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Entre las delicias culinarias más apreciadas de Austria se encuentra la tarta Sacher, un exquisito pastel de chocolate con una rica historia. Famosa por su sofisticada presentación y su complejo sabor, esta tarta ha deleitado a los paladares más exigentes durante casi dos siglos. Va más allá de un simple postre; refleja la hospitalidad austriaca, se conecta con un gran pasado imperial y es testimonio del gran legado artístico de la repostería del país.
La historia de la tarta Sacher comienza en 1832 en pleno epicentro de Viena. Según la historia familiar, un joven aprendiz llamado Franz Sacher ideó la tarta mientras se le encargaba crear un postre fresco en ausencia de su estimado chef real, Chambellier, quien había enfermado. Impulsado por su energía creativa, Sacher creó una rica tarta de chocolate con mermelada de albaricoque y cubierta con un brillante glaseado de chocolate negro: una receta destinada a alcanzar una reputación legendaria. Se cree que esta obra fue creada para el importante miembro de la corte vienesa, el príncipe Metternich. Aun así, es crucial comprender que esta relación, tal como la relata Eduard, hijo de Sacher, pudo haberse desarrollado con el tiempo, con la intención de inspirar nostalgia por la grandeza de la época imperial.
A pesar de sus polémicos inicios, la tarta Sacher pronto se convirtió en un referente en la escena gastronómica vienesa. Con el paso de los años, su prestigiosa reputación se acrecentó y quedó claro que, no solo por su sabor distintivo, sino también por la rica historia que encierra cada bocado, define la identidad austriaca.
La tarta Sacher posee una simplicidad realmente hermosa y elegante. En esencia, es un pastel de chocolate jugoso y cremoso, cuidadosamente cubierto con una fina capa de mermelada de albaricoque. La suave capa afrutada contrasta marcadamente con el intenso glaseado de chocolate negro, que lo recubre con una capa brillante y lujosa. Tradicionalmente, la tarta Sacher se acompaña con una cucharada de crema batida sin azúcar, que ofrece un sutil contraste con la gran dulzura del pastel. La compleja interacción de texturas —el espeso pastel, la aterciopelada mermelada y el lustroso glaseado— evoca un gran equilibrio de sabor que ha cautivado a muchas generaciones.
Aunque abundan las variantes de este postre legendario, la "Tarta Sacher Original", creada por el prestigioso Hotel Sacher, es la más venerada. Se dice que la receta, cuidadosamente guardada por el hotel, se basa no solo en la cuidadosa selección de ingredientes, sino también en una mezcla secreta de tres tipos de chocolate diferentes, obtenidos exclusivamente de fabricantes de Lübeck y Bélgica. El glaseado único, combinado con la perfecta presentación del pastel, ha confirmado a la tarta Sacher como un reconocido emblema de la creatividad gastronómica austriaca.
Más allá de su sabor, la tarta Sacher es un componente fundamental del legado cultural austriaco. Su rica historia está estrechamente ligada a las tradiciones reales y gastronómicas del país. Originalmente presentada en la corte del príncipe Metternich, la tarta Sacher ha evolucionado en estrecha colaboración con la identidad de Austria como un reino de sofisticación cultural, elegancia y arte excepcional. El prestigioso Hotel Sacher preserva la autenticidad de la receta original, preservando su legendaria reputación. El Hotel Sacher ofrece su famoso postre tanto en el vibrante centro de Viena como en lugares remotos, elegantemente envuelto en un distintivo envase rojo de estilo Biedermeier, garantizando así que cada porción trascienda el simple consumo para convertirse en una experiencia inolvidable.
La tarta Sacher ha tenido sus problemas a pesar de su gran pasado. A mediados del siglo XX, el Hotel Sacher y la pastelería Demel, que reclamaban su derecho a crear la "Tarta Sacher Original", se vieron envueltos en un importante conflicto legal. Tras años de juicios, la prolongada disputa legal finalmente resultó en que el hotel obtuviera los derechos exclusivos de la denominación "Original". Sin duda, esta victoria legal ha consolidado la reputación de la tarta Sacher como el postre nacional de Austria.
La tarta Sacher va más allá de la simple categorización de un pastel. Marca una parte importante de la historia austriaca, rinde homenaje a la maestría artesanal y conecta el pasado con el presente. Ya sea disfrutada en el ambiente suntuoso de los cafés vieneses o entre amigos en casa, la tarta Sacher refleja un rico legado que realza sus ingredientes, aparentemente sencillos pero elegantes. Captura la sofisticación del legado imperial de Viena, el gran talento de los panaderos austriacos y el encanto atemporal del chocolate.
10
porciones30
minutos1
hora400
kcalMás de tres siglos e innumerables revisiones después, la tarta Sacher aún sabe a cocinas de medianoche y salones austriacos silenciosos. Nacida en 1832, cuando Franz Sacher logró por primera vez que el chocolate negro fundido se convirtiera en una tierna miga para el príncipe Wenzel von Metternich, esta tarta vive entre dos finas capas de cálida y brillante mermelada de albaricoque: su latido secreto. Cada rebanada vibra con el zumbido de las claras de huevo batidas, dobladas en un coro de mantequilla y azúcar, mientras que un ganache fundido (seis onzas de chocolate negro con remolinos de crema y mantequilla) envuelve el conjunto en una decadencia aterciopelada. Se tamiza la harina y la sal en una masa sedosa, se hornea durante una hora a 175 °C y luego se deja enfriar el glaseado durante al menos sesenta minutos. Se sirve cuando la superficie aún brilla y se saborean los siglos en cada miga tierna y agridulce.
7 oz (200 g) de chocolate negro (preferiblemente 70% de cacao)
1/2 taza (115 g) de mantequilla sin sal, ablandada
3/4 taza (150 g) de azúcar granulada
6 huevos grandes, separados
1 cucharadita de extracto de vainilla
1 taza (125 g) de harina para todo uso
1/4 cucharadita de sal
1/2 taza (150 g) de mermelada o conserva de albaricoque
1 cucharada de agua (opcional)
6 oz (170 g) de chocolate negro
1/2 taza (120 ml) de crema espesa
2 cucharadas de mantequilla sin sal
Explora el rico patrimonio culinario de Austria con platos emblemáticos como el escalope vienés, el strudel de manzana y la tarta Sacher. Sumérgete en los sabores que definen la cocina austriaca y sus tradiciones atemporales.
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