosos (una clara señal de buena comida y compañía) y no te preocupes por el espacio reducido. De hecho, algunos dicen que un bar animado con el suelo algo sucio es justo lo que buscas: significa que los lugareños lo frecuentan.
En definitiva, el txikiteo se centra en la variedad y la convivencia. Al final de la noche, tendrás un recuerdo imborrable de especialidades locales, encuentros agradables y brindis. Concluye tu recorrido con un toque final: quizás una parada en una pastelería tradicional para saborear por última vez la famosa tarta de queso vasca (ver más abajo), o un último brindis. zurita entre nuevos amigos. En San Sebastián, una auténtica ruta de bares puede empezar y terminar (casi) en cualquier sitio.
Una de las ventajas de los pintxos es que puedes comer muy bien sin gastar demasiado; sin embargo, es fácil gastar más de lo que piensas si te excedes. Un pintxo típico cuesta entre 2 y 3 € por un bocado sencillo, y quizás entre 4 y 6 € por algo más elaborado. Como señala un viajero: “Puedes esperar pagar entre 2 y 6 euros por la mayoría de los pintxos y miniplatos”.Ten en cuenta que las bebidas (una cerveza pequeña o una copa de vino) añadirán entre 3 y 5 € cada una. En la práctica, calcula unos 5-7 € por ronda (dos pintxos y una bebida).
La histórica Parte Vieja es el epicentro de la cultura pintxo de San Sebastián, con decenas de tabernas tradicionales apiñadas en sus estrechas calles. Aquí te presentamos algunas de las mejores y qué pedir en cada una:
Si bien el casco antiguo acapara toda la atención, el barrio de Gros (al otro lado del río Urumea) alberga bares más tranquilos y con un ambiente más local. No te pierdas estos lugares:
Más allá de los bares individuales, varios tipos de pintxos icónicos merecen una mención especial:
La elección de bebidas es tan importante como la de la comida. Por defecto, los habitantes de San Sebastián optarán por una de estas cuatro clásicas:
Sea cual sea la bebida, la idea es saborearla suavemente entre bocado y bocado. Deja los chupitos y cócteles para después de la fiesta: la cultura de los pintxos se trata de picar, no de emborracharse. En la mayoría de los bares, se pide una bebida por cada dos pintxos. Si viajas en grupo, podéis compartir una botella o jarra más grande (común en las mesas familiares). No tengas reparo en preguntar al camarero. “¿Qué bebéis la gente aquí?” – Con mucho gusto te recomendarán qué marida bien con tu selección de pintxos.
Los bares de pintxos de San Sebastián son tradicionalmente ricos en carne y marisco, pero la ciudad se ha adaptado a las necesidades dietéticas en los últimos años:
En resumen, quienes prefieran una opción vegetariana encontrarán buenas alternativas (sobre todo si preguntan), pero otras restricciones son difíciles de satisfacer en una ruta de pintxos tradicional. La ciudad cuenta con restaurantes completamente vegetarianos y algunos locales internacionales (por ejemplo, indios y de Oriente Medio) si fuera necesario. Sin embargo, para disfrutar plenamente de la experiencia de los pintxos, lo mejor es optar por lo que uno sabe que es seguro y aprovechar la variedad de opciones disponibles.
San Sebastián tiene estaciones bien diferenciadas, cada una de las cuales influye en la cultura del pintxo:
Planificar el viaje teniendo en cuenta estos horarios, y evitando las horas punta conocidas por ser frecuentadas por turistas (domingos por la noche o justo después de medianoche), ayudará a garantizar que cada parada para tomar pintxos sea cálida, esté disponible y sea auténticamente vasca.
Los viajeros suelen debatir si unirse a una visita guiada gastronómica o aventurarse por su cuenta a los bares de pintxos. Ambas opciones tienen sus ventajas:
En cualquier caso, recuerda que ninguna guía abarca todos los bares de pintxos: la oferta es inmensa. Incluso los locales admiten no haberlos probado todos. Apúntate a tours o guías para descubrir nuevos lugares, pero no te preocupes si te pierdes algún sitio imprescindible. Lo divertido está en descubrir los secretos mejor guardados y tus propias sorpresas.
Aquí tienes algunos ejemplos de rutas de bares para todos los gustos. Ajusta el ritmo y la duración a tu gusto, y combina o evita bares según la disponibilidad de asientos y las colas:
Tras decenas de visitas, los lugareños tienen algunas observaciones más:
Finalmente, aquí están los escollos que conviene evitar:
Siguiendo estos consejos (¡y saboreando cada bocado!), recorrerás los bares de pintxos como un experto. Los bares de San Sebastián son mucho más que restaurantes: son auténticos centros culturales. Con curiosidad, modestia y buen apetito, tu ruta de pintxos será deliciosa e inolvidable.
