Explorando los secretos de la antigua Alejandría
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Los krostule pertenecen a la familia de los pasteles europeos con forma de "alas de ángel": finas tiras de masa cremosa, retorcidas, fritas y cubiertas con una suave capa de azúcar glas. En Croacia, tienen un marcado carácter costero y están estrechamente vinculados con Istria y Dalmacia, donde el aroma a aceite caliente y masa con aroma a limón impregna las cocinas durante el carnaval, la Navidad y las reuniones familiares.
En estas regiones, el krostule se presenta con nombres y formas ligeramente diferentes (cintas, vueltas, nudos sueltos), pero la idea sigue siendo la misma: un bocado ligero y crujiente que marida con café, vino dulce o un brandy al final de la mañana cuando hay invitados. Muchas fuentes atribuyen la influencia de este pastel a la tradición costera y a la extendida costumbre mediterránea de freír masa enriquecida, que los cocineros locales han ido adaptando a lo largo de generaciones. Las recetas varían en pequeños detalles: algunas se basan en mantequilla blanda, otras en aceite neutro o incluso manteca de cerdo; algunas llevan leche, otras un chorrito de vino blanco o zumo, y casi todas incluyen ralladura de cítricos y un toque de licor local, a menudo rakija.
Esta versión sigue un enfoque costero que equilibra una textura crujiente con una textura suave y cremosa. La masa utiliza una mezcla de huevos enteros y yemas adicionales para darle color y ternura, un enfoque que se alinea con muchas fórmulas tradicionales para krostule y otros pasteles estilo alas de ángel. La mantequilla derretida le da un ligero sabor lácteo sin resultar pesada. Un poco de leche suaviza la masa, mientras que una mezcla de rakija y ralladura de limón le da un inconfundible carácter adriático; el alcohol ayuda a mantener las tiras crujientes y fomenta la formación de pequeñas burbujas en la superficie durante la fritura, lo que contribuye a su textura delicada. Licores como rakija, marrasquino o ron aparecen con frecuencia en recetas croatas y regionales para buñuelos y pasteles similares.
Los krostule también tienen su momento especial en el año. Alrededor del fašnik (el carnaval previo a la Cuaresma), los pueblos costeros se llenan de desfiles, máscaras y una larga tradición de dulces fritos, desde krostule hasta fritule y donuts. Las familias suelen escribir a mano su receta favorita, con ligeros cambios en el líquido, la grasa o la forma. Algunos cocineros extienden la masa bastante gruesa para obtener un centro ligeramente más masticable; otros, incluyendo esta versión, prefieren una lámina muy fina para una textura crujiente y más parecida a las alas de ángel polacas o italianas, que comparten la misma idea básica.
Este método en particular busca la fiabilidad en la cocina doméstica. La masa se prepara en un bol, reposa brevemente para que el gluten se disuelva y luego se extiende con facilidad. Un toque de levadura química mantiene la textura crujiente y evita la sensación de dureza una vez que se enfrían. Las tiras se cortan con un torno de repostería, se les hace un corte en el centro y se les da la forma típica de un lazo antes de sumergirlas brevemente en aceite caliente. Una vez escurridas y espolvoreadas con azúcar, se mantienen crujientes durante varios días en un molde tapado, lo que las hace prácticas para días festivos o reuniones cuando el cocinero quiere prepararlas con antelación.
Aunque los krostule se encuentran en las mesas festivas de toda Croacia, su espíritu es modesto: ingredientes sencillos, un amasado cuidadoso y atención a la temperatura de fritura. Esta versión respeta esa tradición, ofreciendo tiempos de cocción claros, indicaciones de grosor y detalles visuales para que un cocinero casero pueda lograr esa textura fina y crujiente que hace que este pastel costero sea tan satisfactorio.
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porciones35
minutos20
minutos320
kcal20
minutosLos krostule son finas y crujientes tiras de hojaldre croata, enrolladas en forma de lazo, fritas y espolvoreadas generosamente con azúcar glas. Esta versión sigue el estilo costero de Istria y Dalmacia, con una masa a base de harina, huevos, mantequilla, leche y un toque de rakija para darle aroma y ligereza. La masa reposa brevemente y luego se extiende hasta quedar muy fina, lo que crea la textura delicada y burbujeante que se adapta a este tipo de pastel. Una pequeña cantidad de levadura química mantiene la textura crujiente en lugar de dura. La receta rinde un generoso plato de pasteles ideal para carnaval, reuniones navideñas o cualquier ocasión que requiera un dulce sencillo para compartir. Una vez fríos, se conservan bien en un molde, para que el cocinero pueda prepararlos con antelación.
Harina para todo uso, 300 g (aproximadamente 2 ⅓ tazas) — da estructura; la harina de trigo estándar funciona bien.
Azúcar granulada, 40 g (3 cucharadas) — endulza ligeramente la masa.
Sal fina, ¼ cucharadita — agudiza el sabor y equilibra el dulzor.
Levadura en polvo, ½ cucharadita — ayuda a que las tiras se inflen ligeramente y permanezcan crujientes en lugar de duras.
huevos enteros, 2 grandes: aportan estructura y riqueza.
