Con sus románticos canales, su asombrosa arquitectura y su gran relevancia histórica, Venecia, una encantadora ciudad a orillas del mar Adriático, fascina a sus visitantes. El gran centro de esta…
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Milán es mucho más que el principal centro de la moda italiana; también es una ciudad histórica de importancia económica y cultural mundial. Situada en la región de Lombardía, al norte de Italia, Milán alberga aproximadamente 1,4 millones de habitantes, mientras que su área metropolitana abarca más de 3,2 millones. Su aglomeración urbana (6,17 millones) convierte a Milán en una de las áreas metropolitanas más grandes de Europa. Es la capital financiera e industrial de Italia, sede de la bolsa de valores y la sede bancaria del país, y posee la mayor economía de la eurozona. Además, Milán alberga algunas de las regiones con mayor riqueza per cápita de la Unión Europea.
Milán también se encuentra entre los destinos turísticos más importantes del mundo. En 2023, la ciudad recibió un récord de 8,5 millones de visitantes. Es la segunda ciudad más visitada de Italia después de Roma y se encuentra entre las cinco principales ciudades turísticas de Europa. Cada año, innumerables viajeros admiran los monumentos de Milán, desde su imponente catedral gótica hasta su gran ópera y sus colecciones de arte. Hoy en día, está oficialmente clasificada como Ciudad Global Alfa, reconocida por su influencia en las artes, el comercio, el diseño, las finanzas y los medios de comunicación. A menudo se la denomina la "capital mundial de la moda y el diseño", gracias a su concentración de marcas de lujo y eventos internacionales de moda, pero esta etiqueta solo cuenta una parte de la historia.
A pesar de su reputación de ciudad orientada a los negocios, Milán ofrece una riqueza cultural excepcional. Ha sido un cruce de caminos histórico durante más de dos milenios, desde la época romana, pasando por la Edad Media y el Renacimiento, hasta la era moderna. Sus museos, iglesias y palacios dan testimonio de un legado artístico comparable al de Roma o Florencia. De hecho, en términos de población y peso económico, Milán ha superado durante mucho tiempo a otras ciudades italianas, pero conserva su escala humana y su encanto peatonal. Un estudio reciente incluso la clasificó como la ciudad más transitable del mundo, gracias a su compacto centro y sus calles peatonales. Los habitantes locales combinan el trabajo duro con la apreciación por el estilo y la buena vida: el ritmo de la ciudad es activo pero no frenético, típico del estilo de vida del norte de Europa en un entorno italiano.
El perfil demográfico de Milán subraya su importancia. En 2025, aproximadamente 1,4 millones de personas vivían en el municipio de Milán (perímetro urbano), lo que la convierte en la segunda ciudad más grande de Italia en términos de población. El área urbana se extiende más allá de los límites municipales, abarcando más de 3 millones de habitantes en la ciudad metropolitana y aproximadamente 6,2 millones en la zona urbanizada más amplia. La población de Milán es joven y diversa. Atrae a estudiantes, profesionales e inmigrantes de toda Italia y del mundo, atraídos por las universidades, las industrias y las corporaciones internacionales de la ciudad. La ciudad es un crisol de idiomas y culturas: muchos extranjeros viven y trabajan aquí, y el inglés se entiende ampliamente en las zonas turísticas y los entornos empresariales.
En términos económicos, Milán domina Italia. Concentra gran parte de la banca, el comercio y la industria del país. Solo el área metropolitana de Milán genera más de 367 000 millones de euros de PIB anual (2024), lo que la convierte en la mayor economía de la Unión Europea. Es la sede de los mercados financieros italianos (la Bolsa Italiana) y de importantes empresas de la moda mundial (Prada, Versace, Armani, Dolce & Gabbana, entre otras). Las industrias de la ciudad abarcan desde la maquinaria y la química hasta la edición y el diseño. Milán también alberga importantes ferias internacionales (de muebles, moda e industria) que atraen a profesionales de todo el mundo.
Milán se encuentra en la llanura lombarda del norte de Italia, a unos 45° de latitud norte, aproximadamente la misma que Barcelona o Virginia en Estados Unidos. Se encuentra a unos 100 km (60 millas) tierra adentro, lejos de cualquier costa, con los Alpes al norte y las fértiles llanuras del valle del Po a su alrededor. La ciudad se encuentra a una altitud moderada (unos 120 m sobre el nivel del mar) y su terreno es llano. Esto hace que su red de calles y grandes bulevares sea fácilmente transitable. Los Alpes cercanos se pueden ver desde la ciudad en un día despejado, lo que añade un fondo escénico al horizonte.
Milán tiene un clima subtropical húmedo (Köppen Cfa). Los veranos (junio-agosto) son generalmente calurosos y húmedos, con temperaturas que a menudo superan los 30 °C (86 °F) en días cálidos, aunque las tormentas por la tarde pueden aliviar la situación. Los inviernos (diciembre-febrero) son frescos o fríos y frecuentemente brumosos, con temperaturas máximas diurnas promedio de entre 6 y 8 °C (43 y 46 °F). La nieve cae algunos días en invierno, pero no suele permanecer mucho tiempo en la ciudad. La primavera y el otoño son suaves, pero pueden ser lluviosos. En general, los visitantes deben estar preparados tanto para el calor del verano como para el frío del invierno. El clima de la ciudad, si bien no es extremo, refleja su ubicación interior y su geografía llana: los cielos despejados en otoño pueden ofrecer espectaculares puestas de sol sobre el horizonte.
Muchos viajeros se preguntan: "¿De verdad vale la pena visitar Milán?". La respuesta es un sí rotundo, no solo por su moda y finanzas, sino también por su historia, arte y singular carácter urbano. Milán suele ser subestimada por los turistas que priorizan la belleza clásica de Roma, Florencia o Venecia. Sin embargo, Milán se sitúa como la segunda ciudad más visitada de Italia, y con razón. Ofrece museos e iglesias de talla mundial (ninguno más emblemático que el Duomo y la Última Cena de Leonardo), barrios vibrantes, tiendas de renombre (desde boutiques vanguardistas hasta mercados históricos) y una vibrante escena gastronómica. En resumen, Milán tiene más profundidad de la que se le atribuye. Su mezcla de tradiciones antiguas y vida moderna de vanguardia ofrece una experiencia italiana completa en un solo lugar.
Un obstáculo para algunos viajeros es la idea errónea de que Milán es "solo una ciudad de negocios". Pero el patrimonio artístico de Milán rivaliza con el de cualquier capital italiana. Fue cuna del Renacimiento (bajo los duques Visconti y Sforza) y continúa incubando una cultura vanguardista en la actualidad. La ciudad también es joven y cosmopolita; alberga una de las comunidades de expatriados internacionales más grandes de Europa, y muchos milaneses hablan inglés con fluidez. Los índices de delincuencia son relativamente bajos, los espacios públicos son generalmente seguros y limpios, y la vida transcurre a un ritmo tranquilo. En otras palabras, Milán es una ciudad de contrastes: la eficiencia empresarial se une a la calidez y el estilo italianos.
Según criterios objetivos, Milán se sitúa sin duda entre los destinos más destacados de Italia. Está oficialmente clasificada como Ciudad Alfa Global y ha sido un referente europeo en arte y ciencia durante siglos. Milán alberga dos sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (la Iglesia de Santa Maria delle Grazie con La Última Cena y el complejo de la Iglesia de San Ambrosio), y cuenta con numerosos museos y galerías (muchos comparables a los de Florencia o Roma). Además, Milán es famosa por su estilo: el informe global de 2024 de Cushman & Wakefield clasificó a Via MonteNapoleone (la principal calle comercial de lujo de Milán) como la ubicación comercial más cara del mundo, por delante de la Quinta Avenida de Nueva York. Estas clasificaciones subrayan el prestigio internacional de Milán.
Perhaps the best evidence comes in visitor feedback. Opinions on travel forums and surveys consistently note Milan’s “big city” advantages – excellent public transit, a wide range of accommodations, and endless entertainment – combined with a distinct Italian charm. Even if a traveler decides to skip Milan, half of them end up loving it on second thought. As one local writer recently noted, Milan has “lots of reasons why [it] is worth visiting”, from its Renaissance treasures to modern architecture to a thriving gastronomy scene. In practice, both casual tourists and seasoned travelers agree: Milan is worth a stop on any Italian itinerary.
La imagen de Milán es famosa por su polifacética diversidad. Por un lado, es la capital de la moda, sede de la Semana de la Moda y alberga docenas de boutiques de lujo y salas de exposición de diseño. El estilo refinado impregna la ciudad, desde el elegante distrito de Corso Como hasta sus numerosas instalaciones de arte vanguardista. Sin embargo, Milán también es conocida por sus históricas instituciones culturales: el Teatro alla Scala, la histórica Pinacoteca di Brera, la imponente Catedral del Duomo y La Última Cena de Leonardo da Vinci. También es la cuna de algunos rituales sociales italianos; por ejemplo, el ritual del aperitivo (bebidas y aperitivos antes de cenar) se originó aquí y sigue arraigado en el estilo de vida milanés. Su gastronomía (risotto a la milanesa, ossobuco, cotoletta) se ha convertido en un símbolo de Lombardía.
Más allá de esto, Milán ocupa una inusual combinación de roles en el escenario mundial. Es una ciudad **Alfa** (un término que denota influencia global en la economía y la cultura) y es ampliamente citada como una de las ciudades más habitables de Europa. Suele ocupar un lugar destacado en indicadores como la riqueza, el PIB per cápita y la calidad del transporte público. Sin embargo, también posee la esencia de una ciudad industrial —fábricas históricas, densas manzanas urbanas— que se ha ido convirtiendo en galerías de arte y apartamentos tipo loft en las últimas décadas. Esta mezcla de lo antiguo y lo moderno, de lujo y trabajo, es lo que le da a Milán su carácter. Los visitantes pueden llegar esperando grandes almacenes, pero descubren una metrópolis dinámica y en constante evolución que tiene algo que decir sobre cada época de la historia italiana.
La designación de Milán como ciudad global es bien merecida. Es el núcleo financiero de Italia y una de las potencias económicas de Europa. Alberga regularmente cumbres (cumbres de la UE, conferencias del G7) y sus aeropuertos y estaciones de tren constituyen un centro de transporte para el continente. La ciudad impulsa las exportaciones de la cultura italiana: las marcas y escuelas de diseño milanesas influyen en el estilo mundial. En el ámbito académico, la Universidad de Milán y el Politécnico de Milán atraen a estudiantes internacionales, consolidando la reputación de Milán en materia de educación e innovación. Sin embargo, a pesar de su alcance global, Milán mantiene un espíritu marcadamente italiano: recuerda a sus santos patronos (San Ambrosio se honra cada diciembre), sus festivales (la Fiera di Sant'Ambrogio) y sus negocios familiares.
