El mchawcha (a veces llamado tahboult) es un pastel de miel tradicional cabilio, a menudo descrito como un pastel de tortilla. Su sencilla masa lleva huevos, harina, sémola, un poco de aceite y un toque de agua de azahar o ralladura de limón. Se cocina lentamente en una sartén bien engrasada hasta que se infla y se dora por fuera. Mientras aún está caliente, se rocía generosamente con miel de azahar, que impregna el esponjoso interior. El resultado es un pastel tierno y de rico sabor con una corteza dulce y cremosa.
Este pastel rústico se asemeja a una crepa gruesa o un panqueque de huevo, pero su sabor es único. Se infla y puede agrietarse ligeramente por encima al cocinarse, dejando al descubierto su suave interior. Para prepararlo correctamente, la masa se extiende uniformemente en una sartén y se cocina a fuego lento para que los bordes se doren uniformemente sin quemarse. Algunos cocineros primero derriten un poco de mantequilla en la sartén para darle un toque más cremoso. Al terminar de cocinarse, la cocina se llena del reconfortante aroma a huevos cocidos, especias calientes y miel, abriendo el apetito.
El mchawcha es un alimento básico en los hogares argelinos, especialmente en la región de Cabilia. Se prepara tradicionalmente para las madres primerizas para proporcionar energía rápida y facilitar la recuperación, pero es igualmente popular en los desayunos familiares, la merienda o durante el Ramadán. Incluso los niños acuden corriendo a por un trozo de este pastel bañado en miel. En las cocinas rurales, el mchawcha se puede cocinar en una sartén de barro similar a un tagine, lo que le da un toque terroso. Gracias a la diáspora argelina, este pastel también se ha instalado en panaderías extranjeras, desde París hasta Montreal, ofreciendo un sabor a tierra lejos de Argelia.
Hay muchas variaciones de la receta básica. Algunos panaderos añaden una pizca de levadura en polvo para aligerar la textura o usan sémola extra para darle más textura. Otros mezclan coco rallado o una pizca de canela para darle más sabor. El pastel se puede hornear plano en el horno en lugar de en la estufa; en ese caso, se invierte sobre un plato y se rocía con miel de la misma manera. Al servir, es tradicional verter un poco más de miel o jarabe caliente por encima para que se acumule en las grietas. Una rebanada de mchawcha combina de maravilla con una cucharada de yogur o un poco de mantequilla para equilibrar el dulzor. Incluso un día después, el pastel sigue delicioso a medida que la miel continúa suavizando y saturando la miga. Para una versión ultra rica, algunos cocineros añaden una cucharada de crema o leche entera a la masa, pero la simplicidad clásica de los huevos, la harina y la miel es lo que hace que el mchawcha sea realmente especial.
Cada rebanada de mchawcha encarna la cálida generosidad de la cocina cabila. Con ingredientes sencillos, transformados con miel y una cocción suave, este humilde pastel es un dulce recordatorio de cómo los alimentos comunes pueden convertirse en delicias extraordinarias. Si lo desea, puede terminarlo con una ligera capa de canela o cacao para darle un toque elegante; cada bocado reconforta y deleita.