¿Necesito reservar mesa en los bares de pintxos? No en el sentido habitual. Los bares de pintxos funcionan sin reserva. Como mucho, podrías llegar a acuerdos informales: por ejemplo, Bar de Néstor La lista de tortillas se gestiona por tiempo, no por reservas online. En los bares más populares, los clientes habituales suelen apuntarse y volver más tarde (como hace Néstor). Si llegas y el bar está lleno, pregunta si puedes sentarte o quedarte de pie; normalmente te acomodarán en el primer sitio libre. Reservar mesa solo es necesario para los restaurantes con servicio de mesa en la planta superior (como el comedor de Casa Urola, que es un negocio aparte).
¿Cuántos pintxos debo comer por bar? Tradicionalmente, los lugareños solo comen uno o dos pintxos por bar. Comer en exceso en una sola parada se considera comportamiento turístico. La idea es probar una variedad de opciones. Por ejemplo, prueba dos pintxos diferentes y una bebida en un bar, y luego pasa a otro. Si quieres más en ese bar más tarde, puedes regresar después de visitar algunos otros. En la práctica, calcula que comerás entre 6 y 10 pintxos durante toda una noche si visitas varios bares. Un buen apetito y la moderación son fundamentales aquí.
¿Se acostumbra dar propina? Dar propina en los bares de pintxos no es obligatorio. En España, el servicio suele estar incluido en la cuenta. Sin embargo, dejar una pequeña propina es un buen gesto de agradecimiento. Mucha gente redondea al siguiente euro o deja las monedas sueltas como propina. Si el servicio es excepcional, dejar 5–10% Una pequeña propina se considera un gesto generoso. No te sientas presionado; incluso en lugares elegantes, lo normal es dar una propina modesta. Si estás sentado en una mesa y te atiende un camarero, puedes dar algo más, pero en la barra, un simple «gracias» suele ser suficiente.
¿Puedo pedir pintxos para llevar? Por lo general, no; los pintxos se suelen comer en el local con una bebida. Los bares normalmente los sirven en platos para consumirlos al momento. Si necesitas algo para llevar, puedes comprar los ingredientes (quesos, jamón, pan fresco) en una charcutería y prepararlos después, pero no te envolverán los pintxos ya preparados. La excepción podrían ser los postres: en La Viña sí que los envuelven. comprar una tarta de queso entera para llevar. De lo contrario, planea disfrutar de los pintxos en el lugar donde se elaboran.
¿Se aceptan tarjetas de crédito? Las principales tarjetas de crédito (Visa, Mastercard, AmEx) son ampliamente aceptadas en la mayoría de los bares y restaurantes de San Sebastián. Sin embargo, es habitual pagar en efectivo, sobre todo en tabernas pequeñas o en compras rápidas. Algunos bares pequeños pueden tener un consumo mínimo con tarjeta o un recargo del 2%. Es recomendable llevar entre 20 y 50 € en efectivo por si acaso, para compras imprevistas o en algún sitio que solo acepte euros. Pero no te preocupes: la mayoría de las veces, el gasto en pintxos es pequeño, y hoy en día casi todos los locales aceptan tarjetas.
¿Qué debo ponerme para ir de pintxos? En los bares de pintxos no hay código de vestimenta; el ambiente es informal y relajado. Los locales suelen vestir ropa informal elegante (vaqueros, suéteres, vestidos sencillos). Puedes ir cómodo, pero evita la ropa de playa o la ropa deportiva muy sudada (a menos que...). son ¡De camino a la playa! Para salir por la noche, una camisa o blusa elegante es más que suficiente. Si planeas visitar vinotecas de lujo o pintxos recomendados por la Guía Michelin, una chaqueta un poco más formal y unos zapatos bonitos están bien, pero sin dejar de ser informales. En resumen: arreglado pero relajado.
¿Abren los bares de pintxos los domingos? Sí, muchos lo son, especialmente para el brunch y el almuerzo. En San Sebastián, la cultura del pintxo dominical suele alcanzar su punto álgido los domingos. Desde finales de la mañana hasta principios de la tardeMuchos bares abren entre las 10 y las 11 de la mañana y sirven pintxos, ideales para que los locales disfruten de una copa al mediodía los fines de semana. Sin embargo, el domingo por la tarde o noche, muchos bares cierran temprano o permanecen cerrados. Así que, si quieres ir de pintxos un domingo, empieza a media mañana y termina antes de las 3 de la tarde. Después de esa hora, las opciones disminuyen hasta que los bares vuelven a abrir para la cena del lunes.
¿Hasta qué hora permanecen abiertos los bares de pintxos? La mayoría cierra a medianoche o poco después. En general, la fiesta termina entre las 23:00 y las 00:00 de la noche entre semana, aunque los fines de semana algunos restaurantes con mesas y cafeterías locales permanecen abiertos hasta más tarde. Algunos locales (sobre todo los viernes y sábados) pueden servir hasta la 1:00 o las 2:00, pero por lo general encontrarás calles más tranquilas a partir de la 1:00. Por ejemplo, el bar de Casa Urola deja de servir a las 23:15. Para aprovechar al máximo las opciones nocturnas, considera terminar tu recorrido en una cafetería o bar de pintxos conocido por su ambiente nocturno (como las zonas de la Calle Garibay o la Calle Bermingham en el Casco Antiguo).
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