Viajar a Milán requiere cierta planificación para aprovechar al máximo sus múltiples facetas. Esta sección aborda las preguntas prácticas que todo visitante se plantea con el tiempo.
Milán es una ciudad compacta pero con una rica historia; el tiempo necesario depende de tu ritmo e intereses. Para la mayoría de los viajeros, de 2 a 3 días son suficientes para recorrer lo más destacado. En dos días, se puede ver el Duomo, la Galería Vittorio Emanuele II y La Scala en el centro, además de quizás Santa Maria delle Grazie (La Última Cena) con entradas anticipadas. Un tercer día permite visitar museos como la Pinacoteca di Brera o el Museo del Novecento y pasear por uno o dos barrios (Brera, Navigli). Quienes dispongan de más tiempo (digamos 4 o 5 días) pueden disfrutar de una visita más tranquila, incluyendo lugares menos conocidos (un paseo por la azotea del Castello Sforzesco o un día explorando el barrio chino) y disfrutar de la cultura de los cafés y mercados de la ciudad sin prisas.
Dicho esto, el rápido metro y los tranvías de Milán facilitan la visita a numerosos lugares de interés en un viaje corto. De hecho, quienes viajan por negocios suelen pasar solo uno o dos días aquí y se marchan con una buena impresión de lo más destacado de la ciudad. Las estancias más largas son ideales para los amantes del arte, los adictos a las compras o los amantes de la gastronomía que buscan explorar sin prisas. Por ejemplo, cuatro noches permiten probar diferentes restaurantes y bares cada noche, o dedicar un día entero a visitar los lagos o pueblos cercanos (ver "Excursiones de un día desde Milán" más abajo). En resumen:
2 días: Recorrido rápido para las visitas imprescindibles (Duomo, Galería, Castillo Sforzesco, La Scala y uno o dos museos). Ideal si Milán es una ciudad entre muchas en un viaje corto.
3 días: Ideal para un itinerario estándar, agregando tiempo para visitar la galería de arte de Brera, Santa Maria delle Grazie (Última Cena) y una cena o aperitivo memorable (hora feliz) en Navigli o Porta Romana.
4–5 díasPermite una inmersión más profunda. Puedes combinar una visita a tesoros menos conocidos (Villa Necchi, Parque Sempione, Fundación Prada), un paseo en bicicleta o un tranquilo paseo por los canales, e incluso una excursión de un día fuera de la ciudad.
Algunos viajeros se quedan incluso más tiempo (una semana o más) si planean ir de compras o si Milán es su base. En definitiva, el número de días debe reflejar tus intereses: los aficionados a la historia y el arte podrían preferir visitar museos, mientras que los visitantes más gastronómicos podrían entretenerse con comidas y visitas a mercados. Recuerda que Milán, como muchas grandes ciudades, ofrece alojamientos cómodos para todos los presupuestos; no tendrás que ir con prisas si tu alojamiento es agradable y céntrico.
Las distintas estaciones de Milán ofrecen experiencias diferentes:
Primavera (marzo-mayo)La primavera en Milán puede ser encantadora. Las temperaturas suben de frescas en marzo (con un promedio de 13 °C/55 °F en abril) a cálidas en mayo. Los parques de la ciudad florecen y las terrazas abren sus puertas. Entre los eventos destacados se incluyen Semana del Diseño de Milán (generalmente abril), cuando la ciudad bulle con exposiciones de arquitectura y diseño. A finales de abril ya puede haber días cálidos y soleados, aunque es posible que llueva ocasionalmente. Principios de mayo suele ser ideal: clima agradable y menos turistas que en verano.
Verano (junio-agosto)Los veranos son cálidos, con temperaturas máximas promedio de 30 °C (86 °F) en julio y agosto. Si la visitas a principios del verano, encontrarás días largos y una vibrante vida callejera (la Cine al aire libre Los programas se realizan en parques y los restaurantes disponen de mesas al aire libre. Sin embargo, mediados de agosto es época de fiestas nacionales (Ferragosto); muchos residentes locales se van, algunas tiendas cierran y los horarios del transporte público pueden cambiar. Por otro lado, las tarifas aéreas pueden bajar. El verano también trae consigo la temporada de rebajas (a partir de mediados de julio) para los cazadores de ofertas. Tenga en cuenta que la humedad puede hacer que el pleno verano sea sofocante, así que lleve agua y calzado cómodo.
Otoño (septiembre-noviembre)A principios de otoño (septiembre) suele sentirse como un segundo verano: tardes cálidas, perfectas para paseos nocturnos. La Semana de la Moda de Milán (colección femenina en septiembre, colección masculina en enero) y la feria internacional del mueble de abril/septiembre convierten a la ciudad en un centro neurálgico global que atrae a numerosos visitantes. En octubre y noviembre, las temperaturas diurnas descienden hasta los 10 °C y las noches se vuelven frescas. Esta época es rica en gastronomía —es la temporada de setas porcini y trufas— y la agenda cultural de la ciudad se intensifica. En noviembre es más probable que llueva, pero el follaje de parques como el Parco Sempione le da un toque de color.
Invierno (diciembre-febrero)Los inviernos son fríos, pero no rigurosos. Las temperaturas máximas diurnas rondan los 6-8 °C (43-46 °F), con noches a menudo cerca o ligeramente por debajo del punto de congelación. La niebla puede descender sobre el valle del Po en noches tranquilas, lo que crea un ambiente atmosférico pero reduce la visibilidad. Milán se viste de gala en diciembre con luces navideñas. panettone (El pastel navideño tradicional de Milán) está presente en todas las pastelerías. Enero es más tranquilo (las tiendas pueden tener rebajas de invierno) y suele ser la época más barata para encontrar ofertas de viajes. Febrero conserva algunas luces navideñas y la energía primaveral se acerca rápidamente. Si no te importa abrigarte bien, la baja afluencia turística del invierno facilita el acceso a las principales atracciones y reduce los precios de los hoteles.
En resumen, la primavera y principios del otoño suelen ser las épocas más agradables en cuanto al clima. El verano ofrece máxima luz natural y eventos, pero con aglomeraciones y calor; el invierno tiene sus encantos (festividades, temporada de ópera), pero requiere ropa de abrigo. Sea cual sea la estación, recuerde la reputación de Milán: salvo lluvias ocasionales, la ciudad es una de las capitales más soleadas de Europa (no tan brumosa como Londres o París), y su oferta cultural está abierta todo el año.
Milán se encuentra entre las ciudades más caras de Italia, aunque ofrece opciones para todos los niveles. Al igual que Londres o París, puede ser cara en algunas zonas, especialmente en los barrios más exclusivos. Sin embargo, los viajeros con experiencia pueden gestionar los gastos. A continuación, se presenta un desglose de los gastos típicos:
AlojamientoMilán ofrece una amplia gama de alojamientos. Los hostales económicos o los hoteles de 3 estrellas en las afueras pueden costar desde 50 € hasta 80 € por noche en una habitación doble. Los hoteles céntricos de 4 estrellas rondan los 150 € hasta los 250 €. Los hoteles de lujo (de 5 estrellas o boutique) superan fácilmente los 400 € hasta los 600 € por noche, especialmente durante la temporada alta. Los Airbnb y los B&B pueden tener precios moderados (quizás entre 100 € y 200 € en barrios decentes). El alojamiento suele ser más caro en el centro (cerca del Duomo y Brera) que en barrios como Lambrate o Niguarda, pero la red de metro y tranvía de Milán permite alojarse un poco más lejos para ahorrar.
Comida y bebidaComer fuera de casa varía de económico a lujoso. Un almuerzo informal en una cafetería o panini shop puede costar entre 8 y 12 € por persona. Una comida formal en una trattoria o pizzería cuesta entre 15 y 30 € por plato principal. Los restaurantes de alta cocina (especialmente con estrellas Michelin o de gran prestigio) pueden costar más de 60 € por persona y hasta 150 € más. Muchos viajeros calculan entre 40 y 60 € al día para las comidas por persona si combinan restaurantes. No olvide el vino: una copa de vino de la casa suele costar entre 4 y 7 €. El café expreso y los pasteles en las cafeterías cuestan solo unos pocos euros. Los aperitivos (bebidas con aperitivos) pueden ser una alternativa económica para cenar, a menudo entre 8 y 12 € por bebida más buffet.
TransporteEl transporte público de Milán es asequible. Un billete sencillo de metro, tranvía o autobús cuesta 2 € (válido durante 90 minutos en todos los medios de transporte). Un abono ilimitado de 24 horas cuesta 7 € y un abono de 3 días, unos 12 €. Los taxis tienen una tarifa base de 5 a 7 € y unos 2 € por km, por lo que los trayectos cortos en el centro pueden costar entre 10 y 15 €. Las aplicaciones de transporte (Uber y equivalentes locales) pueden ser comparables a los taxis. El servicio de bicicletas compartidas (BikeMi) cuesta 2 € durante los primeros 30 minutos. Caminar es gratis y, como el centro de la ciudad es compacto, se puede llegar a pie a muchas atracciones.
Atracciones y serviciosMuchas iglesias son gratuitas (aunque se requiere entrada para acceder a la mayoría de los pisos del Duomo). Los museos y monumentos varían. Subir a la azotea del Duomo cuesta entre 13 € (subiendo escaleras) y 20 € (en ascensor). Leonardo... La última cena Las entradas cuestan unos 15 €. La Pinacoteca de Brera cuesta unos 15 €, y los museos del Castillo Sforzesco, unos 10 €. Una entrada para la ópera de La Scala, con las butacas más económicas en la galería, puede costar entre 30 y 40 €, pero las entradas premium o las funciones especiales pueden superar los 100 €. Los baños públicos son escasos, así que tenlo en cuenta al calcular tu presupuesto (a veces los cafés cobran por usar el baño o es gratis con la compra).
En general, un viajero con un presupuesto moderado (hotel de 3 estrellas, restaurantes informales, mucho uso del transporte público, algunas visitas turísticas de pago) podría gastar entre 100 y 150 € por persona y día. Los viajes de lujo, por supuesto, pueden ser mucho más caros, especialmente durante las semanas de la moda o las ferias. Es recomendable reservar actividades importantes (La Scala, La última cena) con bastante antelación, ya que los precios suelen incluir gastos de reserva y tienden a aumentar a medida que se acerca la fecha.
Antes de viajar a Milán, tenga en cuenta estos puntos prácticos:
IdiomaEl italiano es el idioma oficial. En hoteles, lugares turísticos y la mayoría de los restaurantes, el personal suele hablar inglés. Los menús suelen estar traducidos al inglés. En los taxis, pocos conductores hablan inglés, así que tenga su destino escrito o en un mapa del teléfono. Algunas frases básicas en italiano (por favor...) Por favor, gracias Gracias, etc.) son muy educados. Aprender los números en italiano puede ser útil para pedir café o leer precios.
