En los hogares croatas, el estofado de pollo en salsa color pimentón se recuerda tanto como los asados de fin de semana y las grandes sartenes de pasta al horno. Pertenece a esa categoría de comida que rara vez aparece en los menús de los restaurantes, pero que aparece en las mesas familiares de todas las regiones. El pileći gulaš, o gulash de pollo croata, retoma la tradición centroeuropea del gulash y le da un toque más ligero y cotidiano, sustituyendo los cortes contundentes de carne de res o de caza por modestos trozos de pollo.
Las raíces de este guiso se remontan al gulyás húngaro, un plato a base de cebollas cocinadas lentamente con carne y abundante pimentón. De ahí, la idea se extendió por las antiguas tierras austrohúngaras, incluyendo el norte de Croacia y Eslavonia, donde los guisos de larga cocción a fuego lento se convirtieron en parte del ritmo culinario habitual. En muchos hogares, la carne de res o de venado aún ocupa un lugar destacado en el gulash. Las versiones con pollo suelen aparecer en días ajetreados, cuando una cocción más rápida y una lista de ingredientes más corta facilitan que la cena llegue a la mesa sin necesidad de una planificación exhaustiva ni de una habilidad especial.
El sabor del pileći gulaš se basa en unos pocos ingredientes básicos cuidadosamente seleccionados. Las cebollas y las zanahorias se cocinan primero en una fina capa de grasa caliente hasta que estén blandas y ligeramente dulces. Esta base sirve de soporte para cubos de pollo, generalmente de pierna para mayor ternura, aunque la pechuga queda bien cortada en trozos pequeños y cocida a fuego lento. Una o dos cucharadas de pimentón dulce molido le dan al guiso su cálido color ladrillo y su suave aroma a pimienta, junto con passata de tomate o puré de tomate para darle cuerpo y una acidez discreta. La hoja de laurel, la pimienta negra y una pequeña cantidad de ajo completan el guiso, mientras que un poco de harina ayuda a que la salsa se adhiera a cada bocado de carne.
En comparación con el pimentón enriquecido con crema, esta versión es más bien ligera. La salsa se siente sedosa, lo suficientemente espesa como para cubrir una cuchara, pero lo suficientemente líquida como para impregnarla en puré de papas, noklice (empanadillas pequeñas), pasta corta o arroz blanco. En muchas cocinas croatas y vecinas, se sirve con puré de papas o pasta pequeña, con pimientos encurtidos o una ensalada sencilla como acompañamiento para contrastar.
Esta receta en particular busca un equilibrio entre el sabor tradicional y la practicidad para una cena entre semana. El método se basa en una sola olla y evita ingredientes especializados, a la vez que conserva el sabor a pimentón que define al gulash en toda la región. Una mezcla de pimentón dulce y una pizca de pimentón picante aporta calidez sin convertir el guiso en algo picante. La passata de tomate aporta cuerpo sin el dulzor del kétchup, y el caldo de pollo intensifica el sabor sin eclipsar el suave picante.
Este guiso es ideal para muchas situaciones. Funciona bien como una comida familiar sencilla, con abundante salsa para acompañar papas o fideos. Es ideal para un menú informal de fin de semana, junto con una ensalada de col y pan para mojar. Las sobras conservan su sabor, ya que el pollo y las verduras tienen tiempo de reposar en la salsa, que espesa ligeramente en el refrigerador. Esta cualidad hace del pileći gulaš una opción fiable para preparar con antelación, ya sea para almuerzos del día siguiente o para congelar en porciones.
En cuanto a la dieta, el plato se encuentra en un rango moderado. La versión base es relativamente ligera para un guiso de carne, especialmente cuando se prepara con pollo sin piel y una cantidad moderada de aceite. Evita los lácteos, lo que beneficia a quienes prefieren o requieren comidas sin lactosa. Quienes prefieren opciones sin gluten pueden sustituir la pequeña cantidad de harina por un espesante adecuado y servir el guiso con arroz o patatas en lugar de pasta de trigo. Con guarniciones y acompañamientos bien pensados, el estofado de pollo croata se adapta fácilmente a diferentes hogares, manteniendo su identidad de plato sencillo y reconfortante.