Yemas de huevo, 2 grandes: añaden color y un bocado más tierno.
mantequilla sin sal, 40 g, derretido y enfriado: aporta un suave sabor lácteo y suaviza la miga.
Leche, 60 ml (¼ de taza), a temperatura ambiente: hidrata la masa; la leche entera da el mejor sabor.
Rakija o aguardiente de frutas claro, 30 ml (2 cucharadas) — licor aromático tradicional; ayuda a mantener la masa ligera.
ralladura de limón fresco, finamente rallado de 1 limón pequeño: le da una nota cítrica brillante típica del krostule.
Azúcar de vainilla o extracto de vainilla, 1 cucharadita — redondea el aroma.
Aceite neutro para freír, 1–1,2 L — aceite de girasol o canola, con un punto de humo alto.
Azúcar en polvo (de repostería), 60–80 g — para espolvorear los pasteles fritos.
Para una versión sin alcohol, reemplace el rakija con el mismo volumen de leche, jugo de naranja o una mezcla de ambos; el sabor cambiará ligeramente, pero la textura se mantendrá similar.
Para una versión sin lácteos, sustituya la mantequilla y la leche por aceite neutro y bebida de avena o soja; el resultado queda crujiente y con un aroma ligeramente diferente.
La receta lleva harina de trigo y huevos, por lo que no es apta para dietas sin gluten ni huevo sin una reformulación más exhaustiva. Las mezclas de harinas sin gluten tienden a producir tiras más frágiles y quebradizas, por lo que se requieren pruebas adicionales para obtener un resultado fiable.
Mezclar los ingredientes secos. Combine la harina, el azúcar, la sal y el polvo para hornear en un tazón grande y revuelva hasta que se mezclen uniformemente.
Combine los líquidos y los huevos. En un recipiente aparte, bata los huevos enteros, las yemas de huevo, la mantequilla derretida, la leche, el rakija, la ralladura de limón y la vainilla hasta que quede una mezcla suave.
Formar la masa. Vierta la mezcla líquida en los ingredientes secos y revuelva con una cuchara de madera o una espátula hasta que se forme una masa peluda.
Amasar hasta que quede suave. Transfiera la masa a una superficie ligeramente enharinada y amásela durante 5 a 7 minutos, hasta que quede suave, elástica y solo ligeramente pegajosa.
Deje reposar la masa. Forma la masa en un disco, envuélvela en plástico o cúbrela con un bol y déjala reposar a temperatura ambiente durante 20 minutos para que el gluten se relaje.
Dividir la masa. Corte la masa reposada en dos o tres trozos para que sea más fácil estirarla.
Enrolle muy fino. Sobre una superficie ligeramente enharinada, estire una pieza a la vez hasta que tenga un espesor de 1 a 2 mm; la hoja debe verse casi translúcida al levantarla.
Recortar y cuadrar los bordes. Utilice un cuchillo afilado o una rueda de repostería para limpiar los bordes de la hoja enrollada.
Cortar en tiras. Corte la masa en rectángulos de aproximadamente 10 x 3 cm (4 x 1¼ pulgadas); ajuste el tamaño a su preferencia.
Cortar una ranura y girar. Haz una ranura de 3 cm a lo largo en el centro de cada tira, luego tira suavemente de un extremo corto a través de la ranura para formar un giro o lazo suelto.
Disponer para freír. Coloque las piezas moldeadas sobre una bandeja enharinada o una toalla limpia en una sola capa, para que no se peguen entre sí.
Calentar el aceite. Vierta el aceite en una olla ancha y pesada hasta una profundidad de al menos 5 cm y caliéntelo a 170–175 °C (340–350 °F); verifique con un termómetro o un pequeño trozo de masa de prueba.
Freír en tandas. Deslice algunos trozos en el aceite caliente sin amontonarlos y fríalos durante 45 a 60 segundos por lado, dándoles vuelta una vez, hasta que estén bien dorados e inflados.
Escurrir bien. Saque el krostule frito con una espumadera, deje que el exceso de aceite gotee nuevamente en la olla y luego transfiéralo a una bandeja cubierta con toallas de papel.
Espolvorear con azúcar. Mientras aún estén calientes, tamice generosamente el azúcar en polvo sobre los pasteles para que se adhiera a la superficie.
Repita con la masa restante. Continúe friendo y azucarando los trozos restantes, manteniendo el aceite a una temperatura constante para lograr un color y una textura uniformes.
Dejar enfriar antes de guardar. Deje que los krostule se enfríen completamente sobre rejillas o bandejas en una sola capa antes de transferirlos a una lata o recipiente hermético.
Valores aproximados para 1 de 8 porciones (basados en datos de referencia estándar y absorción típica de aceite para pasteles fritos):
| Nutritivo | Cantidad aproximada |
|---|---|
| Calorías | ~320 kcal |
| Carbohidratos | ~40 gramos |
| Proteína | ~5 gramos |
| Gordo | ~15 gramos |
| Fibra | ~1 gramo |
| Sodio | ~160 mg |
| Alérgenos clave | Gluten (trigo), huevos, lácteos |
Estas cifras son estimaciones, no valores precisos de laboratorio. Para necesidades médicas o dietéticas muy específicas, una calculadora nutricional especializada o el asesoramiento profesional ofrecen una orientación más precisa.
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