Seguridad:Milán es en general seguro Para turistas. La delincuencia grave es baja, pero tenga cuidado con los carteristas en zonas concurridas (el metro en hora punta, cerca de las estaciones principales o en autobuses y tranvías abarrotados). Mantenga sus objetos de valor seguros. Los estafadores a veces se hacen pasar por recaudadores de fondos o peticionarios callejeros; lo mejor es rechazar la oferta con educación. En las zonas de ocio nocturno, se aplica la vigilancia municipal habitual (no deje bebidas desatendidas, vigile su cristalería, etc.). El número de emergencias es el 112 para policía/ambulancia. Italia cuenta con buenos hospitales y farmacias; muchos farmacéuticos hablan inglés básico y son útiles para dolencias menores.
Transporte públicoEl sistema de transporte milanés es rápido y eficiente. El metro tiene cinco líneas (M1-M5) que cubren las zonas centrales y suburbanas. Los trenes del metro pasan con frecuencia (cada 2-3 minutos en hora punta). Debe comprar un billete en una máquina o quiosco antes de subir; los inspectores lo revisan aleatoriamente. Los tranvías (hay unas 17 rutas) y los autobuses cubren lugares a los que no llega el metro. Un billete sencillo (cinquanta, dos euros) es válido en metro, tranvía y autobús durante 90 minutos. Para mayor comodidad, se pueden comprar pases diarios. También hay trenes suburbanos para llegar a ciudades como Como o Bérgamo. Los taxis tienen taxímetro; insista en el taxímetro (no hay tarifas fijas si no se acuerda con antelación). Aplicaciones como Free Now y Uber también funcionan para servicios de coche. Tenga en cuenta que el Aeropuerto de Milán-Malpensa (MXP) tiene un tren exprés (Malpensa Express) al centro de la ciudad (estaciones Milano Centrale y Cadorna) por unos 15 € ida y vuelta; Existen opciones similares desde Orio al Serio (Bérgamo) en autobús.
CaminabilidadEl centro de Milán es sorprendentemente transitable a pie. La zona del Duomo, Brera y el moderno barrio de los Canales (Navigli) se exploran mejor a pie. Caminar del Duomo al Castello Sforzesco lleva unos 15 minutos (por La Scala o por Via Dante). La mayoría de las atracciones principales se encuentran en un radio de 3-4 km en el centro, conectadas por calles y plazas peatonales. Es imprescindible llevar calzado cómodo: muchos lugares históricos tienen calles adoquinadas. Si se cansa, el transporte público está siempre cerca: estaciones centrales como la del Duomo (líneas M1/M3) o la de Cadorna (líneas M1/M2) son omnipresentes.
Viajes aéreos:Milán cuenta con tres aeropuertos:
Aeropuerto de Malpensa (MXP)Ubicado a unos 49 km (30 mi) al noroeste de la ciudad, Malpensa es el aeropuerto internacional más grande de Milán. En 2023, gestionó casi 29 millones de pasajeros, con vuelos directos a Europa, América, Asia y África. Malpensa cuenta con dos terminales (la T1 para la mayoría de las aerolíneas y la T2 para EasyJet/Vueling). Transporte terrestre: el tren Malpensa Express conecta ambas terminales directamente con Milano Centrale (centro de la ciudad) en unos 50 minutos. También hay autobuses frecuentes al aeropuerto (unos 10-15 €) y taxis (tarifa fija de unos 95 € al centro).
Aeropuerto de Linate (LIN)A solo 7 km (4,5 mi) al este del centro de Milán, Linate gestiona vuelos europeos de corta distancia. Transportó a unos 10,6 millones de pasajeros en 2023. Su proximidad permite que un viaje en taxi o autobús al centro (Porta Venezia, zona del Duomo) cueste menos de 20 €. No hay conexión ferroviaria; en su lugar, la línea azul 73 del autobús ATM circula cada 7-15 minutos (tarifa de 2 €) desde Linate hasta la Piazza San Babila (justo al este del Duomo). Linate ha estado en obras recientemente, pero sigue siendo un punto de acceso rápido con conexiones sencillas a muchas ciudades italianas y cercanas.
Bergamo Orio en serio (BGY)A unos 50 km (31 mi) al noreste, cerca de la ciudad de Bérgamo, este aeropuerto es un centro de conexiones para aerolíneas de bajo coste (Ryanair, WizzAir, etc.). A menudo se le llama simplemente "Milán Bérgamo". Los autobuses lanzadera (Terravision, Autostradale) conectan el Aeropuerto de Bérgamo con la Estación Central de Milán en unos 50 minutos por unos 10-12 € (ida y vuelta). Está más lejos, pero puede ser el punto de entrada más económico para aerolíneas de bajo coste de toda Europa. También hay taxis y traslados privados, aunque más caros.
Viajes en trenMilán es el principal cruce ferroviario de Italia. La estación Milano Centrale (al norte del centro) es un magnífico monumento art déco. Es la segunda estación más concurrida de Italia (después de Roma Termini) y una de las más transitadas de Europa, con más de 400.000 pasajeros diarios. Los trenes de alta velocidad (Frecciarossa, Italo) conectan Milán con Roma (aproximadamente 3 h), Florencia, Nápoles, Turín, Venecia y destinos internacionales (París, Múnich, Zúrich). Los trenes regionales conectan las ciudades de Lombardía (Como, Bérgamo, Pavía) con frecuencia y a precios económicos. También está la estación Porta Garibaldi (al noroeste del centro) con otras líneas suburbanas. Viajar en tren a Milán es una experiencia panorámica; el vestíbulo de la Estación Central es un lugar emblemático que merece la pena visitar.
Milán transporte público Es altamente eficiente. Como se mencionó, existen:
Metro (Subterráneo)Cinco líneas (M1/M2/M3/M4/M5) cubren la mayor parte de Milán y algunos suburbios. Se cruzan en puntos clave (Duomo, Centrale, Cadorna). Funcionan aproximadamente de 6:00 a 00:00 (se extiende el horario los viernes y sábados). Los trenes son frecuentes. Los mapas y la señalización de las estaciones utilizan códigos de colores fáciles de entender (rojo, verde, amarillo, etc.) para cada línea. Casi todas las atracciones principales se encuentran a dos paradas de una estación de metro.
Tranvías y autobusesLa red de tranvías de Milán (tranvías amarillos) es histórica y extensa. Hay unas 17 líneas, muchas de ellas por el centro y recorren encantadoras rutas antiguas. Los autobuses cubren los huecos donde no llegan ni el metro ni el tranvía. A diferencia de Roma, las líneas de tranvía aquí son una atracción turística en sí mismas (en particular, las rutas 1, 2 y 14). Los billetes son los mismos para todos los medios; se validan en las pequeñas máquinas a bordo.
Taxis y viajes compartidosLos taxis deben reservarse por teléfono, pararse en las paradas o usar aplicaciones como MyTaxi. Son seguros, pero más caros por kilómetro que el transporte público. Uber en Milán opera solo con taxis (Uber Black), no con conductores privados, lo que mantiene las tarifas al mismo nivel.
Bicicletas compartidas y zonas peatonalesMilán cuenta con un servicio público de bicicletas compartidas (BikeMi) con cientos de estaciones. Recorrer el Naviglio Grande o el Parque Sempione es muy popular. Tenga en cuenta que en el centro muchas calles son exclusivas para peatones o zonas restringidas (ZTL), por lo que el tráfico motorizado está regulado. Caminar o ir en bicicleta suele ser más rápido para trayectos cortos por el centro.
En total, un billete sencillo (biglietto) cuesta 2 € y dura 90 minutos en cualquier combinación de metro, tranvía y autobús. Un abono diario (7 €) o un abono multidía (hasta una semana) ofrece aún más comodidad. Para la mayoría de los viajeros, el metro les transportará rápidamente entre la mayoría de los lugares de interés; por ejemplo, del Duomo (línea amarilla M3) al Castello Sforzesco (línea verde M2/estación Cadorna) en tan solo dos paradas.
Los monumentos de Milán son legendarios. Ningún viaje a Milán está completo sin visitar estos lugares imprescindibles.
La Catedral de Milán (Duomo di Milano) es el símbolo de la ciudad. Esta colosal iglesia gótica, iniciada en 1386, es la iglesia más grande de Italia (por su superficie de fachada) y la tercera más grande del mundo. Construida en mármol de Candoglia de tonos rosados, el exterior del Duomo es un bosque de pináculos y estatuas: más de 3400 figuras de mármol lo adornan. Arquitectónicamente, es única entre las catedrales italianas por sus influencias del norte de Europa: arbotantes y una profusión de agujas le confieren una silueta imponente. Uno de sus pináculos está coronado por la Madonnina, una estatua dorada de la Virgen María colocada en 1774, que se convirtió en un símbolo perdurable de Milán.
En el interior, la vasta nave y los pilares (de más de 45 metros de altura) crean un espacio solemne e imponente. San Carlos Borromeo y San Amadeo de Saboya están enterrados aquí, y numerosos frescos y estatuas (incluidas obras de Pellegrino Tibaldi) decoran las capillas. Los visitantes también pueden descender a la cripta donde se encuentra la tumba del arzobispo Carlo Borromeo, del siglo XVI. A lo largo del Duomo se encuentran detalles de interés; por ejemplo, observe la estatua de San Bartolomé desollado (con su propia piel), esculpida por Marco d'Agrate.
Un punto culminante para la mayoría de los visitantes es subir a las terrazas de la azotea. Se puede acceder a la azotea por escaleras o ascensor (con un pequeño coste adicional), y las vistas son espectaculares. Desde las terrazas, casi se puede caminar de cerca entre las agujas y estatuas. En un día despejado, el panorama se extiende hasta los Alpes y la extensa ciudad de Milán. También en las terrazas encontrará un yacimiento arqueológico: bajo una de ellas se encuentra el Museo del Duomo, que exhibe restos excavados de las antiguas catedrales de Milán (incluidos baptisterios que datan de la Antigüedad tardía). En total, la visita al Duomo dura al menos una hora y es una gran recompensa: nada representa mejor Milán que esta "Dama Blanca" de la ciudad.
Justo al noreste del Duomo se encuentra la Galleria Vittorio Emanuele II, un centro comercial con arcadas del siglo XIX, considerado uno de los espacios más elegantes de Milán. Concebida por el arquitecto Giuseppe Mengoni y finalizada en 1877, la Galleria fue una de las primeras galerías comerciales del mundo construidas expresamente para este fin. Su diseño presenta una planta en forma de cruz: cuatro alas se unen en un espacio central octogonal coronado por una imponente cúpula de cristal. Toda la cubierta es una elaborada bóveda de hierro y cristal, que permite que la luz natural inunde el interior. Recorrerla es como pasear bajo el techo de un invernadero monumental.
