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Fasolakia ladera es la viva imagen de la cocina griega casera. Cada bocado de este guiso de judías verdes ofrece el cálido sabor de las verduras de verano maduradas al sol, realzado por el dulce toque de tomate y el rico aceite de oliva. Puede parecer sencillo, pero el plato transmite la reconfortante profundidad de generaciones de cenas familiares alrededor de una mesa de madera desgastada. A diferencia de las recetas mediterráneas más elaboradas, la fasolakia (pronunciada fa-soh-LAH-ki-a) es discretamente reconfortante: judías frescas de temporada, cocción suave y un generoso chorro de excelente aceite de oliva. El resultado es un plato que se siente como un abrazo en un tazón: sencillo y nutritivo, pero con un profundo sabor.
Este guiso ejemplifica Lathera, del griego "en aceite", una categoría de platos centrados en verduras cocidas a fuego lento en aceite de oliva y tomate. En Grecia, la fasolakia ladera es un plato cotidiano: un plato principal vegano que podría alimentar a una familia con un presupuesto limitado. A finales de verano, la cocina se llena del rojo brillante de los tomates y las judías en una cacerola. A medida que se cocina, la salsa adquiere un color naranja brillante y el aroma atrae a todos a la mesa. El sabor es complejo a pesar de los pocos ingredientes: las judías cocinadas durante mucho tiempo se derriten tiernamente, la cebolla aporta dulzor y una pizca de azúcar equilibra la acidez de los tomates. La abundancia de aceite de oliva, clave en todos los platos de ladera, le da al guiso una textura suave y sedosa que recubre las judías y las verduras.
Un truco práctico es que la fasolakia es extremadamente indulgente. Se puede preparar con judías verdes frescas o incluso congeladas. Una olla se conserva bien en la estufa durante horas, lo que la hace ideal para una comida relajada por la tarde. Además, es nutritiva: cada porción está llena de fibra, vitaminas y grasas saludables, a un precio económico. Muchas familias griegas le dan su toque personal. Algunas añaden patatas o zanahorias picadas para hacerla más sustanciosa, lo que suaviza el toque de tomate con su dulzor y almidón. Una práctica común es añadir un chorrito de limón o vinagre al final, lo que realza sorprendentemente el sabor suave del guiso. En las cocinas modernas, los cocineros aprecian que sea vegana y sin gluten por naturaleza, lo que la hace ideal para dietas saludables.
Típicamente, la fasolakia ladera se sirve en la cena, acompañada de pan crujiente (para absorber la salsa) y un poco de queso feta. A veces forma parte de un menú vegetariano más amplio o se sirve junto con pescado o carne a la parrilla para variar. En las tabernas, se puede encontrar en una olla de barro, servida al estilo familiar. Los comensales suelen exprimir limón fresco sobre sus porciones, contrastando con la riqueza del aceite y las legumbres. Es el tipo de plato que se come despacio, saboreando la reconfortante calidez y los vibrantes sabores. En un día caluroso, incluso se puede disfrutar a temperatura ambiente en la terraza a la sombra. En cualquier caso, sigue siendo un favorito por su capacidad para hacer que una comida sencilla se sienta completa y satisfactoria.
En la cocina, preparar fasolakia ladera es muy sencillo. Las verduras y las judías verdes se ponen en una misma olla. La clave está en dejar que hierva suavemente hasta que las judías verdes se deshagan y absorban la salsa. No se necesitan utensilios pesados: solo una olla resistente y tiempo. Cocinarla es casi una meditación: en cuanto hueles el aceite de oliva chisporroteando con cebolla, puedes relajarte y saber que la comida está casi lista. La regla de oro es tener abundante aceite; una verdadera virtud, no un vicio. Después de unos 35 minutos, las judías estarán tiernas y el líquido se habrá reducido a un glaseado. Una pizca final de perejil o una cucharada de yogur frío realza el plato al retirarlo del fuego.
4
porciones10
minutos35
minutos290
kcalLas judías verdes frescas se cuecen lentamente con cebolla picada, ajo y tomates maduros en abundante aceite de oliva. Un chorrito de agua o caldo ayuda a que se cocinen bien. Se añaden trozos de zanahoria y patata para darle un toque más sustancioso y dulce. La mezcla se cuece a fuego lento, parcialmente tapada, hasta que las judías estén tiernas y el líquido casi se haya evaporado, creando una salsa cremosa. Una pizca de azúcar equilibra la acidez. Antes de servir, se espolvorea con perejil fresco y un chorrito de zumo de limón para darle un toque de sabor. El resultado final es una comida vegana reconfortante que realza el dulzor natural de las verduras.
Judías verdes: 1½ libras (aproximadamente 600 g) de judías verdes frescas, lavadas y recortadas (sin los extremos). (Consejo: Puede sustituir 14 a 16 oz de judías verdes congeladas; descongélelas y reduzca el agua agregada según sea necesario).
