Cuenta la leyenda que en un castillo justo encima del lago Ohrid, vivía una vez un hada llamada Ezerka. Ella era la dueña de este lago y molestaba a los pescadores muy a menudo. Ella devolvería sus peces al lago y volcaría sus kayaks.
Un día, la mala amante secuestró a una niña llamada Billian. Era nieta de un hombre conocido como el abuelo Chun. La niña lloró día y noche y como dice la leyenda esas lágrimas se convirtieron en un manantial de agua. El abuelo Chun fabricó un kayak, que el hada mala no pudo volcar y así salvó a su nieta.
Así que esos manantiales de agua llevan su nombre y justo al lado de ellos hay un gran kayak que lleva su nombre en su honor: el kayak del abuelo Chun.