La Galería lleva el nombre del primer rey de Italia, Vittorio Emanuele II, y conecta la Piazza del Duomo con la Piazza della Scala. Su suelo es una obra maestra de mosaico: ocho paneles representan los escudos de armas de la capital de Lombardía y de los antiguos reinos italianos (Turín, Florencia, Roma). La tradición sostiene que girar sobre el mosaico de los testículos de un toro (emblema de Turín) trae buena suerte; es frecuente ver a los visitantes formando un pequeño círculo sobre el toro de mosaico (aunque esto ha desgastado el suelo con el tiempo).
Hoy en día, dentro de la Galleria se encuentran los cafés y tiendas más históricos de Milán. En la planta baja, encontrará cafés históricos como Biffi (una pastelería de 1867) y Savini (un restaurante de varios platos), junto a lujosas casas de moda (la tienda de Prada se encuentra aquí, en homenaje a su cofundador milanés). En la planta superior, se encuentran oficinas y un hotel. En Navidad, la Galleria se ilumina de forma espléndida, y en Semana Santa alberga una magnífica exposición floral. Incluso si no va de compras, la experiencia de estar bajo su cúpula es imprescindible. A la Galleria se la suele llamar "el salón de Milán" y, de hecho, es un lugar de encuentro predilecto, tanto para mirar escaparates y observar a la gente como para comprar. Irradia la mezcla de elegancia y comercio de la ciudad.
A pocas cuadras de la Galleria se encuentra el Teatro alla Scala, un teatro de ópera de fama mundial y símbolo del prestigio artístico de Milán. Inaugurado en 1778 bajo el patrocinio de los Habsburgo (la emperatriz María Teresa), La Scala ha acogido los estrenos de óperas de Verdi y Puccini y ha visto pasar a todas las grandes estrellas de la ópera de los últimos dos siglos. Con un aforo de poco más de 2000 espectadores, su auditorio en forma de herradura es conocido por su magnífica acústica. El interior (renovado con su decoración neoclásica original en rojo y dorado) invita a sentirse parte de una gran tradición. Arturo Toscanini y Maria Callas han dirigido y cantado aquí, consolidando la reputación de La Scala como la sala de ópera más prestigiosa del mundo.
Los visitantes de Milán no suelen poder comprar entradas para espectáculos con poca antelación (las temporadas completas se agotan rápidamente). Sin embargo, una alternativa que vale la pena es visitar el Museo de La Scala y su vestíbulo. El museo, accesible a través del vestíbulo del teatro, exhibe una rica colección de pinturas, vestuario, escenografías e instrumentos históricos de los 250 años de historia de La Scala. Entre las exhibiciones se encuentran manuscritos originales de Verdi y compositores de la época del verismo, bocetos escénicos de antiguos maestros y la maqueta de madera del auditorio. La entrada al museo es modesta e incluye una audioguía. Transmite la grandeza del patrimonio operístico de Milán incluso a quienes no puedan asistir a una función de ópera. En cualquier caso, la oportunidad de subir al escenario de La Scala (en muchas visitas se reserva un lugar) es inolvidable: una vista panorámica del foso de la orquesta y los palcos (donde solía observar la nobleza milanesa) transmite la magnitud de la tradición.
El Convento de Santa Maria delle Grazie de Milán alberga una de las pinturas más famosas del mundo: el Cenáculo de Leonardo da Vinci, o La Última Cena. Pintado entre 1495 y 1498 en el muro del refectorio del convento dominico, este fresco representa el momento después de que Cristo anuncia una traición. La obra maestra de Da Vinci es célebre por su composición, perspectiva y expresión emocional. El complejo en su conjunto fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO explícitamente debido a la presencia de La Última Cena. De hecho, la descripción de la UNESCO lo califica como "una de las obras maestras de la pintura mundial". Se conserva bajo estrictas condiciones de conservación debido a su fragilidad.
Para los visitantes, ver La Última Cena requiere planificación previa. El acceso está limitado a franjas horarias de 15 minutos, y las entradas suelen agotarse con semanas o meses de antelación. Es muy recomendable reservar las entradas a través de los canales autorizados en cuanto se fijen las fechas de viaje. El refectorio es una sala sencilla y alargada; la brillantez del arte de Leonardo la transforma literalmente. (Atención: está prohibido fotografiar en el interior). Incluso con estas restricciones, la experiencia es conmovedora. De pie ante ese antiguo muro y observando los detalles de Leonardo —las expresiones en los rostros de los apóstoles, la luz en el techo de paneles— es presenciar una piedra angular del arte occidental.
Un consejo práctico: la iglesia de Santa Maria delle Grazie, anexa al convento, es en sí misma de gran importancia arquitectónica (diseñada por Bramante en estilo renacentista). También se puede visitar (suele estar incluida en algunos paquetes de entradas). Cerca, la tienda de recuerdos vende un buen DVD o libro sobre el fresco. Visitar la Última Cena es la culminación espiritual y estética de un viaje a Milán. Se considera una visita imprescindible; la mayoría de las listas de "cosas que hacer en Milán" la sitúan en el número 1. Planifíquela con antelación, ya que otras atracciones como el Duomo y La Scala son accesibles con poca antelación, pero la Última Cena requiere reserva previa.
Ubicado en la esquina noroeste del centro histórico, el Castillo Sforzesco es una majestuosa fortaleza de ladrillo rojo que ha dominado Milán desde el Renacimiento. Sus orígenes se remontan a un castillo Visconti del siglo XIV, pero es más conocido por el periodo Sforza. El duque Francesco Sforza, quien asumió el poder en Milán en 1450, reconstruyó y amplió el castillo como su residencia ducal. Sus cinco imponentes torres formaron en su día una sólida ciudadela; hoy en día, solo quedan tres en pie. Atravesando el arco central de la Torre Filarete (reconstruida tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial), se accede a un gran patio cuadrado. El espacio abierto suele albergar eventos musicales y festividades.
Hoy en día, el Castello Sforzesco alberga varios de los museos y galerías cívicas de Milán. El principal es la Pinacoteca del Castello Sforzesco, ubicada en las antiguas salas del castillo. La colección de este museo incluye importantes obras de maestros lombardos e italianos (Tiziano, Mantegna y Correggio, entre otros). También posee la famosa Piedad de Rondanini, la última escultura de Miguel Ángel (inacabada a su muerte en 1564). Esta conmovedora talla de María con Jesús después de la crucifixión, ahora en una hornacina acristalada, es una pieza destacada.
Otros museos en el complejo del castillo incluyen el Museo Egipcio (artefactos del antiguo Egipto), el Museo de Instrumentos Musicales y la sección de Artes Aplicadas (artes decorativas). Para los aficionados a la arquitectura, el diseño del castillo es fundamental: Filippo Brunelleschi y Giovanni Antonio Amadeo se encuentran entre los artistas que trabajaron aquí en el siglo XV. Justo detrás del castillo se encuentra el Parque Sempione, un amplio parque con un lago, alimentado por la Torre del Filarete en un extremo y el moderno Arco de la Paz (Arco della Pace) en el otro. Pasear por los jardines del Castillo Sforzesco o tomar un helado junto al foso es un pasatiempo milanés. Pocos monumentos combinan el esplendor medieval y renacentista con un espacio público accesible, lo que convierte al castillo en un símbolo imprescindible de la rica historia de la ciudad.
La historia de Milán se remonta a más de 2700 años. Su pasado es tan cautivador como su horizonte. Aquí les presentamos un breve panorama histórico:
Milán comenzó como un asentamiento celta insúbrico llamado Mediolanum. Según la tradición, fue fundada por los galos alrededor del 590 a. C. Los romanos la conquistaron en el 222 a. C., reconociendo su ubicación estratégica en el fértil valle del Po. Bajo el dominio romano, pasó a llamarse Mediolanum y pronto prosperó. En el siglo III d. C., se convirtió en una de las ciudades más grandes del Imperio romano de Occidente. De hecho, Milán fue la residencia imperial de los hijos de Augusto y, posteriormente, el palacio del emperador Diocleciano (aún parcialmente conservado cerca de la Piazza Affari). Cabe destacar que San Ambrosio, obispo de Milán en el siglo IV, moldeó el carácter cristiano primitivo de la ciudad. Pocos vestigios físicos del antiguo Mediolanum sobreviven en la actualidad, pero los arqueólogos ocasionalmente descubren fragmentos de murallas romanas y mosaicos bajo las calles de la ciudad.
A finales de la Antigüedad (286 d. C.), Milán se había convertido en la capital del Imperio Romano de Occidente, un período de gloria (hasta el 402 d. C.) en el que emperadores como Constantino II gobernaron desde la ciudad. El cristianismo arraigó aquí desde muy temprano, con varias grandes basílicas (San Ambrosio, San Eustorgio) que se remontan a esa época. El término latino «mediolanum» sugiere una «llanura en medio del mundo», lo que denota acertadamente su centralidad en el norte de Italia. Sin embargo, tras la caída de Roma, el norte de Italia se fragmentó: Milán entró en decadencia y sufrió invasiones de godos y lombardos. Gran parte de la ciudad romana desapareció o fue reciclada para obtener materiales (la moderna plaza del Duomo se alza sobre el antiguo foro, por ejemplo).
Entre los siglos XI y XII, Milán resurgió como una ciudad-comuna independiente, una ciudad-estado medieval autónoma. Rivalizaba en poder con Venecia, Florencia y Génova. Durante esta época, Milán estableció los primeros cimientos de su catedral (ya existía una catedral en el siglo XIV, reemplazada posteriormente por la iniciada en 1386). A principios del siglo XIV, la familia Visconti tomó el control. Bajo el reinado de los Visconti y sus sucesores, los duques Sforza, Milán entró en una fase dorada del Renacimiento. Francesco Sforza (1424-1466) reconstruyó las defensas de la ciudad (incluido el Castello Sforzesco) y fomentó las artes y el saber. Su esposa, la duquesa Bianca Maria Visconti, fue una importante mecenas de artistas. Leonardo da Vinci pasó su primera etapa milanesa aquí (1482-1499), pintando en las cortes Sforza y trabajando en proyectos de ingeniería para el duque.
Las dinastías medievales Visconti y renacentistas Sforza hicieron de Milán un faro cultural. El auge renacentista bajo Ludovico Sforza (el Moro) culminó con la obra de Leonardo. La última cena (1498) y las obras arquitectónicas de Bramante (incluido el diseño original del coro alto del Duomo). Ludovico también invitó a Donato Bramante a diseñar nuevas iglesias, y reunió a eruditos y escritores. Sin embargo, surgieron rivalidades: a finales del siglo XV, Milán se convirtió en un campo de batalla en las Guerras Italianas. Los franceses la conquistaron brevemente (1499), seguidos por los Habsburgo españoles.
Desde 1535, Milán estuvo bajo el dominio español (como parte de las posesiones de la España de los Habsburgo) durante aproximadamente un siglo y medio. La ciudad sufrió las devastaciones de la guerra, incluyendo la peste (1630), pero también florecimientos barrocos. En 1706, durante la Guerra de Sucesión Española, Milán pasó al dominio de los Habsburgo austriacos. Bajo el dominio austriaco (siglo XVIII), Milán se volvió cosmopolita; se fundaron teatros y academias (la primera piedra de La Scala se colocó en 1776). La ciudad también estuvo a la vanguardia de las ideas de la Ilustración en Italia.
