El requesón fresco con nata, conocido en croata como sir i vrhnje, es un elemento fundamental de la cocina cotidiana del norte de Croacia. En las colinas de Hrvatsko Zagorje y en la cercana Zagreb, esta sencilla mezcla de requesón fresco y nata espesa se encuentra en las mesas de desayuno, en bandejas rústicas para picar y en los puestos de los mercados donde los productores venden su propio queso y nata. El sir i vrhnje suele figurar en las listas de platos tradicionales croatas como una preparación emblemática de las regiones del norte y el centro, donde el queso fresco casero forma parte de la dieta diaria desde hace mucho tiempo.
La base es sencilla y casi desarmante: requesón fresco de leche de vaca y crema agria o crema espesa cultivada. TasteAtlas y otras guías gastronómicas regionales describen el sir i vrhnje como un plato favorito que muchos croatas preparan simplemente mezclando ambos ingredientes, con adiciones opcionales como pimentón ahumado, pimienta o ajo. La mezcla puede ser más a base de queso, para una pasta más firme y ligeramente desmenuzable, o más a base de crema, para una textura más suelta que se adhiera al pan y las verduras.
La cultura y la geografía determinan la presentación de este plato en la mesa. En Zagorje y Zagreb, el sir i vrhnje suele formar parte de un menú campestre, acompañado de embutidos curados como kulen, tocino, cebolletas, rábanos y tomates. En el Mercado Dolac de Zagreb, un emblemático mercado agrícola situado justo encima de la plaza principal, las mujeres mayores aún venden quesos frescos y crema; los escritores mencionan con frecuencia el sir i vrhnje como uno de los productos clásicos que se ofrecen allí. La misma combinación de queso y crema se encuentra en la base de otros platos regionales, en particular el štrukli, el pastel relleno de queso, horneado o hervido, que se ha convertido en otro emblema de Zagorje.
Esta versión se centra en el equilibrio típico de Zagorje: una mayor proporción de queso para un sabor fresco y láctico, suavizado con suficiente crema para crear una consistencia suave y fácil de comer con cuchara. El condimento es moderado: sal fina, un toque de pimienta blanca y una cantidad moderada de ajo para quienes prefieren el estilo de taberna de Zagreb descrito en varios relatos de viajes y gastronomía. Una pizca de pimentón ahumado por encima, a menudo sugerida en publicaciones regionales, aporta una suave calidez y un contraste de color rústico.
Desde un punto de vista práctico, el sir i vrhnje es un plato sin cocción que se adapta a diversas situaciones. Puede ser el centro de una bandeja fría para invitados, acompañar verduras en rodajas para una cena ligera o formar un desayuno rápido con pan crujiente recién hecho. La receta es ideal para quienes prefieren listas de ingredientes cortas y una manipulación mínima, pero que buscan una preparación con claras raíces regionales. Con lácteos enteros, el plato resulta sustancioso y satisfactorio; con queso o yogur más ligeros, puede tener un sabor más fresco y ácido.
El método ofrece margen de ajuste. Un breve escurrido le da estructura cuando el queso contiene abundante suero. La elección de la crema también define el carácter: una crema agria más espesa y con más grasa da una textura suntuosa, casi como la de un postre de cuchara, mientras que una crema más líquida crea una textura más suave y fácil de verter. Pequeños añadidos —cebollino picado, rábano rallado por encima o unas lonchas de kulen al lado— permiten que cada hogar exprese sus propios hábitos dentro de una tradición compartida.
Para los cocineros que planifican menús, el sir i vrhnje se adapta a muchos formatos. Es ideal para almuerzos familiares con una variedad de platos pequeños, se sirve en una tabla tipo mezze con embutidos y encurtidos, e incluso puede acompañar carnes a la parrilla como acompañamiento refrescante. La receta se conserva bien en el refrigerador durante uno o dos días, lo que permite prepararla con antelación para reuniones. En todos estos entornos, conserva el sabor de los campos y mercados de Zagorje en un plato que se prepara en minutos, pero que refleja una larga y continua práctica diaria en las cocinas croatas.