Lisboa – Ciudad de arte callejero
Lisboa es una ciudad costera portuguesa que combina con maestría ideas modernas con el encanto de lo antiguo. Lisboa es un centro mundial del arte callejero, aunque…
En muchos hogares costeros croatas, el aroma a ajo, aceite de oliva y bacalao salado largamente remojado anuncia las últimas horas antes de Navidad. Mucho antes de la refrigeración moderna, el bacalao seco y salado viajaba hacia el sur desde el Atlántico Norte y Noruega, llegando al Adriático a través de las rutas comerciales venecianas; su excelente conservación lo convirtió en un alimento básico en la despensa de la Europa católica. En la costa dálmata y en Istria, este pescado en conserva se integró en la vida familiar con el nombre de bakalar. Al machacarlo con patatas, ajo y aceite hasta que adquiere una textura pálida y esponjosa, adquiere la forma conocida como bakalar na bijelo, que literalmente significa "bacalao en blanco".
El bakalar na bijelo suele celebrarse durante el Adviento, con mayor frecuencia en Nochebuena y, de nuevo, el Viernes Santo. Para las generaciones anteriores, que crecieron con tradiciones de ayuno más estrictas, la carne no se consumía en estos días, por lo que el bakalar se convirtió en el plato festivo estrella. El bacalao seco requería días de remojo con varios cambios de agua, un ritmo lento que armonizaba con la expectación previa a un gran festín. Incluso en hogares donde el ayuno formal ha desaparecido, un tazón de bacalao pálido sobre la mesa aún marca la noche como algo especial.
El plato refleja su entorno costero. La lista de ingredientes es breve y concisa: bacalao, patatas, abundante aceite de oliva virgen extra, ajo y perejil, con un toque ocasional de leche o nata para una emulsión más suave. Las patatas aportan cuerpo y un dulzor suave; el bacalao, profundidad y una salinidad ligeramente a nuez que solo el pescado en conserva ofrece; el aceite de oliva, perfume y brillo. La pasta final debe tener un aspecto cremoso y pálido, con un toque verde de hierbas, con hebras de bacalao aún visibles, en lugar de estar completamente hecha puré.
Las costumbres regionales difieren. Algunos cocineros dálmatas mantienen la textura rústica, incorporando trozos de bacalao y patata con el aceite justo para que se integren. Otros baten la mezcla hasta que queda casi sedosa, como el baccalà mantecato veneciano, que comparte un método similar. En Istria, la guarnición puede incluir alcaparras o aceitunas, añadidos que subrayan la conexión del plato con el Adriático.
Esta versión se mantiene fiel a la mesa festiva de Dalmacia. El bacalao se remoja durante uno o dos días y luego se cuece a fuego lento con hierbas aromáticas hasta que esté tierno. Las patatas se cocinan aparte para que su almidón se mantenga limpio y ligero. La leche tibia ablanda el pescado y ayuda a integrarlo, mientras que el aceite de oliva se incorpora lentamente para que la pasta adquiera un brillo intenso sin resultar grasosa. El ajo y el perejil se mantienen frescos y vibrantes, ya que se añaden casi al final en lugar de hervirlos durante largos periodos.
Para el cocinero, el bakalar na bijelo ofrece una ventaja práctica: el trabajo principal puede hacerse con antelación. El bacalao debe remojarse; la mezcla se conserva bien en el refrigerador; el sabor incluso se asienta y se intensifica tras una noche de descanso. Este untable encaja fácilmente en un menú festivo más amplio: puede servirse como aperitivo sobre pan tostado, acompañar encurtidos y ensaladas sencillas, o como refrigerio de medianoche para los invitados. Muchas familias lo sirven caliente, aunque a temperatura ambiente funciona igual de bien.
Comparado con el bakalar na crveno, un plato a base de tomate que guisa el pescado en una salsa roja, el na bijelo tiene un color más claro pero es igualmente intenso, con un toque de aceite de oliva y patatas en lugar de tomate cocinado a fuego lento. Para cualquier persona interesada en la cocina croata, ofrece una imagen clara de los sabores costeros: sobrios, basados en productos básicos de la despensa y profundamente vinculados a las comidas rituales compartidas entre generaciones.
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porciones40
minutos45
minutos310
kcal48
horasBakalar na bijelo es una pasta tradicional croata de bacalao salado que se prepara cocinando a fuego lento bacalao seco remojado y luego machacándolo con patatas, aceite de oliva, ajo y perejil hasta obtener una mezcla pálida y cremosa. Servida caliente o a temperatura ambiente con pan o tostadas, suele ser un clásico en Nochebuena y otras festividades invernales en la costa adriática. La receta requiere cierta planificación para remojar el pescado, pero la cocción y la mezcla son fáciles de controlar. Los sabores equilibran la salinidad del bacalao, la suavidad de las patatas y el toque herbal del perejil y el limón. Esta pasta se conserva bien en el refrigerador, por lo que se puede preparar con antelación, recalentar o simplemente dejar que alcance la temperatura ambiente antes de que los invitados se sienten.
500 g de bacalao seco salado (bakalar), sin espinas — base tradicional del plato; el filete o lomo seco y salado funciona mejor.
Agua fría para remojar — suficiente para cubrir los peces varios centímetros; cambiado varias veces para reducir la salinidad.