Cebolla: 1 cebolla amarilla o roja mediana, picada gruesa. (La cebolla roja aporta un toque dulce y de color; la amarilla proporciona una base más neutra).
Ajo: 2 dientes de ajo picados (opcional, pero añade profundidad al sabor).
Zanahoria: 1 o 2 zanahorias medianas, peladas y cortadas en rodajas de 1,25 cm. (Aporta un dulzor y una intensidad naturales; se puede omitir si se desea).
Papa: 1 papa mediana (unos 200 g), pelada y cortada en trozos (aproximadamente del mismo tamaño que las judías). (Hace que el plato sea más contundente; omítalo para una versión baja en carbohidratos).
Tomates: 3–4 tomates maduros, picados, or 1 lata (14–15 oz) de tomates cortados en cubitos (con jugo) or 2 tazas de passata de tomate. (Los tomates frescos de verano son los mejores; de lo contrario, los tomates enlatados garantizan una buena consistencia).
Tomato Paste: 1 cucharada (opcional, intensifica el sabor y el color del tomate).
Aceite de oliva: ⅓ taza (75 ml) de aceite de oliva virgen extra. (Tradicionalmente generoso; no escatime, ya que crea la textura de ladera).
Hierbas: 2 cucharadas de perejil o eneldo fresco picado. (El perejil es un clásico; el eneldo le da un toque ácido. Cualquiera funciona).
Condimento: 1 cucharadita de sal (o al gusto), ¼ de cucharadita de pimienta negra (o al gusto).
Azúcar: Una pizca (opcional, para suavizar la acidez del tomate si es necesario).
Agua/Caldo: ~¾ de taza (180 ml) de agua caliente o caldo de verduras. (Use solo lo suficiente para cubrir la mitad de los frijoles en la olla. Agregue más después si es necesario).
Limón: Cuñas para servir (normalmente se aprietan sobre el plato terminado).
Vegetariano/Vegano: El plato ya es vegano. Sírvelo con queso feta como acompañamiento si te gustan los lácteos.
Hierbas: El orégano o el tomillo pueden sustituir al perejil para darle un sabor diferente.
Menos aceite: Si es necesario, reduzca el aceite a ¼ de taza, pero la salsa quedará más líquida. Con más aceite, la salsa quedará brillante.
Preparar las verduras: Enjuague los frijoles y corte las puntas. Pique la cebolla, la zanahoria y la papa. Pique el ajo. (Preparación: ~10 minutos)
Cebollas salteadas (5 min): En una olla grande a fuego medio, calienta el aceite de oliva. Agrega la cebolla picada con una pizca de sal. Cocina de 4 a 5 minutos, removiendo, hasta que la cebolla se ablande y se vuelva translúcida.
Añade las zanahorias y las patatas (3 min): Incorpora los trozos de zanahoria y patata. Cocina de 2 a 3 minutos, removiendo para que se impregnen de aceite. Esto inicia la cocción.
Incorpore los frijoles (1 minuto): Añade las judías verdes y el ajo. Remueve bien todo en el aceite. Cocina durante aproximadamente 1 minuto para que se desprenda la parte cruda.
Agregue los tomates y los condimentos: Añade los tomates picados (y la pasta de tomate, si la usas). Remueve para integrar. Agrega la sal, la pimienta y una pizca de azúcar. Si usas laurel u orégano, añádelos ahora.
Añade el líquido y cocina a fuego lento: Vierta agua caliente o caldo en la olla hasta que llegue a la mitad de los frijoles. Deje hervir a fuego lento. Reduzca el fuego al mínimo y tape la olla parcialmente.
Cocine hasta que esté tierno (30–35 min): Deje que el guiso hierva a fuego lento, parcialmente tapado, durante 30-35 minutos. Remueva de vez en cuando para evitar que se pegue. Si el nivel del líquido baja demasiado antes de que los frijoles estén tiernos, añada un poco más de agua caliente. El guiso estará listo cuando los frijoles estén tiernos y la mayor parte del líquido se haya absorbido, dejando una salsa que cubra la salsa.
Terminar y sazonar: Una vez que los frijoles estén tiernos, apague el fuego y retire del fuego. Incorpore perejil picado (o eneldo). Pruebe y ajuste la sal o la pimienta si es necesario. Si lo desea, exprima un poco de jugo de limón para darle un toque más brillante.
Consejo: La salsa debe quedar espesa, pero no aguada. Si se ve espesa, destape la olla durante los últimos minutos para reducirla. Por el contrario, si está demasiado seca, añada unas cucharadas de agua según sea necesario.
Nutritivo | Por porción (1/4 de receta) |
Calorías | 290 |
Grasa total | 18 gramos |
Grasas saturadas | 2,5 gramos |
Carbohidratos | 29 gramos |
Fibra | 7 gramos |
Azúcares | 6 gramos |
Proteína | 6 gramos |
Sodio | 550 mg |
Alérgenos | Ninguno (naturalmente vegano y sin gluten) |
(Los valores son estimaciones basadas en ingredientes típicos).
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