Tras la Revolución Francesa, las fuerzas napoleónicas ocuparon Milán (1796). Napoleón se coronó rey de Italia en esta ciudad en 1805 y ordenó importantes transformaciones urbanas. Mandó construir amplios bulevares (como Corso Sempione) y reestructuró la administración de la ciudad. Tras la derrota de Napoleón, en 1815, Milán volvió a estar bajo control austriaco como capital del Reino de Lombardía-Venecia. Durante este período (siglo XIX), la identidad de Milán se consolidó en la lucha por la unificación italiana. En 1848, Milán se rebeló brevemente contra el dominio austriaco (Cinco Días de Milán), lo que inspiró un fervor nacionalista. En 1859, con la expulsión de los austriacos, Lombardía se unió a la Italia unificada bajo la Casa de Saboya.
El siglo XX vio a Milán transformarse en la potencia industrial moderna de Italia. Fue la punta de lanza de la... milagro económico En las décadas de 1950 y 1960, se multiplicaron las fábricas, los bancos y las industrias de artículos de lujo. Surgieron rascacielos y talleres de moda. Sin embargo, Milán también sufrió: sufrió intensos bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial, dañando gran parte del centro, incluyendo el Castillo Sforzesco y gran parte de su arquitectura histórica. La reconstrucción posbélica priorizó la industria y las finanzas; nuevos iconos del horizonte (la Torre Pirelli, el rascacielos de 1958) simbolizaron el renacimiento de Milán como ciudad moderna.
Desde finales del siglo XX, Milán se ha reinventado una vez más, esta vez como centro global del diseño, los medios de comunicación y la innovación. Milán acoge eventos de diseño y moda de renombre mundial (Salone del Mobile, semanas de la moda) que atraen a multitudes internacionales. La ciudad ha invertido en renovación urbana (la remodelación de Porta Nuova, la renovación del distrito de Fiera) y ciencia (el nuevo campus biotecnológico Human Technopole). En el ámbito deportivo y de perfil internacional, Milán es conocida por albergar grandes eventos. Un ejemplo actual: en 2026, Milán (junto con Cortina) albergará los Juegos Olímpicos de Invierno, lo que demuestra su capacidad para albergar eventos de talla mundial.
El Milán de hoy es una metrópolis global con alma histórica. Combina imponentes calles antiguas (el núcleo de lo que fue la cuadrícula romana medieval) con arquitectura vanguardista (como las imponentes torres de CityLife). Permanece firmemente arraigada en Italia —cuna de la lengua, la gastronomía y la cultura italianas—, pero opera con un pragmatismo nórdico. La historia de la ciudad es una de continua renovación: comuna medieval, corte renacentista, capital imperial, centro industrial y, ahora, una metrópolis del siglo XXI de la economía del conocimiento. Quienes visitan Milán recorren siglos con solo caminar por sus calles.
Milán es un tesoro para los amantes del arte. Más allá de las obras maestras de sus iglesias y palacios, los museos de la ciudad albergan siglos de arte. A continuación, se presentan algunas instituciones imprescindibles.
Galería de Arte de Brera (Galería de Arte de Brera): Ubicada en el antiguo Palacio de Brera (antiguo colegio jesuita), esta galería es La mejor colección de pinturas de MilánFundado durante la época napoleónica, ahora alberga una colección de obras de talla mundial del Renacimiento italiano. Entre las más destacadas se incluyen las de Rafael. Las bodas de la Virgen (1504), de Caravaggio Cena en Emaús (1601), y lienzos de Bellini, Tiziano, Veronés, Mantegna, Correggio y otros. El Brera también se encuentra entre las pintorescas calles del barrio de Brera, un lugar encantador para un paseo antes o después de la visita a la galería.
Pinacoteca AmbrosianaJunto a la iglesia de San Ambrosio, esta biblioteca del siglo XVII también alberga una colección de arte. Su tesoro más destacado es el Códice Atlántico: doce volúmenes encuadernados con dibujos y escritos de Leonardo da Vinci, el mayor conjunto de cuadernos de Leonardo que existe. La Galería Ambrosiana alberga la Cesta de frutas de Caravaggio y el Retrato de un músico de Leonardo. Nota: la visita a la biblioteca y la galería es independiente de la Pinacoteca de Brera. El silencio y la atmósfera tradicional de la Ambrosiana hacen que la contemplación de los documentos de Leonardo resulte casi reverente.
Museo del Siglo XXUbicado en un edificio del siglo XX frente a la Piazza del Duomo, este museo está dedicado al arte italiano del siglo XX. Contiene una extensa colección de obras futuristas, metafísicas y modernas posteriores, desde Boccioni y De Chirico hasta Fontana y Manzoni. El edificio cuenta con una amplia rampa en espiral que culmina en una gran terraza con vistas al Duomo (la cafetería de la azotea es un buen detalle). Si le interesa el arte moderno, el Museo del Novecento es una visita breve pero completa.
Fundación PradaEsta fundación de arte contemporáneo (inaugurada en 2015) se encuentra en la zona sur de la ciudad, ubicada en un antiguo complejo industrial. Presenta exposiciones rotativas de vanguardia de arte contemporáneo internacional, instalaciones inspiradas en la moda y exposiciones arquitectónicas. El complejo (diseñado en parte por OMA) incluye una famosa torre con acabados dorados. Las exposiciones cambian con regularidad, así que consulte la programación; pero visitar la Fondazione Prada es como adentrarse en el arte milanés del futuro.
Galerías de ItaliaEsta galería de arte, gestionada por el banco Intesa Sanpaolo, se extiende por dos palacios renacentistas conectados cerca de la Piazza della Scala. Sus exposiciones se centran en el arte italiano de los siglos XIX y principios del XX, incluyendo obras de las escuelas lombardas. Hay pinturas de Hayez, Previati, Segantini y otros. Los frescos restaurados del edificio y las salas son de gran belleza. Complementa a la perfección Brera: mientras que Brera abarca desde la Edad Media hasta el Renacimiento, la Gallerie d'Italia incorpora la era moderna anterior al futurismo.
Villa Necchi Campiglio:Aunque no es una “galería” en el sentido tradicional, es una casa museo Vale la pena visitarla para los amantes del arte y la arquitectura. Construida entre 1932 y 1935 por Piero Portaluppi para una adinerada familia milanesa, Villa Necchi es un ejemplo intacto del diseño racionalista de la década de 1930. Se conserva hasta el mobiliario original, las obras de arte e incluso la piscina privada y los jardines. Visitarla es como entrar en una película de los años 30, muy diferente de los palacios medievales. Resalta la arquitectura milanesa de entreguerras y el lujoso estilo de vida de su burguesía.
Galerías contemporáneasAdemás de estas, Milán cuenta con cientos de pequeñas galerías de arte contemporáneo, especialmente en los distritos de Navigli y Brera. Si te intriga el arte moderno, unas horas visitando galerías pueden ser gratificantes.
En conjunto, la oferta artística de Milán abarca desde manuscritos antiguos hasta instalaciones futuristas. Para cualquier amante del arte, esta ciudad ofrece un museo para todos los gustos y épocas.
La reputación mundial de Milán como epicentro de la moda y el diseño la convierte en un paraíso para los compradores. Ya sea que busque alta costura o gangas, la ciudad lo tiene todo.
El Quadrilatero della Moda (Cuadrilátero de la Moda) es el distrito de la alta costura, delimitado por cuatro calles, con la Via MonteNapoleone como eje central. A lo largo de MonteNapoleone y sus paralelas Via della Spiga, Via Sant'Andrea y Via Manzoni, encontrará boutiques insignia de prácticamente todas las principales marcas de lujo: Gucci, Prada, Versace, Valentino, Cartier, Louis Vuitton, y muchas más. Aquí es donde la élite milanesa e internacional compra trajes a medida, vestidos de alta costura y joyería fina. Sorprendentemente, la Via MonteNapoleone fue nombrada la calle comercial más cara del mundo en 2024. La passeggiata nocturna (paseo de escaparates) en esta calle es una experiencia elegante: los escaparates son elaborados y la arquitectura de cristal le da un aire de luminosidad. Nota: estas calles son mayoritariamente peatonales después de las 19:00, lo que convierte la cena y las compras en un placer combinado.
La Via MonteNapoleone está a un corto paseo del Duomo. Cerca de allí, las estrechas calles de Montenapoleone y Sant'Andrea albergan talleres ocultos y sastres exclusivos para VIP. A la zona se la suele llamar simplemente "el distrito de la moda". Incluso si no tiene intención de ir de compras, pasear por estas calles le permitirá empaparse del ambiente elegante de Milán. Cafés y heladerías, escondidos entre boutiques, atienden a clientes elegantes.
No todo el mundo puede gastarse 5000 € en un bolso, así que Milán también ofrece opciones de compra más asequibles. Corso Vittorio Emanuele II, cerca del Duomo, es un amplio bulevar repleto de grandes tiendas de marcas internacionales (Zara, H&M, Sephora) y cadenas italianas. Siempre está lleno de vida. La animada zona de Corso Como (detrás del Duomo) combina tiendas de gama media con restaurantes de moda; un ejemplo famoso es la tienda conceptual 10 Corso Como, fundada por la exeditora de moda Carla Sozzani. El distrito de Brera (al norte del Duomo) es conocido por sus pequeñas boutiques y talleres artesanales: piense en artículos de cuero italianos, papelería hecha a mano y joyería única. Para estilos más alternativos y juveniles, visite Corso di Porta Ticinese y la zona de los canales Navigli: aquí encontrará tiendas vintage, boutiques de diseño y marcas independientes favoritas de los jóvenes creativos de Milán.
En cuanto a artículos para el hogar y muebles, Milán tampoco escatima. Las salas de exposición de Alessi, Seletti, Kartell, etc., se alinean en Via Manzoni y Largo la Foppa. Y justo detrás de Corso Como se encuentra el "Distrito del Diseño", que alberga salas de exposición de las principales marcas de muebles. El Salón del Mueble de Milán, cada abril, convierte la ciudad en una gigantesca sala de exposiciones; incluso si la visita fuera de la feria, muchas tiendas de diseño mantienen sus impresionantes exposiciones durante todo el año.
Si los precios de las tiendas de diseño en la ciudad son elevados, considere pasar un día en un outlet. Serravalle Designer Outlet (Valentino, Armani, Versace, Nike y cientos más con descuentos de hasta el 70%) se encuentra a unos 90 km al suroeste de Milán (accesible en autobús). Es uno de los outlets de este tipo más grandes de Europa. Como alternativa, FoxTown Factory Stores en Suiza (justo al otro lado de la frontera, cerca de Como, accesible en tren y autobús) ofrece muchas marcas de lujo europeas a precios más bajos. Se pueden programar excursiones de medio día si es necesario, y a menudo hay autobuses lanzadera gratuitos desde Milán para los cazadores de ofertas. La temporada de outlets también puede ser una excursión panorámica: el trayecto a Serravalle atraviesa la campiña italiana.