500 g de patatas harinosas, peladas — como Yukon Gold o similar; aportan cuerpo y almidón suave.
1 cebolla pequeña, pelada y cortada por la mitad — aromatiza el agua de cocción del bacalao.
2 hojas de laurel — añade una nota herbácea sutil mientras el bacalao hierve a fuego lento.
120 ml de aceite de oliva virgen extra — grasa principal y sabor; elija un aceite equilibrado, afrutado y que no sea demasiado amargo.
80 ml de leche entera calentada — afloja la mezcla y ablanda el pescado; omítalo o cámbielo por leche vegetal sin azúcar para obtener una versión sin lácteos.
3–4 dientes de ajo, finamente picados — nitidez clásica; ajustar al gusto.
3 cucharadas de perejil de hoja plana finamente picado — frescura y color.
1–2 cucharadas de jugo de limón fresco — aclara la riqueza; agrégalo gradualmente y prueba.
¼–½ cucharadita de pimienta negra recién molida — calor suave.
Sal marina fina, al gusto — se utiliza con moderación, ya que el bacalao conserva algo de salinidad incluso después del remojo.
Pan crujiente caliente o rebanadas tostadas — acompañamiento tradicional.
Aceite de oliva extra, para rociar — opcional, para un acabado brillante.
Gajos de limón — opcional, para quienes prefieren acidez extra.
Enjuague el bacalao con agua fría corriente, colóquelo en un recipiente grande y cúbralo con abundante agua fresca. Refrigere de 24 a 48 horas, cambiando el agua de tres a cuatro veces durante este periodo para que el pescado pierda el exceso de sal.
Escúrralo y verifique el sazón cortando un trocito, cocinándolo brevemente en agua y probándolo. Si aún está muy salado, devuélvalo a agua fresca durante unas horas más.
Coloque el bacalao remojado en una olla grande con las mitades de cebolla y las hojas de laurel. Cubra con agua fría varios centímetros.
Llevar a ebullición a fuego medio, luego bajar el fuego para que salgan pequeñas burbujas. Escalfar de 10 a 15 minutos, hasta que el pescado se desmenuce fácilmente, pero se mantenga unido.
Saque el bacalao con una espumadera y colóquelo en una bandeja para que se enfríe un poco. Reserve unos 250 ml del líquido de cocción por si necesita desmoldar más tarde. Deseche la cebolla y las hojas de laurel.
Añade las patatas peladas a una olla limpia, cúbrelas con agua fría y añade una pizca de sal. Lleva a ebullición suave a fuego medio y cocina durante 15-20 minutos, hasta que las patatas estén completamente tiernas al pincharlas con un cuchillo.
Escurre bien las papas y regrésalas a la olla caliente durante uno o dos minutos para que escape el vapor residual. Esto mantiene el puré ligero en lugar de pegajoso.
Mientras se cuecen las patatas al vapor, retira la piel y las espinas del bacalao y luego desmenuza la pulpa en trozos pequeños con las manos limpias o con un tenedor.
Calienta la leche en una cacerola pequeña hasta que esté humeante, luego mantenla a fuego muy bajo para que permanezca tibia pero sin que hierva a fuego lento.
Combine el ajo y el perejil en un tazón grande resistente al calor. Añada la mitad del jugo de limón y una cucharada de aceite de oliva, revolviendo hasta formar una pasta suelta.
Añade las papas calientes al bol con el ajo y el perejil. Tritúralas con un machacador de papas hasta que estén casi suaves, dejando algunos trocitos para darle textura.
Añade el bacalao desmenuzado y vuelve a triturarlo, mezclándolo con las patatas pero dejando visibles algunas hebras cortas.
Vierta la leche tibia poco a poco, revolviendo o machacando después de cada adición para que la mezcla se afloje y se vuelva cremosa.
Incorpore el aceite de oliva poco a poco, unas cuantas cucharadas a la vez, batiendo con una cuchara de madera o un batidor resistente. La pasta debe empezar a tener un aspecto brillante y espeso. Si la nota demasiado espesa, añada una cucharada del líquido de cocción reservado.
Sazona con pimienta negra y una pizca de sal, mezcla bien y prueba. Ajusta con más jugo de limón, ajo o perejil al gusto. El sabor debe ser equilibrado: ligeramente a ajo, agradablemente salado y rico, pero no pesado.
Sirva caliente o a temperatura ambiente, servido con una cuchara en un tazón poco profundo. Rocíe con un chorrito de aceite de oliva y espolvoree un poco de perejil por encima. Ofrezca pan o tostadas calientes, con gajos de limón aparte.
Valores aproximados para una de 6 porciones:
| Nutritivo | Cantidad (por porción) |
|---|---|
| Calorías | ~310 kcal |
| Carbohidratos | ~17 gramos |
| Proteína | ~17 gramos |
| Gordo | ~19 gramos |
| Fibra | ~2 gramos |
| Sodio | ~450 mg |
| Alérgenos clave | Pescado, lácteos (leche); gluten si se sirve con pan normal |
Estas cifras provienen de datos de referencia estándar para bacalao salado, patatas, aceite de oliva y leche entera, ajustados a las cantidades de esta receta. Deben considerarse estimaciones generales, no valores clínicos exactos.
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