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En las regiones costeras de Dalmacia, los rafioli son un símbolo predilecto de celebración. A pesar de su nombre con reminiscencias italianas, son muy croatas: "raviolis" dulces rellenos de almendra que casi siempre se sirven en bodas, bautizos y fiestas navideñas. Cuenta la leyenda que los primeros rafioli fueron horneados por una mujer llamada Rafioli, prisionera de la fortaleza de Trogir; se dedicaba a preparar dulces y, tras su rescate, se convirtieron en una muestra de gratitud. Hoy en día, cada familia dálmata tiene su propia receta de rafioli, pequeños y delicados bocados de sabor que aportan un toque elegante a la mesa de postres.
Los rafioli se preparan intercalando un relleno de almendras dulces (o avellanas) entre dos círculos finos de masa, doblándolos y sellándolos en medias lunas. Al hornearse, la masa adquiere un color dorado pálido y el relleno de almendras humea en su interior formando un centro suave y húmedo. Cada galleta se pincela con agua azucarada y se reboza en azúcar extrafino o se cubre con glaseado dulce. El resultado es una galleta sencilla y deliciosa: crujiente y mantecosa por fuera, con un tierno relleno de almendras, similar al mazapán, y un sutil toque cítrico o especiado. Su aspecto de "vitral" se aprecia al morder el translúcido relleno recubierto de azúcar que se asoma.
Lo que hace especiales a los rafioli es su tradición y sabor. Son dulces pero no empalagosos, y el relleno de nueces les aporta riqueza y textura. A menudo aromatizados con ralladura de limón o naranja y un chorrito de ron o agua de rosas, transmiten notas aromáticas de la costa dálmata. Culturalmente, representan la tradición familiar y comunitaria. Preparar rafioli puede ser una tarea de amor: estirar la masa hasta dejarla fina como el papel, rellenar cada pequeño montoncito de almendras con manga pastelera y sellar cuidadosamente cada borde. Pero servirlos invita a la alegría de compartir algo verdaderamente casero y festivo.
Aunque son perfectos para celebraciones, los rafioli también son un consuelo en una tarde fresca con té. Cada bocado evoca cálidos recuerdos de la cocina de la abuela o de las reuniones navideñas. A continuación, te presentamos una receta detallada de rafioli de almendras dálmatas. Síguela paso a paso para crear estas exquisitas galletas y pronto estarás saboreando un trocito de la herencia croata.
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porciones45
minutos20
minutos150
kcalLos rafioli dálmatas son galletas de paredes finas rellenas de pasta de almendra. Para prepararlos, se extiende una masa suave de harina, huevo y grasa hasta que quede muy fina. El relleno de almendras (almendras molidas mezcladas con azúcar, clara de huevo, mantequilla y sabores como limón y ron) se coloca en círculos de masa. Cada círculo se dobla y se riza, sellando el relleno. Las galletas se hornean durante unos 15-20 minutos hasta que adquieren un color dorado pálido. Mientras aún están calientes, se pincelan ligeramente con agua y se recubren con azúcar granulado, que al secarse forma una corteza brillante. Los rafioli terminados tienen un sabor a almendra dulce, un interior ligeramente masticable y una elegancia exquisita. Esta receta rinde para unas 24-30 galletas.
2 tazas (250 g) de harina para todo uso: forma la base de la masa.
3 cucharadas (45 g) de azúcar granulada: agrega un ligero dulzor a la masa.
½ cucharadita de sal: equilibra los sabores.
4 cucharadas (60 g) de mantequilla fría sin sal o manteca de cerdo, cortada en cubos: aporta riqueza (fría, como la masa de una tarta).
2 yemas de huevo grandes: ayudan a unir la masa y le aportan ternura.
3 cucharadas (45 ml) de aceite o mantequilla derretida (para suavizar) (aceite de oliva o aceite neutro).
1 cucharada (15 ml) de vino blanco o 1 o 2 cucharadas de brandy (opcional) – para dar sabor y elasticidad a la masa.
1 cucharadita de extracto de vainilla y/o ralladura de 1 limón – para darle sabor a la masa.