Dos veces al año (normalmente en febrero/marzo y septiembre/octubre), Milán celebra su papel en el mundo de la moda con la Milano Moda Donna (semana de la moda femenina) y las colecciones masculinas. Durante estas semanas, las calles cercanas al Duomo y al Parco Sempione se llenan de modelos, diseñadores y figuras de la industria. Desfiles temporales y fiestas llenan palacios históricos. Si tu viaje coincide, podrías ver a famosos y disfrutar de eventos especiales en las tiendas. (Nota: los hoteles y vuelos pueden ser más caros, por lo que es necesario reservar con antelación).
Incluso si no asiste a desfiles, el simple hecho de ver Milán vestida de gala —escaparates renovados, instalaciones de arte desveladas— es toda una experiencia. Muchos visitantes programan sus vacaciones en torno a la semana de la moda, tanto por la energía de la ciudad como por las rebajas que suelen acompañarla. En esencia, la Semana de la Moda de Milán convierte la ciudad en un escenario de pasarelas durante una semana. Pero para la mayoría de los viajeros, cualquier época del año ofrece una gran variedad de atractivos de la moda de la ciudad; incluso en enero o julio verá milaneses impecablemente vestidos, lo que demuestra que la moda en Milán es un evento durante todo el año.
La cocina milanesa es abundante, refinada y profundamente arraigada en la tradición local y las estaciones. Aquí te presentamos los platos estrella y dónde disfrutarlos.
Risotto de azafránEl plato estrella de Milán es este cremoso risotto con azafrán. Debe su tono dorado al azafrán; según cuenta la leyenda, los panaderos del Duomo añadieron azafrán al arroz como una broma, creando así este clásico. Este plato se suele preparar con caldo de res y a menudo se sirve con ossobuco (ver más abajo). Un buen risotto a la milanesa debe ser contundente y estar perfectamente al dente. Se puede encontrar un buen risotto en las trattorias tradicionales del centro y en los mercados (Eataly, en el Pasaje Smeraldo, tiene una estación de risottos muy completa).
Chuleta milanesaVersión milanesa del escalope: una chuleta de ternera empanada y frita en mantequilla. Es similar al escalope vienés, pero suele llevar hueso (tradicionalmente se usa un corte en T). La corteza debe ser fina y crujiente, y la carne tierna. Acompáñelo con una ensalada sencilla o verduras de temporada. Muchas trattorias de Brera o de los Navigli sirven una excelente cotoletta (por ejemplo, “Ratanà” o “Trattoria Masuelli”).
ossobucoUn acompañamiento clásico para el risotto. El ossobuco significa "hueso con agujero": es un codillo de ternera cortado en cruz y estofado lentamente con verduras, vino blanco y caldo. Bien hecho, el tuétano del hueso queda suave y se funde con la salsa, que le da un sabor intenso. El plato se sirve tradicionalmente con... risotto de azafrán (a veces llamado risotto de azafránVerás que muchos restaurantes ofrecen el "Risotto a la Milanesa con ossobuco" como plato principal. Pídelo en un día fresco para disfrutar de su calidez y sabor.
MondeghiliEste es un postre local menos conocido: las albóndigas milanesas. Tradicionalmente se preparan con restos de carne hervida (ternera, cerdo) mezclada con pan, huevos, queso y hierbas, y luego se fríen. Hoy en día, se suelen servir como antipasto o aperitivo en bares de aperitivos, o, ocasionalmente, como plato principal en trattorias. Se pueden encontrar en restaurantes tradicionales o en mercados de abastos. Tienen una textura similar a la de una croqueta, y suelen servirse con una rodaja de limón o salsa.
PanettoneEl pastel navideño milanés por excelencia. Un pan dulce alto y abovedado, adornado con pasas y cítricos confitados, el panettone es originario de Milán. En invierno, es omnipresente: se vende por rebanada o entero. La calidad varía desde la artesanal hasta la de producción en masa, pero los mejores tienen una miga aireada y melosa. G. Cova & C., una histórica pastelería milanesa (ahora parte de Peck o Pasticceria Marchesi), aún elabora un excelente panettone. Aunque está ligado a la Navidad, se puede encontrar buen panettone en las panaderías milanesas durante todo el año.
Más allá de estos clásicos, la gastronomía milanesa destaca por su polenta (harina de maíz gruesa) servida en invierno, el queso gorgonzola y la cassoeula (un rico guiso de col y cerdo) en restaurantes especializados. Para algo más ligero, Milán cuenta con una floreciente oferta de bowls saludables, fusión internacional y comida vegetariana. La comida callejera también está en auge, desde la pizza gourmet al taglio (por porción) hasta el helado artesanal.
Ninguna guía gastronómica milanesa está completa sin un aperitivo. Desde primera hora de la noche, muchos bares ofrecen bebidas con descuento acompañadas de un bufé de aperitivos: aceitunas, queso, salami, bruschetta y más. Empezó como una forma de abrir el apetito antes de cenar, pero en Milán es casi una minicomida en sí misma. Normalmente, una bebida (vino, spritz o cóctel) cuesta entre 8 y 12 €, y después el bufé es gratis. Esta tradición transforma muchos bares en lugares informales para cenar.
Los lugares para tomar aperitivos varían según el barrio. En el distrito de Navigli, busca bares junto al canal con ofertas especiales de happy hour (por ejemplo, Mag Cafè o los espacios del Navigli Beer Fest suelen ofrecer aperitivos). La zona de Brera cuenta con vinotecas de lujo que ofrecen quesos y embutidos. Para una experiencia histórica, visita Bar Basso (Porta Venezia), famoso por ser la cuna del Negroni Sbagliato en 1972; tiene un encanto clásico y un abundante bufé de aperitivos. Otro lugar emblemático es Camparino en Galleria, que ofrece cócteles clásicos Campari en la elegante galería de la Galleria. La revista Vogue incluso ha elaborado una lista de los mejores lugares para tomar aperitivos en Milán, destacando su importancia para la vida milanesa.
Para disfrutar como un local: llega después de las 18:30, pide una bebida y sírvete los aperitivos. No es raro llenarse con un aperitivo y luego cenar ligero o tarde. También es un momento maravilloso para socializar: jóvenes profesionales y estudiantes suelen reunirse para este ritual. Para un capricho, tómate un aperitivo en una terraza (por ejemplo, la Terrazza Aperol cerca del Duomo) para acompañar la hora del aperitivo con vistas a la ciudad.
Milán se adapta a todos los estilos culinarios y presupuestos. En las últimas décadas, ha adoptado la alta cocina: cuenta con más restaurantes con estrellas Michelin que cualquier otra ciudad de Italia. Cracco, Joia (vegetariano) y Seta (en el Mandarin Oriental) son ejemplos famosos. Pero Milán también valora la tradición. Para disfrutar de platos milaneses clásicos, visite trattorias de larga tradición como la Trattoria Milanese (en el barrio de Brera) o la Hosteria Savini. Estos lugares sirven risottos, ossobucos y cotoletta de excelente calidad en un ambiente sencillo. La gastronomía internacional y de marisco también está bien representada: hay excelentes bares de sushi en Navigli y bistrós chino-japoneses en el barrio chino (Via Paolo Sarpi).
Los mercados y las tiendas gourmet también forman parte de la oferta gastronómica de Milán. Los mercados históricos de la ciudad ofrecen productos frescos y especialidades. El Mercato Centrale Milano, junto a la estación de Porta Garibaldi, cuenta con un patio de comidas interior donde podrá degustar carnes, quesos y platos rápidos de vendedores locales. La legendaria tienda de delicatessen Peck (cerca de San Babila) es un emporio gourmet con todo tipo de especialidades italianas en exposición; es caro, pero un paraíso para los regalos gastronómicos. Para un toque moderno, el Eataly Milano Smeraldo en Corso Como reúne a los mejores productores de alimentos italianos bajo un mismo techo. Disfrute allí de una copa de prosecco y un plato de embutidos.
Dónde disfrutar de estos alimentosMuchos de los cafés y restaurantes de la zona del Duomo se dirigen principalmente a turistas, a menudo con cargos adicionales. Para disfrutar de una mejor calidad o un ambiente más auténtico, aventúrese a los barrios: Brera tiene trattorias más acogedoras; la zona de Ticinese/Colonne es popular entre los locales por sus pizzerías y bares. La zona alrededor de Piazza XXV Aprile y Via Savona (cerca de la nueva remodelación de Portello) tiene restaurantes de moda. Chinatown (Via Paolo Sarpi) es sorprendentemente grande y ofrece excelente cocina china y panasiática (un legado de la comunidad china del siglo XX). En general, intente comer al menos una vez fuera de la plaza del Duomo; no solo los precios serán más accesibles, sino que también estará en compañía de comensales milaneses, lo cual es parte de la diversión.
Cada distrito de Milán tiene su propia personalidad. Una apreciación completa de la ciudad se logra explorando más allá del conocido centro. Estos son algunos de sus distritos más interesantes:
BreraConocido a menudo como el barrio artístico, Brera se encuentra al norte del Duomo. Sus estrechas calles están repletas de anticuarios, boutiques y escuelas de arte. El ambiente es bohemio y cosmopolita. Aquí se encuentran la Pinacoteca di Brera y la Accademia di Belle Arti. Por la noche, Brera cuenta con numerosos restaurantes y vinotecas acogedores. El barrio tiene un aire milanés: visite el majestuoso Palazzo Cusani (cuartel general militar) y la Pinacoteca, pero sobre todo disfrute de sus adoquines y sus animadas plazas.
CanalesEste distrito de canales en el suroeste es famoso por sus dos canales: el Naviglio Grande y el Naviglio Pavese. Antaño eran vías fluviales comerciales muy concurridas (conectaban Milán con las rutas fluviales), y hoy en día los Navigli son conocidos por su vida nocturna y su actividad creativa. La ribera del canal está repleta de bares y restaurantes que sirven aperitivos. Más tranquilo durante el día, alberga un mercado de antigüedades (algunos días) y cuenta con estudios de arte (muchos diseñadores de moda y artistas tienen sus talleres aquí). Los senderos del canal ahora están bordeados de árboles; son especialmente encantadores para un paseo nocturno. A finales de verano, los DJ pinchan al aire libre junto al agua.
