Turopolje se encuentra justo al sur de Zagreb, una región de tierras bajas conocida por sus fértiles campos, pequeños pueblos y una larga tradición en la cría de gansos. Durante generaciones, las familias locales criaron gansos con maíz y pasto, y luego marcaban las fechas importantes en el calendario con una sartén lo suficientemente grande como para un ave entera. El ganso asado de Turopolje, servido con žganci de harina de maíz rústica, aún conserva ese sabor especial: un plato para onomásticas, el Día de San Martín, los domingos de Adviento y las grandes mesas familiares donde las fuentes se sientan en el centro y la conversación se prolonga. Las reseñas nacionales y regionales de la cocina tradicional croata suelen incluir la Turopoljska guska, maridada con sémola de maíz, entre los platos emblemáticos, especialmente en el norte del país.
El ganso en sí tiene un carácter particular. Con una carne más oscura que la del pollo, más grasa y un sabor intenso, se agradece un asado lento y atento. Las preparaciones tradicionales al estilo Turopolje mantienen el condimento simple: sal, pimienta, ajo y, a veces, alcaravea o mejorana, con manteca caliente vertida sobre el ave antes de meterla al horno. Este paso ayuda a que la grasa bajo la piel comience a derretirse, creando una superficie crujiente y una base de asado rica en la sartén. Las recetas croatas y regionales siguen el mismo método: asado prolongado a temperaturas del horno que disminuyen gradualmente, rociado frecuente y reposo pausado antes de trinchar.
Los žganci de harina de maíz constituyen la segunda mitad de la identidad del plato. En Turopolje y las regiones vecinas, los žganci preparados con harina de maíz han formado parte de la cocina rural desde hace mucho tiempo, a menudo comparados con la polenta, pero con una textura distintiva y una estructura más gruesa y fácil de cortar cuando están completamente cocidos. En el caso de la Turopoljska guska, la harina de maíz suele quedar más bien blanda, más parecida a un puré robusto que a un pan firme, y absorbe la grasa de ganso o los jugos del asado. El contraste entre la piel crujiente, la carne tierna y la cremosidad y riqueza de la harina de maíz captura la comodidad rústica que muchos lugareños asocian con los fines de semana y las vacaciones de invierno.
Esta versión sigue esa tradición, al tiempo que define las instrucciones para una cocina moderna. El ganso se pone en salmuera seca con sal y aromáticos durante varias horas, lo que ayuda a sazonar la carne y a dorarse mejor. El proceso de asado comienza a fuego alto para fijar la piel y luego pasa a temperaturas moderadas, siguiendo las recomendaciones de las escuelas de cocina croatas y los escritores gastronómicos especializados en ganso al estilo Turopolje. La guarnición de harina de maíz se cocina en la estufa con una mezcla de líquido de cocción y grasa de ganso, en tan solo quince minutos, similar a los métodos tradicionales de žganci.
En la práctica, esta no es una cena rápida para entre semana. Un ganso entero necesita tiempo: salazón, horneado y reposo antes de cortarlo. A cambio, la receta rinde suficiente carne y grasa para una larga comida con invitados y sobras para sándwiches, sopas o una segunda ronda de harina de maíz. La base de harina de maíz es ideal para las noches frías, ideal para acompañar col lombarda estofada, ensalada de remolacha o una sencilla ensalada de col rizada.
Este enfoque es ideal para cocineros que buscan una versión fiel del ganso asado de Turopolje, pero con pasos claros y estructurados: condimentos medidos, temperaturas de horno precisas e indicaciones visuales para el punto de cocción. El resultado se mantiene fiel a la tradición regional, a la vez que respeta las herramientas y las expectativas de una cocina casera, lo que lo convierte en un plato principal imprescindible para las fiestas de invierno, reuniones familiares o cualquier ocasión que requiera un generoso plato principal asado a fuego lento con raíces en la tradición culinaria croata.