1–2 cucharaditas de leche (si es necesario), lo suficiente para unir la masa.
2 tazas (200 g) de almendras blanqueadas molidas: la rica base de nuez del relleno.
½ taza (100 g) de azúcar granulada – endulza el relleno.
Ralladura de 1 limón (2 cucharaditas) y 1 cucharadita de extracto de almendras o vainilla – sabores aromáticos.
1 cucharada de mantequilla ablandada: hace que el relleno quede húmedo.
2 claras de huevo grandes, batidas hasta formar espuma e incorporadas para que queden más ligeras.
1 cucharada (15 ml) de vino blanco o ron (opcional): agrega profundidad y mantiene el relleno tierno.
½ taza (100 g) de azúcar granulada – para rebozar las galletas horneadas.
2–3 cucharadas de agua: pinceladas sobre las galletas antes de azucararlas para ayudar a que el azúcar se adhiera.
Azúcar glas (opcional): para espolvorear o rociar por última vez.
Preparar la masa: En un tazón grande, bata la harina, el azúcar y la sal. Con los dedos o un cortador de masa, frote la mantequilla fría con la mezcla de harina hasta obtener una textura gruesa. Incorpore las yemas de huevo, el aceite (o la mantequilla derretida), el vino (si lo usa), la vainilla y la ralladura de limón. Mezcle hasta formar una masa, agregando un chorrito de leche si la mezcla parece demasiado seca. La masa debe mantenerse unida, pero no pegajosa. Forme un disco, cúbralo y refrigérelo durante 30 minutos para que repose.
Preparar el relleno: Mientras la masa se enfría, prepare el relleno de almendras. En un bol, combine las almendras molidas, el azúcar, la ralladura de limón, el extracto de almendras y la mantequilla ablandada. En otro bol limpio, bata las claras de huevo a punto de nieve. Incorpore las claras batidas a la mezcla de almendras con movimientos envolventes hasta obtener una mezcla suave y fácil de untar. Si la mezcla parece demasiado líquida, refrigérela brevemente para que se endurezca.
Extender la masa: Enharina ligeramente una superficie de trabajo y extiende la masa hasta dejarla muy fina (unos 2 mm). Usa un cortador redondo o un vaso (de 7,5 a 10 cm de diámetro) para cortar círculos. Reutiliza los retales según sea necesario.
Rellenar y dar forma: Coloca aproximadamente 1 cucharadita de relleno de almendras en el centro de cada círculo de masa. Dobla cada círculo por la mitad para formar una medialuna (o puedes formar un ravioli entero presionando dos círculos juntos, si tienes uno extra). Presiona los bordes firmemente y dóblalos con un tenedor para sellarlos por completo. Asegúrate de que no queden huecos por donde pueda salir el relleno.
Hornear los rafioli: Precalienta el horno a 160 °C (320 °F). Coloca las galletas en una bandeja para hornear forrada con papel vegetal, dejando un poco de espacio entre ellas. Hornea de 15 a 20 minutos o hasta que los bordes estén ligeramente dorados. No las hornees demasiado; deben quedar bastante pálidas por encima.
Endulzar: Mezcla 2 o 3 cucharadas de agua con un chorrito de vainilla (opcional). Cuando las galletas aún estén tibias, pincela ligeramente la superficie con agua y, acto seguido, reboza cada una en el azúcar granulada hasta que queden cubiertas. (El agua ayuda a que el azúcar se adhiera). Déjalas enfriar completamente sobre una rejilla; el azúcar se endurecerá formando una bonita corteza. Si lo deseas, puedes rociarlas con un glaseado sencillo hecho con azúcar glas y zumo de limón.
Almacenar: Una vez fríos, guarde los rafioli en un recipiente hermético a temperatura ambiente. Se conservan en perfectas condiciones hasta 3 semanas.
Información nutricional (por galleta, aproximadamente 1,5 pulgadas)
Calorías | Carbohidratos | Proteína | Gordo | Fibra | Sodio | Alérgenos |
150 | 13 gramos | 3 gramos | 9 gramos | 1 gramo | 20 mg | Huevos, trigo, almendras (frutos secos) |
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