Nueva Puerta e IslaAl norte del centro histórico se encuentra Porta Nuova, el distrito más nuevo del skyline de Milán. Se define por sus relucientes rascacielos, en especial la sinuosa Torre UniCredit y el Bosco Verticale (torres residenciales). Esta zona surgió en la década de 2010 a partir de una antigua zona industrial y presenta un aspecto muy moderno. Isola es el barrio más antiguo, justo al oeste de Porta Nuova. Combina edificios del siglo XIX con elegantes cafés y un ambiente moderno. El principal monumento de Isola es la Casa degli Omenoni (Casa de los Gigantes), del siglo XIX, con sus figuras de piedra esculpidas. Cerca de allí, la zona de Via Paolo Sarpi (en el límite de Isola) es conocida como el barrio chino de Milán, repleta de tiendas chinas, puestos de comida callejera y restaurantes.
Puerta RomanaAl sur del centro de la ciudad, este es un elegante barrio residencial con aires de pueblo. La puerta homónima (Porta Romana) data de la época romana. Entre las atracciones cercanas se encuentran las antiguas columnas romanas de San Lorenzo (ver joyas ocultas), así como numerosos restaurantes y bares de cócteles de moda. La zona alrededor de Via Savona y Porta Genova cuenta con tiendas de diseño y outlets. También está a poca distancia a pie de los encantadores Giardini Pubblici Indro Montanelli (antiguos jardines públicos). Porta Romana es una magnífica mezcla de la vida milanesa y locales cada vez más de moda.
Porta Venezia y Corso Buenos AiresAl este del Duomo, esta amplia avenida (Corso Buenos Aires) es una de las calles comerciales más largas de Europa, repleta principalmente de importantes cadenas de moda. Cerca de allí, el barrio de Porta Venezia cuenta con una hermosa arquitectura modernista. Es el corazón de la escena LGBT de Milán, con numerosos cafés y bares. Los jardines Indro Montanelli y el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología se encuentran justo detrás de Porta Venezia.
San Lorenzo y las Columnas de San LorenzoJunto a Porta Ticinese, esta zona fue el antiguo centro romano (la basílica que se alza allí tiene más de 1500 años). Hoy en día, es un lugar animado con jóvenes y vida nocturna, lleno de bares y comida callejera. El patio de la Universidad de Milán se encuentra aquí, y los puestos de pizza al taglio bordean la Via Torino. Las Columnas de San Lorenzo (ruinas romanas) se alzan en una plaza donde los milaneses se reúnen para tomar un aperitivo al caer la noche. La mezcla de columnas antiguas y estudiantes enérgicos bajo las luces de neón resume los contrastes de Milán.
Barrio Chino (calle Paolo Sarpi)Originalmente establecido en la década de 1920, este distrito cerca de Corso Como está hoy repleto de negocios asiáticos. Abundan los mercados de frutas exóticas, las farmacias de hierbas y los restaurantes chinos. Es un lugar ideal para conseguir ropa y electrónica a precios asequibles, y para degustar auténtica gastronomía (dim sum, ollas calientes, té de burbujas). Arquitectónicamente, algunas zonas de la calle Sarpi cuentan con zonas peatonales y faroles de colores. Ofrece una perspectiva diferente de Milán: una sola calle puede llevarte del lujo de Via Montenapoleone a un bullicioso bazar internacional.
Cada uno de estos barrios tiene sus propios secretos y encanto. Caminar o tomar un corto trayecto en tranvía entre ellos te mostrará la variedad de Milán: desde tranquilos adoquines y patios hasta plazas ultramodernas.
Más allá de los lugares turísticos imprescindibles, Milán esconde muchos tesoros poco conocidos:
Capilla de los HuesosCerca de la iglesia de Sant'Eustorgio, esta modesta capilla del siglo XIII tiene un interior macabro. Una pared (y una habitación lateral) está decorada con cráneos y huesos humanos dispuestos en patrones. Originalmente se construyó como lugar de enterramiento debido a la falta de espacio en un cementerio cercano. Estar dentro, con el incienso encendido a menudo y la atmósfera silenciosa, es una experiencia única e inquietante.
Canales Naviglio Pavese (Secciones Ocultas)Aunque la mayoría piensa en el Naviglio Grande, el Naviglio Pavese (al sureste) es más tranquilo. En verano, no se pierda los pequeños eventos para amantes de los barcos y las instalaciones artísticas a lo largo de sus orillas. En invierno, algunos tramos se drenan, dejando al descubierto antiguas compuertas de riego, vestigios de la ingeniería de canales medieval.
Casa de los GigantesEn el barrio de Isola, Via Broletto 13, se alza un palacio renacentista con una extraordinaria fachada de ocho hombres de piedra de tamaño supernatural que portan el edificio a hombros. Estos "Omenoni" (hombres grandes) son muy inusuales. La casa fue construida en 1563 por el escultor Leone Leoni para sí mismo. Rara vez abre al público, pero se pueden ver las figuras desde el exterior.
Villa Invernizzi FlamingosUbicada en una tranquila calle (Via Conservatorio), Villa Invernizzi es una villa privada con jardín, ahora famosa por su bandada de flamencos. Sí, flamencos rosados vivos descansan en el estanque del patio. La villa de los años 50 (de estilo Liberty) ahora pertenece a un hotel, pero se pueden avistar flamencos desde las puertas de la calle. Esta pintoresca vista en el centro de Milán suele sorprender a quienes la visitan por primera vez.
A través de Lincoln, el “Burano milanés”Al sur del Duomo se encuentra Via Lincoln, una estrecha calle de casas de colores brillantes. Recuerda a los visitantes al Burano de Venecia. Las casas adosadas pintadas en tonos pastel (amarillo, rosa, azul y verde) contrastan marcadamente con la piedra y el ladrillo característicos de Milán. Esta zona, antiguamente de clase trabajadora, se ha conservado intacta. Ofrece una alegre oportunidad para tomar fotos y un vistazo a la vida cotidiana en un pequeño pueblo.
Cripta de San SepulcroBajo la Iglesia de San Sepulcro (en el centro de la ciudad, cerca del Duomo), los arqueólogos descubrieron capas de historia: capillas medievales, mosaicos romanos e incluso los restos de un antiguo templo. Ahora, parte de un museo arqueológico, se puede descender a las cámaras de la cripta, tenuemente iluminadas, para contemplar estos estratos del pasado de Milán. Es un sitio informal y poco conocido, pero que bien merece una visita para los aficionados a la historia.
Jardín Botánico de BreraDetrás de la Academia de Brera, se encuentra un pequeño y tranquilo jardín fundado en 1774. Es un singular oasis verde en el centro, con palmeras centenarias, bambú e invernaderos de cristal. Actualmente, el jardín está gestionado por la Universidad de Milán y abre al público algunos días. Es como retroceder al Milán del siglo XVIII en medio de una profusión de plantas.
Estas joyas ocultas se encuentran dispersas por todo Milán. Recompensan a quienes tienen tiempo para explorar más allá de las rutas de las guías turísticas. Incluso los visitantes más experimentados suelen descubrir algo nuevo en cada visita; eso forma parte del perdurable encanto de Milán.
La ubicación de Milán la convierte en la base perfecta para explorar el norte de Italia (e incluso la cercana Suiza). Estos son algunos de los mejores destinos para excursiones de un día:
Lake ComoA solo 50 km al norte, Como es la puerta de entrada al lago más famoso de Italia. La ciudad de Como, a orillas del lago (con su impresionante catedral gótica), se puede visitar en un par de horas, pero muchos visitantes continúan su camino. Desde Como o Varenna (accesible en tren o ferry), se pueden tomar ferries a pueblos pintorescos como Bellagio, Menaggio o Tremezzo. Cada uno ofrece espectaculares vistas al lago, elegantes villas y paseos marítimos. Por ejemplo, los callejones y jardines de Bellagio (Villa Melzi) son encantadores. Como está a unos 40 minutos en tren desde la Porta Garibaldi de Milán, o se puede conducir a través de las estribaciones alpinas.
Lago de Garda o Lago MayorUn poco más lejos, también se puede llegar a Garda y Maggiore en un día completo (aunque se necesitarían unas 2-3 horas solo en el trayecto). El lago de Garda (el más grande de Italia) alberga pueblos como Sirmione (con un castillo en una península) y Desenzano, y hermosas montañas en la costa norte. Maggiore (al oeste) alberga las Islas Borromeas cerca de Stresa, con palacios barrocos en islas como Isola Bella. Si te gustan las vistas al agua y los bonitos pueblos junto al lago, cualquiera de las dos es posible si sales temprano.
BérgamoA solo 50 km al noreste, Bérgamo merece una visita de un día completo. A veces se dice que Bérgamo es "dos ciudades en una": la Città Alta (Ciudad Alta) y la Città Bassa (Ciudad Baja). El funicular o las escaleras mecánicas pueden llevarte a la medieval Città Alta, rodeada por murallas venecianas del siglo XVI. Aquí encontrarás una preciosa plaza con el Duomo y el Palacio de Justicia renacentista. La mezcla de agujas de iglesias, calles estrechas y vistas panorámicas de la llanura en la Alta es encantadora. La Ciudad Baja de Bérgamo tiene un ambiente más moderno y una excelente galería de arte, la Accademia Carrara. Una especialidad local es la polenta e osei (polenta con miel y chocolate), un dulce que debes probar antes de regresar a Milán.
Verona:Famoso por Shakespeare Romeo y JulietaVerona (la ciudad romántica de Romeo y Julieta) está a aproximadamente una hora y media de Milán en tren. Su compacto centro presume de una arena romana extraordinariamente conservada (aún utilizada para la ópera de verano), castillos medievales y la Casa de Julieta (Casa di Giulietta) con su pequeño balcón. Las calles tienen elegantes pórticos y plazas con cafeterías. Muchos viajeros combinan la visita con una zona vinícola de Amarone (Valpolicella) cercana. Es fácil hacer una excursión de un día completo a Verona en tren temprano.
BoloniaConocida como la capital culinaria de Italia, Bolonia está a aproximadamente una hora en tren. Sus torres medievales (las Dos Torres) y sus amplios pórticos crean una atmósfera única. En cuanto a la gastronomía, no te la puedes perder. salsa boloñesa con tagliatelle frescos, tortellini en caldoY mortadela. Si te interesa la gastronomía, Bolonia ofrece un inspirador recorrido gastronómico (y sus mercados). Está un poco más lejos, pero los trenes lo convierten en una excursión de un día ideal para los amantes de la gastronomía.
TurínTurín, la primera capital de Italia bajo la dinastía Saboya, cuenta con grandes bulevares (inspirados en París), iglesias barrocas y la famosa Mole Antonelliana. El trayecto en tren de Milán a Turín dura aproximadamente una hora. Entre las visitas obligadas se encuentran la Piazza Castello, con su palacio real, y el Museo Egipcio (una de las colecciones de artefactos egipcios más grandes del mundo). Turín también es conocida por su chocolate y... gianduiotto Dulces. Algunos viajeros combinan Turín con la región vinícola de Langhe (Barolo, Barbaresco) al sur, aunque eso requiere más viaje.
