En toda Croacia, un plato de polpete evoca una sensación reconfortante y familiar: una sartén de pequeñas hamburguesas doradas, a menudo acompañadas de puré de patatas, arroz o una cucharada de salsa de tomate. En la costa de Dalmacia, suelen llegar a la mesa con una ligera "šalša" de tomate y vino blanco, mientras que en Istria y las regiones del interior suelen presentarse frescas y crujientes recién salidas de la sartén, a veces con una simple salsa y un montón de patatas o verduras de temporada.
En esencia, los polpete son modestas hamburguesas de carne hechas con carne picada de res y cerdo, pan tierno remojado en leche o agua, cebolla rallada, ajo y hierbas frescas. Las versiones istrianas suelen usar mejorana y perejil para aromatizar, mientras que los cocineros dálmatas suelen integrar el sabor con las salsas de tomate que ya son la base de gran parte de la cocina local. La mezcla es más rica y está más finamente sazonada que una hamburguesa, pero más suelta y tierna que muchas albóndigas de otras partes de Europa.
Los polpete pertenecen a una familia más amplia de platos balcánicos de carne picada que incluye el ćevapi y la pljeskavica, pero desempeñan un papel diferente en casa. El Ćevapi suele ser típico de la parrilla, protagonizando las salidas a asadores especializados, mientras que la pljeskavica se asemeja a una hamburguesa más grande, que a menudo se sirve como plato principal. Los polpete, en cambio, suelen aparecer en las cocinas cotidianas: una forma de convertir una pequeña cantidad de carne picada, restos de pan y especias de la despensa en una comida completa que satisface tanto a adultos como a niños.
La textura distingue a un polpete bien hecho. El pan, primero remojado y luego suavemente escurrido, despega la carne y retiene la humedad. La cebolla finamente rallada se integra a la perfección en la mezcla, evitando que queden trozos afilados. Un solo huevo le da la estructura justa. El resultado, una vez frito, presenta una superficie fina y crujiente, mientras que el centro se mantiene suave y jugoso en lugar de denso. Muchos cocineros croatas destacan esta combinación de un exterior ligeramente crujiente y un interior tierno como sello distintivo de un polpete de verdad.
Esta versión sigue fielmente el modelo casero. Utiliza una mezcla de carne de res y cerdo para un sabor y una grasa equilibrados, pan blanco duro para una textura más tierna y una selección moderada de condimentos: ajo, cebolla rallada, perejil fresco, pimentón dulce y una pizca de mejorana. La mezcla reposa brevemente antes de darle forma para que el pan se hidrate bien y los sabores se integren. Las hamburguesas se rebozan en una fina capa de pan rallado, lo que les da una corteza deliciosa al freírlas ligeramente sin que se conviertan en croquetas pesadas.
La receta está pensada para una cocina familiar típica. Los ingredientes son muy comunes: carne picada, pan duro, un chorrito de leche, un huevo y un puñado de hierbas. El método es ideal para una cena entre semana, pero permite variaciones el fin de semana. Las hamburguesas pueden prepararse solas, quizás con puré de patatas y ensalada de pepino, o mezcladas con una salsa de tomate y vino para una versión al estilo dálmata. Las sobras se recalientan bien, lo que las hace ideales para almuerzos del día siguiente o comidas rápidas.
Las necesidades dietéticas y de planificación también se adaptan fácilmente a este formato. La mezcla se puede preparar con antelación y conservar refrigerada, lista para darle forma y freír más tarde. Con pan rallado sin gluten, las hamburguesas se adaptan a una mesa sin gluten. Sustituir la leche vegetal por leche y omitir la salsa de la sartén elimina los lácteos del plato principal. La receta a continuación refleja la forma en que muchas familias croatas preparan polpete en casa: sencilla, adaptable y discretamente satisfactoria, con pasos metódicos que recompensan la atención al detalle.