Una escapada suizaPara disfrutar de Suiza, el lago de Lugano está justo al otro lado de la frontera y se puede llegar en tren en un par de horas. Como alternativa, el tren panorámico Bernina Express (excursiones de un día desde Milán hasta Tirano, en el lado italiano, y luego a St. Moritz, en Suiza) ofrece impresionantes vistas alpinas (el tren cruza el Paso de Bernina a más de 2200 m). Un viaje de ida y vuelta en el Bernina Express es largo (unas 8 horas) pero inolvidable: los vagones acristalados revelan glaciares, viaductos y lagos de montaña.
Cada uno de estos viajes se puede hacer en tren o autobús desde las estaciones de Milán, o en coche si prefiere flexibilidad (los peajes y las autopistas son buenos, ya que Milán está bien conectada por autostrada). También se ofrecen tours organizados (con guía, especialmente para grupos pequeños), pero viajar por cuenta propia es relativamente sencillo gracias a las excelentes conexiones de transporte. En resumen, Milán es una base ideal para Lombardía y más allá: después de días llenos de turismo en la ciudad, puede relajarse junto a un lago sereno o disfrutar de un vino en un pueblo de montaña por la tarde.
Milán es lo suficientemente rica como para satisfacer muchos intereses. Aquí tienes algunos itinerarios personalizados y comparativas:
Milán para los amantes del arte y la historia: Pase el día 1 en el centro medieval: el Duomo (con visita a la azotea), la Galería y el museo de La Scala. El día 2 puede dedicarse a museos: Pinacoteca di Brera, Ambrosiana y Museo del Novecento. Dedique el día 3 a lugares históricos: museos del Castillo Sforzesco y visitas arqueológicas (cripta de San Sepolcro, yacimientos romanos y medievales). Si el tiempo lo permite, visite Villa Necchi y el Jardín Botánico de Brera. Concluya con una ópera en La Scala o un concierto barroco en una iglesia para sumergirse en el patrimonio musical de Milán.
Milán para la fashionista y adicta a las comprasDedica un día al Quadrilatero: Via Montenapoleone, Via della Spiga, Via Sant'Andrea y Via Manzoni. Pasa otro día en tiendas conceptuales y boutiques en Corso Como 10 y Brera. Incluye una visita al museo Armani/Silos y a la Fundación Prada para inspirarte en el diseño. Añade una tarde en la zona de Navigli (para ver puestos de ropa vintage y de jóvenes diseñadores). Si visitas la temporada alta, intenta ver un desfile o asistir a un evento de moda. Un tema de comparación: "¿Es Milán mejor que Roma para ir de compras?". Para quienes buscan estilo, Milán suele ser la favorita: es el corazón de la moda italiana. Roma tiene sus calles chic (Via Condotti), pero Milán la supera en cuanto a variedad de marcas y presencia en el sector.
Milán para los amantes de la gastronomíaPlanifique sus días en función de las comidas. Mañana: un capuchino y un brioche en un café histórico. Almuerzo: risotto a la milanesa y ossobuco en una trattoria como Trattoria dell'Arte o Ratanà. Tarde: aperitivo (pruebe cicchetti, pequeños bocados) en Brera o Navigli. Cena: quizás pizza de Spontini o sushi de Zushi. Pruebe especialidades locales como la cassoeula (guiso de cerdo y col) en una taberna. También reserve tiempo para comprar recuerdos gastronómicos en Peck o Eataly. Este itinerario prioriza comer en diferentes lugares; las épocas de menor afluencia son para hacer turismo y evitar las prisas.
Milán con niños: actividades para toda la familiaLos niños disfrutan del interactivo Museo de Ciencia y Tecnología (especialmente las secciones de Leonardo y del automóvil), y el Museo del Novecento exhibe arte moderno de gran belleza. El Parque Sempione (detrás del Castello) cuenta con parques infantiles y el Acuario Cívico (pequeño pero divertido). La azotea del Duomo es emocionante para los niños (les encantan las gárgolas de cerca). Las pausas para disfrutar de un helado son obligatorias; las heladerías de la ciudad suelen ser excelentes. Un paseo en barco por el Naviglio (disponible en verano) puede entretener a los niños con vistas de la ciudad desde el agua. Para un ritmo diferente, tome el tranvía infantil (tranvía histórico n.º 14), los vehículos antiguos de la ciudad. Muchos restaurantes milaneses son aptos para niños (no se preocupan si los niños comen temprano o hacen un poco de ruido), y algunos tienen menús especiales para niños o zonas de juegos.
Milán con presupuesto limitado: actividades gratuitas y económicasLa plaza y la Galería del Duomo son de entrada gratuita; recorra el exterior del Duomo y tome fotos desde fuera. Visite el Parque Sempione y el Museo de Arte Moderno (entrada gratuita, sede de las obras de Boccioni). Formas únicas de continuidadLa iglesia de San Maurizio al Monastero Maggiore (en Via San Vincenzo) conserva frescos del siglo XVI y la entrada solo tiene un precio módico (4 €). Los museos públicos son económicos (la Pinacoteca ronda los 10-15 €). Muchas iglesias (San Lorenzo, Sant'Ambrogio) son gratuitas. Para ir de compras, evite los centros comerciales de lujo; visite mercadillos como la Fiera di Sinigaglia (los sábados junto al Naviglio) para encontrar objetos originales. Por último, no se pierda la vista gratuita desde lo alto del centro comercial 10 Corso Como (algunos centros comerciales permiten el acceso gratuito a las azoteas) ni pasee por los rascacielos de Porta Nuova: ¡mirar hacia arriba es emocionante y gratuito!
Moneda, propinas e impuestosEn Italia se utiliza el euro. Los precios suelen incluir el IVA (impuesto sobre las ventas: 10 % para restaurantes y 22 % para la mayoría de los productos). Propina ( consejo ) no es obligatorio, pero se agradece. Es costumbre dejar cambio suelto o redondear una cuenta pequeña en los cafés. Los restaurantes suelen incluir un pequeño cargo por servicio.servicio) en la factura; verifique si está incluido y deje una propina de alrededor del 5 al 10 % si el servicio es bueno y no aparece ningún cargo por servicio.
Electricidad y adaptadoresItalia utiliza 230 V CA, 50 Hz, con enchufes redondos de dos clavijas (tipo L). La mayoría de los enchufes aceptan enchufes europeos estándar. Si sus dispositivos usan un enchufe diferente (por ejemplo, del Reino Unido o Norteamérica), lleve un adaptador universal. El suministro eléctrico es constante en toda la ciudad.
Frases útiles en italiano para tu viajeLos italianos aprecian los saludos básicos y la cortesía:
Buen día (buuuuu-jou-nou) – Buenos días
Buenas noches (bwoh-nah-seh-rah) – Buenas noches
Por favor (por fah-VOH-ray) – Por favor
Gracias (GRAH-tsee-eh) – Gracias
Disculpe (con SKOO-zee) – Disculpe / Lo siento
¿Hablas inglés? (PAR-lah een-GLEH-zeh) – ¿Hablas inglés?
Dónde …? (doh-VEH) – ¿Dónde está…? (ej. ¿Dónde está el baño? - "¿Dónde está el baño?")
¿Cuánto cuesta? (KWAHN-toh KOH-sta) – ¿Cuánto cuesta?
Números y servicios de emergencia:El número de emergencia europeo es 112 (para policía, bomberos y ambulancias). La policía local de Milán (Questura) en caso de urgencia es el 113, y los Carabineros (policía militar nacional) también son el 112. Hospitales como el Hospital Mayor y el Policlínico están bien equipados. Farmacias (farmacia) se encuentran en casi todas las calles; su signo de cruz verde es visible día y noche (las farmacias rotan un horario de servicio de 24 horas).
¿Hay una playa en Milán?Milán no tiene salida al mar. Las playas más cercanas están en el lago de Como o el de Garda (de agua dulce, sin arena), o en la costa mediterránea (Liguria: Génova/Cinque Terre, o Emilia: Rímini). Sin embargo, existen algunos centros turísticos milaneses en los lagos (clubs de playa en complejos turísticos junto al lago a una o dos horas en coche). Así que, aunque no es una ciudad de playa propiamente dicha, puedes pasar parte del día cerca del agua tomando un tren a Como y disfrutando de los parques junto al lago.
Dónde alojarse en Milán:La elección del barrio depende de las prioridades:
Catedral/Brera: Derroche aquí si desea la máxima comodidad y está dispuesto a pagar. PIAZZA DEL DUOMO, Plaza Cordusio.
Navigli (Porta Génova):Para la vida nocturna y el ambiente bohemio. Puerta de Génova La estación está aquí.
Porta Romana/Corso XXII MarzoUn poco más tranquilo y elegante. Cerca de la estación de Cadorna.
Estación Central: Bueno para trenes/aeropuertos, con muchos hoteles (aunque no muy “encantadores”).
Puerta de San Babila / Venecia:Céntrico, cerca del barrio de la moda y del parque Sempione.
Feria / Portello:Cerca del recinto ferial (Rho Fiera), hoteles nuevos, bueno si viajas por negocios o asistes a ferias comerciales.
Cada zona ofrece opciones desde hostales hasta hoteles de lujo. Por lo general, reserve con antelación para las semanas de ferias de abril/mayo y otoño, ya que los precios se disparan en esas fechas.
La historia de Milán sigue evolucionando. Las autoridades municipales tienen ambiciosos planes de iniciativas ecológicas y modernización. Proyectos como el Milan Greenring proponen rodear el centro de la ciudad con ciclovías y corredores verdes. La ciudad se ha comprometido a ser más ecológica, plantando árboles, expandiendo el transporte público eléctrico y peatonalizando más calles. Milán albergó la Exposición Universal de 2015 sobre sostenibilidad alimentaria, y muchas de las mejoras de infraestructura (incluidas las conexiones ferroviarias de alta velocidad) siguen siendo un legado de ello.
En diseño y tecnología, Milán ya es líder en Italia: su politécnico es de renombre mundial y han surgido numerosas startups (especialmente en los sectores de tecnología financiera y digital). Milán también está impulsando sus Distritos de Innovación (como MIND, cerca de Rho, construido en el antiguo recinto de la Expo), que agrupan universidades, startups e investigación en biotecnología, inteligencia artificial y diseño. Numerosas empresas italianas e internacionales siguen eligiendo Milán como sede regional o de I+D, lo que refuerza su modernidad.
El futuro de Milán se imagina como uno donde la tradición y la innovación coexisten. Para los visitantes, esto significa que cada vez que regresen, la ciudad encontrará algo nuevo: un edificio renovado, un parque exuberante, una exposición de vanguardia. Es una ciudad consciente de su papel como capital italiana del progreso, sin olvidar nunca el legado cultural que la hace verdaderamente única. Ese es el atractivo perdurable de Milán: un mosaico de lo antiguo y lo nuevo, con siempre un capítulo fascinante por descubrir.
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